lunes, 30 de noviembre de 2015
LA EDAD DE ORO, POR TAMAS JAKKEL
Estoy de acuerdo con la mayoría de los criadores reconocidos, en que fue entre la década de los 60 y los 80 (en el siglo pasado). Fue el momento en el cual los mejores y grandes criadores (Kavora, Lochranza, Broomleaf, Sorbrook, Craigleith, Cilleine, Classicway, Misbourne, Quettadene, Asquanne etc) ya disponían de sus líneas distintivas, de modo que la semejanza genética de padres a hijos se transmitía de forma más estable que antes.
Esto no quiere decir necesariamente que los perros de mayor calidad
fuesen mucho mejores (que lo eran), pero el nivel medio, que es el indicador más importante sobre la situación de un criador) era muy
bueno. El pool genético estaba a salvo.
En la década de los 90 la mayoría de la gente importante redujo su
actividad o murió, de modo que la mayoría de los criaderos existentes disminuyeron el número de perros (razones económicas, mayores gastos, pocos asistentes de perros con un salario razonable
etc). Por este motivo, también debieron abandonar su propia línea de cría, ya que se deben tener entre 10 y 15 perros para mantener una única línea de sangre, y muchos más si quieres tener dos o tres para ser capaz de cruzarlas entre ellas. En lugar de esto, la mayoría de los criadores utilizaron a muchos de sus machos, cuya línea de sangre sólo era ligeramente distinta la de sus propias hembras. En ese momento todos comenzaron a utilizar los mismos sementales y las mismas hembras para criar, con lo cual la diferenciación genética
disminuyó.
Hoy en día, incluso los afijos considerados en su día ejemplos han casi desaparecido (gracias a Dios no todos). También, podemos ver ahora como alguna de las hembras fueron sobreexplotadas de mala manera, en lugar de utilizarlas como fuente de producción de calidad. Por ese motivo la tipicidad, la cabeza y expresión tipica del cocker, el frente de un perro de caza, hombros, etc, han casi desaparecido.
Ahora mismo, si tienes una hermosa hembra de exposición en Inglaterra, es difícil encontrar un macho para ella con un pedigrí diferente. Este es el fin de la edad de oro.
En el continente símplemente la mayoría de los cachorros han nacido en manos de aficionados, aproximadamente el 95% de ellos
personas que sólo han hecho una camada en su vida. Como la cantidad y la calidad de los perros empeoraban, ejemplares no muy buenos pueden ganar exposiciones. Se convierte en un círculo vicioso, ya que si los perros ganan, ¿Para qué esforzarse en criar
perros mejores? También ocurre que no importa si tienes un perro
mundialmente reconocido, es imposible venderlo por un precio mucho mejor que el de un criador novato. Por culpa de este mal mercado, una gran mayoría de los buenos criaderos han decidido no tener cachorros para vender, sólo crían en el momento que quieren mantener algo o a ellos mismos (que ha sido mi comportamiento
también)
En cualquier caso, los “Buenos cockers” todavía existen. Soy afortunado quizás por juzgarlos por todo el mundo, y por verlos no sólo en las exposiciones, sino también cuando visito algunos criaderos. Espero, que no se den por vencidos, porque si lo hacen, no conseguirán aquello por lo que tanto han luchado. Por fortuna, encuentro que la calidad está mejorando levemente en Inglaterra, lo cual también nos da esperanza.
Lo sé, es difícil renunciar a que tu macho deje de trabajar como un
semental, ya que te aporta el dinero para compensar los gastos. Del
mismo modo si algún día consigues un perro campeón y famoso, no
hagas montas indiscriminadas, es difícil, lo sé, ¡¡incluso yo he caído en ello varias veces!!
