sábado, 31 de octubre de 2015
¡¡ FELIZ HALLOWEEN !!
Yo no soy muy partidario de disfrazar a nuestras mascotas, aunque confieso que varias veces lo he hecho. Como estos dias son ideales para un disfraz y unas risas, aqui hay una pequeña muestra de la paciencia que tienen para con nosotros. ¡Benditos!
viernes, 30 de octubre de 2015
EVOLUCIÓN DEL COCKER EN AMÉRICA
Hoy os dejo una serie fotográfica donde se puede apreciar la evolución del cocker en América, desde Obo II, hasta los modernos campeones, ya como una nueva raza a partir de 1946, de cocker americano. Muy curioso.
1882
1887
1911
1921
1937
1940
1941
1946
1953
1959
1969
1975
1983
1989
1993
2000
2015
jueves, 29 de octubre de 2015
FOBIA A LOS RUIDOS
Algunos perros desarrollan un miedo irracional a los ruidos. Puede ser a solo una clase de ruido (truenos, petardos, etc.), a varios ruidos o a todos los ruidos fuertes en general.
Generalmente el perro que siente un miedo irracional suele desarrollar dos clases de comportamiento distintos:
• intenta esconderse para que "el monstruo" no lo vea, o
• sale huyendo para que "el monstruo" no lo pille.
El perro que sale huyendo es el que más peligro corre ya que su pánico hace que no oiga nada, no vea nada y corra peligro de ser atropellado o de perderse y no saber volver.
Si tu perro tiene miedo a algún ruido en particular, debes ser consciente que si no haces nada para solucionarlo, no se le va a pasar con el tiempo al contrario, normalmente el problema se suele agravar.
¿A qué se debe que algunos perros desarrollan un miedo irracional a los ruidos fuertes?
Las causas pueden ser varias. Algunas pueden evitarse y otras no.
Por ejemplo el miedo a los ruidos fuertes puede venir de una socialización deficiente, es decir si de cachorro el perro nunca ha sido expuesto a ruidos fuertes es más probable que les tenga miedo de adulto.
Puede ser debido a una experiencia traumática , por ejemplo un perro que haya sido golpeado por una moto puede desarrollar un miedo irracional al ruido de las motos o por ejemplo si un cachorro se ha perdido en un desfile o le han pisoteado, etc. puede que de adulto no se acuerde de la experiencia, pero en cuanto oiga un bombo o unos petardos le entre el pánico.
Algunos perros además tienen propensión genética a desarrollar miedo a los ruidos. Son perros hipersensibles al ruido (se sobresaltan fácilmente ante cualquier sonido fuerte) o perros que ya huelen una tormenta a kilómetros de distancia aun cuando luce el sol. Eso no quiere decir que estos perros desarrollarán matemáticamente fobia a los ruidos sino que tienen más propensión a hacerlo.
Además, en algunos casos, la fobia del perro a un ruido (pe. trueno, petardo, etc.) ha sido desencadenado inadvertidamente por su dueño. Es normal que un perro que nunca haya oído un trueno se sobresalte y hasta puede que reaccione con miedo. Si en ese momento el dueño sigue comportándose normalmente y le demuestra que no pasa nada, lo normal es que el perro acabe calmándose y se vaya acostumbrando al ruido extraño. Por lo contrario si el dueño lo acaricia, lo besa, lo apretuja, le dice cosa como: ¡Pobrecito! En los ojos del perro, lo que el dueño está haciendo es premiando al perro por tener miedo. Este verá su comportamiento reforzado . El resultado es catastrófico: el perro percibe que su dueño también piensa que esta es una situación para asustarse, y además cuanto más tiembla, más lo miman. Estaremos condicionando la respuesta de miedo en su subconsciente.
¿Cómo reaccionar cuando nuestro perro se asusta por un ruido fuerte?
• Como acabamos de explicar lo primero que debemos hacer es no intentar calmar a nuestro perro acariciándolo ya que a la larga, lo que conseguimos es que esta conducta se agrave, reforzando inadvertidamente los signos de ansiedad con caricias y abrazos. En cambio debemos mostramos tranquilos y relajados para demostrarle que no pasa nada. Lo que si podremos hacer es acariciarlo cuando deje de mostrar miedo y se haya tranquilizado. Premiándole por ser valiente y comportarse normalmente.
• Si el perro al asustarse se esconde debajo de una silla, sofá, etc. Nunca hay que forzarle a salir de su refugio. El refugio escogido hará que se sienta más tranquilo y lo ayudará a controlar su miedo. Si intentamos sacarlo de él, el perro percibirá que lo estamos despojando de su única protección, su miedo se convertirá en pánico y se agravará la situación. Si seguimos comportándonos de manera normal sin prestar atención al miedo del perro, no deberemos extrañarnos si al cabo de un rato este se convenza que no pasa nada, ya que tú que eres su líder estas tan tranquilo, y salga de su refugio.
