Esta es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez a la hora de adquirir un cachorro, sobre todo si se va a ser nuestra futura mascota y que inevitablemente acaba por recaer en el criador.
Esta es mi opinión según mi pequeña experiencia, y esto, mas o menos, es lo que suelo contestar:
En cuanto al cocker se refiere, se me hace difícil escoger, todo depende tal vez de los gustos del nuevo propietario, cada sexo puede tener sus defectos y sus virtudes, y lo que para algunas personas es un pro, para otros es un contra.
El macho. Nunca he tenido problemas de carácter por dominancia, por lo que no lo considero un factor a la hora de elegir (hablo de cockers de líneas contrastadas, que provengan de un criador, amateur o profesional, serio y que sepa lo que hace, no comprado al primer vendeperros que aparezca en nuestro camino). Un macho no tiene celos (me estoy refiriendo al estro) y eso le otorga cierta ventaja frente a las hembras; si lo queremos para iniciarnos en las exposiciones, siempre será más espectacular, sobre todo los de algunos colores; no tiene las fluctuaciones en el pelaje que, debido a los ciclos hormonales, tienen las hembras y por lo general, parece menos problemático que estas. Aunque siempre cariñoso, es más independiente y desapegado que las hembras. Si nuestro macho es de calidad, podrá ser padre unas cuantas veces, por lo que nos evitaremos el problema de los cachorros, si hemos elegido que nos paguen por la monta, o nos encontraremos con el cachorro casi criado, si por el contrario elegimos esta opción.
La hembra. Aunque como ya he mencionado nunca he tenido problemas con los machos, su carácter suele ser mas dulce y sumiso y son mucho más apegadas al amo, por lo que casi siempre las recomiendo a familias con niños. Por otro lado, la mayoría de los machos las respetan por lo que a la hora de salir al parque o de paseo nos evitaremos conflictos con otros perros, que en el caso de un macho podrían darse. Además si nos decidimos a ello, podremos disfrutar de tener alguna camada, con las satisfacciones (y trabajo) que esto conlleva. En el otro platillo de la balanza debemos colocar el que una perra cada seis-siete meses tendrá su correspondiente celo. La mayoría son bastante limpias, pero es inevitable que, en los primeros días, ensucien algo el suelo de la casa. Mas adelante deberemos evitar en nuestras salidas las zonas y horarios frecuentados por otros perros y así nos ahorraremos situaciones molestas con perros y amos. Si tenemos jardín y la perra permanece en el, además de que todos los perros del barrio ronden nuestra casa, deberemos extremar las medidas para que algún Don Juan perruno no nos de una sorpresa desagradable.
Por supuesto estas son generalidades, siempre habrá algún propietario que al leer esto piense que su perrito es muy mimoso y zalamero o que sin embargo su perrita es independiente y dominante con otros perros, pero en líneas generales lo anterior creo que se corresponde bastante con la realidad. La decisión siempre será personal y de acuerdo con las circunstancias y expectativas de cada uno.
Antonio Rieiro Garcia
NUNCAJAMAS