Tamas Jakkel
Traducción: José Manuel Beltrán Sánchez
Publicado en www.cockeringles.org
viernes, 27 de noviembre de 2015
HERMANO PERRO; HERMANO CABALLO
Pertenezco a esa generación que cuando le decía a una madre que quería un perro, ella contestaba sin rodeos: "Bastante tengo con vosotros". Nosotros. En cuatro palabras eras informado de que no, de que nunca, de que tu vida no era una serie americana y de que siendo niña integrante de una familia numerosa te podías poner a la cola para que se te comprara, ¿un perro?, vamos, anda: una trenca. Pertenezco a esa generación que aún veía a los gatos como bichos salvajes, habitantes de la intemperie, visitantes furtivos de los patios a los que acudían para comer las sobras a cambio de acabar con los ratones de las cambras, de los sobrados. Pertenezco a esa generación de niñas que, aun estremecida por la crueldad de los mozos con los toros embolaos, había sido educada para observar sin juzgar la brutalidad de los hombres y de los aprendices de hombres. Las niñas veíamos el deplorable espectáculo desde los balcones y, por fortuna, se nos permitía tener piedad y ser cobardes. La valentía del bruto, menuda patochada. Pertenezco a esa generación de criaturas que ha visto pegarle una patada a una perra preñada con total naturalidad para echarla de un bar en el que había entrado en busca de su dueño, que aun tratándola mal obtenía de ella una lealtad humillada. Esa crueldad hacia los animales no era algo aislado, entraba en el catálogo de maltrato a los más débiles, del abuso del fuerte al que no puede ni tiene derecho a defenderse. Y ahí entraban los niños, las mujeres, los tonticos del pueblo, los chicos torpes. No puedo quejarme de haber tenido una infancia dura, muy al contrario, disfruté de una libertad de la que ahora la mayoría de los niños carecen, pero como niña sensible y observadora que era padecía con esas muestras de crueldad con el débil que en España eran entonces habituales.
Pero los niños no contemplan la posibilidad de que la vida pueda cambiar; los que nos criamos en un pueblo o en el campo jamás hubiéramos imaginado que se hablaría de los derechos de los animales a una vida digna. En España esa consideración hacia nuestros hermanos de otras especies nos ha pillado por sorpresa y con muchos deberes por hacer, porque parte de nuestras fiestas populares estaban basadas en demostrar la victoria del hombre contra el animal. La manifestación de la masculinidad, exaltada por el alcohol, encontraba y encuentra su momento cumbre en esa lucha desigual. A veces me pregunto cómo y por qué fuimos cambiando aquellos que crecimos presenciando escenas tan crueles; para algunos, entre los que me incluyo, la no aceptación de esas execrables tradiciones formó parte de un cambio de mentalidad que entendía que la burricie estaba reñida con el progreso. Es posible que el hecho de salir a Europa nos diera la medida de cómo se trataba a los animales en otros países, sin duda más avanzados. La devoción de los ingleses por sus perros o gatos, que en un principio se nos antojaba ridícula y propia de mujeres locas y hombres solitarios, se nos iba presentando como algo habitual en otros países cercanos. Detrás de cada ventana de Ámsterdam, hay un gato observando, tan hogareño como atento a la caza de ese ratón que presentará a los pies de sus dueños al final de su jornada laboral.
Tan arraigada estaba en España la crueldad que aún hoy no hemos conseguido erradicarla. Hay quien se pone fino con el debate y afirma que los animales no tienen derechos por cuanto carecen de deberes. Retorcimientos retóricos para no admitir lo simple: el animal no tiene por qué ser víctima de nuestros abusos. Nuestros abusos son consecuencia de un atraso. Una juez de Palma ha condenado al dueño de un caballo a ocho meses de cárcel por la paliza mortal que este le propinó tras los malos resultados del animal en una competición. Bien está. No es que dicha condena sea ejemplar es que debiera ser lo habitual para quien tortura y mata.