¿Qué hacer en caso que la fobia ya esté establecida?
Ante un caso de fobia, es decir un miedo extremo, desproporcionado e irracional a alguna cosa en concreto, debemos acudir al veterinario. Este después de evaluar el estado del perro y el grado de su fobia le pondrá un tratamiento. Todos los tratamientos para los problemas de fobias suelen incluir una serie de pasos: la habituación, la desensibilización y/o el contracondicionamiento. Además el veterinario evaluará si el perro necesita medicación durante el tratamiento o no. No medique por tu cuenta a tu perro, no lo drogues. Las drogas son peligrosas, suelen tener efectos colaterales de los que no estamos al tanto. El veterinario es el experto que sabrá si tu perro necesita alguna droga, que clase puede tomar y en qué cantidad.
Pero muchos perros se pueden tratar sin usar ninguna droga o usando otros productos sin efectos secundarios como puede ser la feromona.
¿Qué es el D.A.P. (Dog Apaising Pheromone)?
El D.A.P. o feromona tranquilizadora canina es la copia sintética de una feromona emitida por las perras cuando tienen cachorros. Con esta feromona la madre tranquiliza a sus crías. Pero los perros de todas las edades responden a ella. Al ser una feromona no es un medicamento ni crea adicción. Lo único que hace es calmar al perro, haciendo que se sienta más a gusto y relajado. No afecta a animales de otras razas o a los humanos.
Con o sin feromonas el proceso de habituación, desensibilización y/o contracondicionamiento es el mismo. Solo que con la feromonas verás que le será mucho más fácil a tu perro mantener la calma por lo que el procedo será más rápido y más fácil. Háblalo con tu veterinario.
Habituación y desensibilización
En esta fase intentaremos que el perro se acostumbre al ruido que tanto lo atemoriza y así deje de ser tan sensible a él. La manera de conseguirlo es grabando el sonido que le da miedo (puedes hacerlo tú mismo pero si no te atreves o no sabes, se venden CD con ruidos de fiestas, tormentas, fuegos artificiales, coches de policía, etc. pregrabados) para luego ponérselo al perro a un nivel muy, muy bajo. Tenemos que encontrar la intensidad en la cual este cómodo.
Se lo pondremos varias veces a distinto intervalo de tiempo. Poco a poco iremos subiendo la intensidad del sonido, repitiendo el proceso. En cuanto notemos que el perro de señales de miedo, inquietud o ansiedad pararemos en ese nivel de sonido. Durante varios días repetiremos el proceso hasta que el perro no muestre miedo en este nivel.
Luego subiremos otro poquito el nivel de sonido y si el perro muestra temor, paramos otra vez y lo dejamos acostumbrarse, repitiendo el proceso durante los días que necesite para perder la sensibilidad en ese nivel. Luego subimos un poquito el nivel de sonido. Así consecutivamente.
Debes tener paciencia ya que este es un proceso lento que llevará su tiempo. No debes desanimarte si notas algún retroceso en el progreso del perro (¡ayer estaba tranquilo en este nivel de sonido y hoy tiene miedo otra vez!). Esto puede ocurrir, en ese caso solo tienes que volver a retomar el proceso bajando al nivel que el perro tolere en este momento.
No te desanimes es solo cuestión de paciencia y perseverancia. Llegará un momento en que tu perro no se inmutará ante el sonido a todo volumen que tanto lo aterrorizaba anteriormente.
Contracondicionamiento
Este técnica es parecidísima a la anterior solo que además de desensibilizar al perro ante el ruido vamos a condicionarlo para que asocie el ruido con algo positivo. Lo lograremos haciendo que cuando el perro oiga el ruido que le da miedo, le pase algo bueno como por ejemplo que le den una golosina.
Esta técnica debe ser unida al proceso de desensibilización para no correr el riesgo de que el perro este tan aterrorizado que no acepte la golosina. Además debemos tener cuidado de que el perro no asocie la golosina a que lo premian por tener miedo. Por lo que si usas esta técnica premia el perro cuando no muestra miedo ante el sonido (cuando esté conforme con el volumen del sonido).
Articulo extraído de i-perros
LOS PERROS DE LA BRIGADA LIGERA, POR ARTURO PÉREZ-REVERTE
Insistir, a estas alturas, en que aprecio en general más a los perros que a los hombres es una obviedad que no remacharé demasiado. He dicho alguna vez que si la raza humana desapareciera de la faz de la tierra, ésta ganaría mucho en el cambio; mientras que sin perros sería un lugar más oscuro e insoportable. Cuestión de lealtad, supongo. Hay quien valora unas cosas y quien valora otras. Por mi parte, creo que la lealtad incondicional, a prueba de todo, es una de las pocas cosas que no pueden comprarse con retórica ni dinero. Tal vez por eso, la lealtad, en hombres o en animales, siempre me humedece un poquito las gafas de sol.
