HOLA AMIGOS


Bienvenidos a mi blog. Este será un sitio dedicado a la raza que me apasiona, el cocker spaniel ingles, y en general a todos los perros, con raza o sin ella. Aquí iré colgando temas relacionados con ellos, con los cocker y todo aquello que me parezca interesante, sobre veterinaria, etología etc...

Encontrarás que algunos artículos sobre el cocker son un poco técnicos, pero la mayoría son para todos los públicos. ¡No te desanimes !



Agradecimiento:

Me gustaría agradecer a todas las personas que nos han ayudado, explicado y aguantado tantas y tantas cosas, y que han hecho que nuestra afición persista.

En especial a Pablo Termes, que nos abrió su casa de par en par y nos regaló jugosas tardes en su porche contando innumerables “batallitas de perros”. Suyas fueron nuestras dos primeras perras y suya es buena parte de culpa de nuestra afición. A Antonio Plaza y Alicia, también por su hospitalidad, su cercanía, y su inestimable ayuda cada vez que la hemos necesitado. También por dejarnos usar sus sementales, casi nada. Y a todos los criadores y propietarios que en algún momento, o en muchos, han respondido a nuestras dudas con amabilidad.

Y, por supuesto, a Rambo, Cibeles y Maripepa, a Chulapa y Chulapita, y a Trufa, como no, y a todos los perros con pedigrí o sin el, con raza o sin ella por ser tan geniales.

Muchas gracias


Te estaré muy agradecido si después me dejas tus impresiones en forma de comentario.

Espero que te guste y que vuelvas pronto.



PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE BLOG NINGÚN ANIMAL FUE MALTRATADO




viernes, 5 de octubre de 2018

LA VERGÜENZA DE LAS PELEAS DE PERROS


Las peleas de perros son un lucrativo negocio para sus dueños. Entrenando a sus campeones en exhaustivas sesiones (en las que se utilizan como carnada a otros animales), son capaces de generar millones en esta actividad ilegal, además de cruel y embrutecedora. En España, Francia e Italia, el negocio clandestino de las peleas de perros mueve millones de euros, y en Latinoamérica es también muy lucrativo. Según el reporte italiano Zoomafia 2001, el negocio de las peleas de perros se asocia estrechamente al tráfico de animales (exóticos y domésticos), al contrabando y tráfico de drogas y armas: cada vez que una banda clandestina es apresada, tiene en su poder perros de pelea (incluso a veces, gallos), drogas, vehículos y/o armas contrabando. 


Amparados en la oscuridad, en el ruido del ajetreo ciudadano o en la lejanía de terrenos, las agrupaciones que organizan las peleas caninas son verdaderas cofradías cuyo secreto es herméticamente vigilado por sus miembros. La ilegalidad y hermetismo de esta actividad se ha visto favorecida por la telefonía móvil e internet, pues a través de mensajes SMS o mensajes cifrados en foros y chats se acuerdan los términos de la pelea y se cita a los apostadores. Con este mismo secreto y rapidez se suspende la pelea en caso del peligro que la presencia de la policía o de extraños merodeando el lugar.


Las mafias

La ilegalidad de las peleas de perros en todos los países se debe principalmente a que es una actividad que mueve mucho dinero al margen de la contribución a las arcas estatales. El dinero que se recauda por cada pelea alcanza cifras altísimas: en Europa, y dependiendo de la experiencia y currículum de los perros contendientes, la apuesta mínima es de €50 y el premio puede llegar, por lo bajo, a €500 por pelea/perro. Por este motivo económico, las peleas de perros son consideradas en muchos países una falta cuyo castigo es una multa que debe pagarse al Estado. Sin embargo, por sus consecuencias e implicanciones sociales y culturales, muchas organizaciones de protección y liberación animales, están solicitando que se tipifique como delito, lo que supondría penas de cárcel, además de multas y/o trabajos comunitarios para los detenidos involucrados en este tipo de actividades ilegales. Los perros preferidos para este tipo de actividades sangrientas y crueles son los llamados perros de ataque: pit bulls terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire, dogo argentino, fila brasilero, tosa inu, akita inu, e incluso el rottweiler.


Por sus características fisio-morfológicas, estos perros son fuertes, musculosos y atléticos; además su mordida bloquea la mandíbula y no suelta a su presa, características que los hacen ideales para pelear a muerte con otros perros. Mediante un entrenamiento siempre sangriento y brutal cuyo objetivo es enloquecer al animal para que odie al mundo y quiera dar muerte a todo lo que se mueva, estos desgraciados animales son meros instrumentos para hacer ganar dinero a sus dueños sin escrupulos. El entrenamiento consiste en el fortalecimiento físico, el debilitamiento emocional -forzándolo a vivir situaciones de stress y fracaso, para luego reforzarlo "positivamente" a través del sparring, o enfrentamiento con otros animales de menor tamaño (a los que mata compulsivamente) o de mayor tamaño (de su misma raza y/o peso, para que se curta y aprenda a sufrir).


Además, los perros son usualmente torturados e incluso, drogados para que su ferocidad aumente, y así conseguir un gladiador potente.

Matar o morir

Las peleas suelen ser en la modalidad matar o morir, por lo que la vida de estos perros no suele durar más allá de las 4 o 5 peleas. Si sobrevive a éstas, termina sus días en la calle, abandonado porque ya está muy maltratado o herido. Estos pobres animales nunca han recibido cariño, por lo que su socialización a veces es muy difícil -aunque no imposible-. Por estos motivos, en los refugios y protectoras, la cantidad de estos animales aumenta alarmantemente.


Psicológicamente hablando, los expertos afirman que el perfil de los dueños de perros de pelea corresponde a personas psicopáticas, con fuerte complejo de inferioridad, lo que lo lleva a proyectarse como un ser fuerte y temible por medio de su perro. El enfrentamiento del perro con otro fuerte mide a ambos machos en valentía, competitividad y fuerza. Por su parte, las personas que asisten a estas peleas son en su mayoría hombres, adolescentes y adultos, cuyo gusto por la sangre denotaría diversos trastornos de personalidad, generalmente psicopatías más o menos graves; que asisten a estos eventos para reforzar su virilidad y masculinidad, disminuida por algún motivo en sus vidas.


En favor de los perros sobrevivientes a las peleas, tanto veterinarios como personas de las protectoras insisten en que la raza no determina la agresividad de un perro, por lo que debidamente estimulado y criado, un perro de ataque no tiene porqué ser necesariamente un asesino. Bajo esta premisa, y velando por su reinserción, se apuesta por la re-educación y socialización de estos canes, para que puedan optar, algún día, a tener una familia que los quiera, después de vivir una vida llena de sufrimientos, tortura y muerte.