Late ahora mismo en el ambiente una reacción enconada contra los que consideran que el amor desmedido hacia los animales puede transformarse en desconsideración hacia las personas. Reconozco que la cursilería hacia los perros y los gatos, tratándolos como si fueran bebés, me da cierta grima, también esa idea tan facebookiana de tomar a los animales salvajes como peluches inofensivos me irrita. Entiendo que humanizar a un perro o a un gato a nuestro capricho lleva consigo robarle dignidad a su naturaleza, que se mueve por códigos muy distintos a los nuestros.
Aplaudo la cárcel para el asesino del caballo. Habrá un día en que en los colegios de Tordesillas los niños serán informados de lo brutales que fueron sus antepasados. Espero verlo.
Escrito por Elvira Lindo en El País
jueves, 26 de noviembre de 2015
Y LOS GATOS TAMBIEN/ AND CATS TOO
Bueno, aunque este es un sitio de perros, voy a hacer un rinconcito a los gatos, que tambien acompañan a los soldados, para que luego no se diga que se llevan mal.
Como ya he comentado en el post anterior, la mision de los gatos, aparte de proporcionar compañia a los soldados, basicamente consistia en la eliminacion de roedores, sobre todo en las trincheras y en los buques de guerra. Estos son unos ejemplos.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
LOS LEALES PERROS QUE LUCHAN JUNTO A LOS SOLDADOS. (SPANISH & ENGLISH) THE LOYAL DOGS WHO SERVED ALONGSIDE HUMAN SOLDIERS
Gatos y perros han servido como mascotas durante las guerras, pero mientras los gatos lo hacian para controlar las plagas, los perros realizaron un amplio abanico de tareas, como el rastreo, exploración, servicios de vigilancia y transporte de mensajes durante la batalla. Aquí estan algunos de los soldados de cuatro patas que lucharon como el mejor amigo del hombre
Jumbo el bulldog del general Joffe's, herido por un fragmento de metralla en la batalla de Arras, 1917
Jumbo, General Joffe's Bulldog mascot, wounded by a piece of shrapnel during the battle of Arras, 1917
Soldados italianos con su equipo de perros durante la Primera Guerra Mundial, 1917
Italian soldiers with their dog team during WWI, 1917
Victory el bulldog posando sobre un tanque en Trafalgar Square durante una campaña para vender bonos de guerra, noviembre 1917
Victory the Bulldog posing on a tank in Trafalgar Square during a campaign to sell War Loan certificates, November 1917
Reporteros en el frente con tropas republicanas españolas. Ernest Hemingway (con gafas) puede verse al fondo,1937
Reporters at the front line with Spanish Republican troops. Ernest Hemingway (in glasses) can be seen in the background, c. 1937
Un bulldog permanece de guardia junto a un refugio de sacos al
Sur de Londres, septiembre 1939
A Bulldog stands guard outside a block of flats in South London, September 1939
Un miembro del Cuerpo Expedicionario Britanico sonrie con su mascota desde la ventana de un tren, camino a casa, despues de ser evacuado con exito de Francia, mayo 1940
A member of the British Expeditionary Force with his mascot smiles form the train window having been safely evacuated back home from France, May 1940
Artilleros antiaereos usan binoculares para descubrir aviones enemigos, mientras son observados por un perro
Anti-aircraft gunners using binoculars to check for enemy aircraft watched by a dog, c. 1940
Hoy, la mascota del dragaminas HMS Bangor, siendo cojido por un miembro de la tripulacion, mayo 1941
Hoy, the dog mascot of the minesweeper HMS Bangor, being held by a member of the crew, May 1941
El teniente de vuelo Eric Stanley Lock, posa con un perro junto a su aparato, luciendo las 26 esvasticas correspondientes a los aparatos nazis derribados, julio 1941
Flight Lieutenant Eric Stanley Lock, carries a dog near his aircraft featuring 26 swastikas showing his 26 Nazi kills, July 1941.