Todo esto viene a cuento porque acabo de darle un repaso a El Valle de la Muerte, un ensayo de Terry Brighton sobre la carga de la Brigada Ligera durante la guerra de Crimea. Aquello, más conocido por la carga entre los que están en el ajo, es asunto que algunos frikis de la materia -los periodistas Jacinto Antón y Willy Altares, mi compadre Javier Marías, yo mismo y algún otro- cultivamos, desde hace muchísimos años, como materia de reflexión y tertulia, sobre todo a la hora de comparar la leal actuación de los lanceros, dragones y húsares ingleses aquel 25 de octubre de 1854, dejándose el pellejo bajo la artillería rusa, con la criminal incompetencia de los mandos británicos que ordenaron el ataque, notorio entre las grandes imbecilidades militares de la Historia.
La historia es conocida: cinco regimientos de caballería británicos cargaron de frente contra una batería rusa, a través de un valle de kilómetro y medio de largo, batido a la ida y a la vuelta por fusileros y artillería. De seiscientos sesenta y seis hombres volvieron a sus líneas heridos o ilesos, muchos a pie y todos bajo fuego enemigo, trescientos noventa y cinco. Hasta la suerte de sus caballos se conoce: de los pobres animales que montaron los ingleses, galopando entre el estallido de las granadas o sueltos luego por el valle enloquecidos y sin jinete, murieron trescientos setenta y cinco. Ni siquiera los famosos versos de Tennyson, que varias generaciones de escolares aprendieron de memoria -«Media legua, media legua / media legua más allá...»-, pueden embellecer el asunto. Fue una carnicería en el más exacto sentido de la palabra.
Pero de lo que quiero hablar hoy es de perros. Porque lo que pocos saben es que, ese día, dos perros cargaron también contra los cañones rusos. Se llamaban Jemmy y Boxer, y eran, respectivamente, las mascotas del 11o y del 8o regimientos de húsares. Los dos canes habían acompañado a sus amos desde sus cuarteles de Inglaterra, y estaban en el campamento británico cuando se ordenó a la Brigada Ligera formar para la carga. Así que, como tantas otras veces en desfiles y maniobras, los dos fieles animales acudieron a colocarse junto a las patas de los caballos de los oficiales, dispuestos a marchar al mismo paso, sin obedecer las voces de los soldados que les ordenaban apartarse de allí. Después sonó la corneta, empezó la marcha al paso, luego al trote, y cuando, bajo intenso fuego de artillería, se pasó al galope y sonó el toque de carga, con las granadas reventando, hombres cayendo por todas partes, estruendo de bombazos y caballos destripados o sin jinete, Jemmy y Boxersiguieron corriendo imperturbables, junto a sus amos, en línea recta hacia los cañones rusos.
Parecerá increíble para quien no conozca a los perros. Esos chuchos cruzaron todo el valle de Balaclava entre un diluvio de fuego -«Hasta las fauces negras de la Muerte, / hasta la boca misma del Infierno»- y permanecieron junto a los húsares, o lo que quedaba de ellos, mientras éstos acuchillaban a los artilleros enemigos y morían entre los cañones. Después regresaron despacio, al paso de los caballos maltrechos que traían a los supervivientes, junto a hombres desmontados o heridos que caminaban y caían exhaustos, entre el tiroteo ruso y los disparos de quienes remataban a sus caballos moribundos ante de seguir a pie. Tres largos kilómetros de ida y vuelta. Jemmy y Boxer hicieron la carga junto a los primeros caballos de la brigada y regresaron a las líneas inglesas con el primer hombre montado de sus respectivos regimientos que volvió a éstas: Ileso Boxer, sin un rasguño; herido Jemmy por una esquirla de metralla en el cuello. Y ambos, acabada la campaña, regresaron a Inglaterra y murieron viejos, honrados y veteranos, en su cuartel.
Ni Tennyson ni poeta alguno hablaron nunca de ellos, ni en el poema famoso ni en ningún otro maldito verso. Por eso he contado hoy su historia. Para decirles que por el Valle de la Muerte, cargando contra los cañones con la Brigada Ligera, también corrieron dos buenos perros valientes.
Texto extraído de http://arturoperez-reverte.blogspot.com.es/
miércoles, 28 de octubre de 2015
ENTRENADOS PARA SALVAR VIDAS
Un bombero almeriense y un perro abandonado se especializan en rescates.
