martes, 27 de octubre de 2015
LOS PERROS, ANIMALES FAMILIARES
Inteligentes, con excelente olfato y fieles, tienen un trato frecuente y de confianza con nosotros. Las cualidades superiores, las aptitudes psicológicas y comportamentales que hemos encontrado en los perros son el pasaporte para que compartan nuestro hogar y nuestras tareas cotidianas.
A la pregunta “¿qué son los perros?”, hay quienes contestan “mascotas”, otros “animales de compañía” y, tal vez los menos “animales familiares”. ¿Cuál es la diferencia entre cada una de estas respuestas? ...
La palabra “mascota”, por definición del diccionario, significa “una persona, animal o cosa que, de acuerdo con la creencia popular, da buena suerte”, casi un sinónimo de amuleto.
“Animal de compañía” pone en evidencia la actitud humana de confinar a los perros a roles limitados –estar allí, adornar, ser forzados a subordinarse a las exigencias del amo- y, en este caso, tanto sus características morfológicas como su anatomía, sus procesos de adaptación y sus comportamientos deben corresponderse con esas exigencias.
“Animal familiar” implica que los perros, al ser considerados como miembros de nuestra familia, aceptan, establecen y desarrollan relaciones con los integrantes humanos sin ser forzados. Este concepto alude a la participación de los perros en la homeostasis familiar y en el biotipo de la especie humana. Es decir que los perros son sujetos activos en la estabilización de las constantes psicológicas dentro del hábitat condicionado por el medio ambiente donde, a partir de la inclusión de ellos, se desarrollan ambas especies, la humana y la canina. La incumbencia de los perros en las relaciones familiares es comparable a la que tiene cada uno de los miembros humanos del grupo. Incorporar a los perros a la familia como “animales familiares” significa entablar una relación entre especies que, si bien son diferentes, cada una de ellas aporta desde su naturaleza al bienestar mutuo.
Personalmente creo que cuando los perros esperan convencidos nuestra llegada, aún antes de que hayamos iniciado en regreso, cuando nos rescatan del abismo emocional, cuando nos salvan de algún peligro, cuando gozan con nosotros la naturaleza, no lo hacen por “arte de magia” –mascotas- ni por la obediencia debida a una orden que los forzamos a cumplir –animales de compañía- sino que lo hacen por la gran capacidad, desarrollada durante milenios de generar vínculos estrechos e inalterables entre ellos y quienes ellos eligen para compartir su corta pero intensa y sabia vida. “(...) la sabiduría canina está dentro de la sangre y los huesos.”.
Mascotas, animales de compañía o animales familiares, “el perro doméstico existe precariamente en esa tierra de nadie entre lo humano y lo no humano ... ni persona ni bestia”. Ni personas ni bestias, perros. Son esos que “en ocasiones te desarman con los ojos, no es la mirada de un animal cualquiera”.
Texto extraído de Mascotas Foyel