Un enlace motorizado perteneciente a un regimiento de Quebec, da un paseo a la mascota regimental, un bulldog ingles, octubre 1941
A despatch rider in a Quebec regiment gives a lift to the regimental mascot, a British bulldog, October 1941
Tropas americanas con su perro, ojeando un album de fotos durante su entrenamiento en Irlanda del Norte, marzo 1942
American troops and a pet dog, looking at a scrapbook, during training in Northern Ireland, March 1942 Army aviation cadets meet Fala, President Franklin D. Roosevelt's dog, who accompanied his Chief on Tour of Inspection of Southeast War Establishments, Maxwell Field, Alabama, April 1943.
Un bien camuflado marine da ordenes en silencio a su perro, entrenado para la jungla, del Cuerpo de Marines en la linea de frente de la cabeza de playa en Bougainville, Islas Salomón, enero 1944.
A well camouflaged Marine is giving silent instructions to a Marine Corps jungle-trained dog on the front lines of the beachhead in Bougainville, Solomon Islands, January 1944.
Un marine charla con su perro explorador en Guam, agosto de 1944. estos perros fueron usados para rastrear soldados japoneses ocultos en cuevas o bunkers en la selva, y para llevar mensajes.
A U.S. Marine chats with his scouting dog in Guam in August 1944. These dogs were used to track down Japanese soldiers hidden in caves or jungle strongholds, and for running messages.
Un veterinario venda la pata herida de Thunders, perteneciente al 38 peloton de perros, 85 division, septiembre 1946
A veterinarian bandages an injured paw of Thunders of the 38th dog platoon, 85th division, September 1946
El teniente Joseph Leroy abraza la mascota de la 35 Ala de Caza, en su F-15 Mustang en Corea, enero 1951. El perro fue encontrado en Japon por hombres de la fuerza aerea que le bautizaron Admiracion.
Lt. Joseph Leroy holds the mascot of the 35th fighter interceptor wing, in a F-15 Mustang in Korea, January 1951. The dog was found in Japan by some Air Force men, who named him Admiration.
Dos hombres de la Fuerza aerea y Admiracion, la mascota de su Ala, sobre el plano de un caza en enero de 1951
Two Air Force Men and Admiration, the mascot of their wing, on a wing of a fighter plane in January 1951.
El sargento paracaidista James R. Cono sostiene un cachorro que le mordisqueo mientras exploraba a ciegas una cueva en la orilla de un rio en la provincia de Lam Dong, Vietnam, julio 1966
U.S. paratrooper Sgt. James R. Cone, holds a puppy that nipped him as he groped about in a cave entrance on a river bank in Lam Dong Province, Vietnam, July 1966
Marines norteamericanos con su mascota en Vietnam, enero 1968
American marines with their pet dog in Vietnam, 1968
Un soldado de la 7ª Division de marines lleva en su bolsillo un pequeño cachorro rescatado durante una operacion en el sudeste de Da Nang, en Vietnam, enero de 1968
A soldier of the US Seventh Marines carrying a little puppy in his pocket after rescuing it during an operation southwest of Da Nang in Vietnam, January 1968
El sargento del Ejercito John Cobb, mantiene a su perro, JC, caliente dentro de su chaqueta mientras espera la llegada del buque de mando USS LaSalle, en Kuwait City, marzo 1991
U.S. Army Sgt. John Cobb keeps his dog, J.C., warm inside his coat while waiting for the arrival of the U.S. command ship, the USS LaSalle, in Kuwait City, March 1991
El sargento Kevin Reese y su perro Grek esperan al abrigo de una casa, abril 2007
U.S. Army Staff Sgt. Kevin Reese and his dog Grek waiting at a safe house, April 2007
Un perro del ejercito usa gafas de perro (doggles) para proteger sus ojos mientras un helicoptero Chinook despega en Afganistan, mayo 2010
A military working dog wears doggles to protect his eyes as a Chinook helicopter takes off in Afghanistan, May 2010.