Hay ocasiones en las que la amistad brota del modo más inesperado, en las que algunas almas, aparentemente dispares y alejadas, se cruzan en el camino y encajan como si cada una de ellas fuese la pieza de un puzzle que le faltaba a la otra. Algo así es lo que le ocurrió a Juan Carlos Segura Gil y a Sakanu cuando ambos se conocieron a principios de abril en La Línea de la Concepción (Cádiz). Juan Carlos es un bombero almeriense de 32 años. Sakanu, un cocker spaniel, negro, de tres años. Desde que se conocieron, y tras pulir con técnicas especializadas su ánimo solidario, conforman un compenetrado equipo preparado para intentar salvar vidas humanas en situaciones de catástrofe.
Juan Carlos Segura y Sakanu superaron en abril un curso internacional de guías y perros de rescate en escombros que fue impartido en La Línea por Jaime Parejo García, jefe de la unidad canina de los bomberos de Sevilla y padre del método Arcón, reconocido como una de las técnicas más eficaces para el rescate de personas atrapadas bajo escombros.
Entre los participantes en el curso había profesionales llegados de distintos puntos de Andalucía y España y de países como Colombia, México o Panamá. Pertenecían a cuerpos de policía, bomberos o grupos de operaciones de socorro de Cruz Roja. Sólo tres participantes con sus respectivos canes lograron superar el curso de guías y perros de rescate. Entre ellos estaban Sakanu y Juan Carlos Segura, que se ha convertido en el primer bombero de Almería especializado en tan difícil tarea.
Pero, si resulta admirable el logro de este equipo al superar tan exigente curso, más llamativo es el hecho de que Juan Carlos y su perro ni siquiera se conocían cuando empezaron a prepararse juntos en el curso. El bombero almeriense había acudido a la Línea de la Concepción con Molo, un perro de agua español al que tenía en casa desde hacía dos años. Sin embargo, apenas habían pasado tres días desde el inicio del curso, cuando Molo quedó descartado. 'Fracasó porque tenía hiperdependencia hacia el guía, es decir, hacia mí. Eso le hacía no apto para poder actuar en tareas de rescate. Cuando me dijeron que Molo había fracasado sentí que me hundía. Entonces le pedí a Jaime Parejo que me dejara buscar otro perro. Accedió y estuve dando vueltas por las perreras y los centros de acogida de animales de La Línea. Así fue como conocí a Sakanu, un perro que había sido abandonado', explica Juan Carlos Segura.
Resultó que Sakanu tenía madera para entrenarse en las técnicas que se le exigían. Era como si hubiera nacido para ayudar, y hasta en eso coincidió con el que ahora es su dueño. Y es que Juan Carlos Segura, que comenzó a trabajar como bombero con 21 años, conserva intacta su vocación por salvar vidas.
El nombre de los animales
La familia de Juan Carlos Segura ha aceptado a Sakanu como un miembro más. 'Es muy importante que quienes viven contigo se impliquen con el perro porque necesita unos cuidados especiales, hay que tratarlo con mucho cariño para que aprenda a reconocer a los seres humanos como sus amigos. Eso le motivará a la hora de buscar a personas atrapadas, porque él entenderá que está buscando a un amigo', afirma Segura. El nombre del perro también tiene su historia. 'Cuando lo recogí', explica Segura, 'me dijeron que se llamaba Kanu. Aunque no sabía por qué lo habían abandonado, no quería llamarlo igual que lo llamaban sus antiguos dueños, pero tampoco quería variarle mucho el nombre. Él me estaba salvando a mí porque era mi posibilidad para tener un perro con el que hacer el curso y yo lo salvaba a él de su situación de abandono. Por eso pensé añadirle la sílaba 'sa' y llamarlo Sakanu'. Los perros también están vinculados al método Arcón, nombre del primer ejemplar con el que trabajó el bombero Jaime Parejo García. Este sistema, que recibió en 1998 el Premio Nacional de Investigación de la Real Sociedad Canina de España, permitió rescatar con vida a una persona que llevaba siete días sepultada bajo escombros tras el gran terremoto que sufrió Turquía en 1999. Juan Carlos Segura y Sakanu se han entrenado en ese método y el bombero almeriense no acierta a encontrar palabras de elogio para su instructor, que ha colaborado también en tareas de rescate con perros en catástrofes ocurridas en países como Taiwan o Colombia. El proceso de aprendizaje de este método se basa en siete técnicas que se apoyan en inculcar al perro tres parámetros concretos: motivación, autonomía y concentración. Una de esas técnicas es la denominada 'posición maniquí'. Consiste en que el perro disocie al guía como elemento de apoyo. 'El guía debe quedarse inmóvil para potenciar el nivel de concentración y autonomía del perro en la búsqueda. Cuando localiza el lugar en el que hay una persona sepultada, entonces le haces ver lo contento que estás, lo bien que ha hecho su trabajo, para que se sienta reforzado y querido', explica Juan Carlos Segura.
Escrito por Ana Torregrosa en El País