En 2005 Ronnie Smith, coronel de la Fuerza Aérea estadounidense, fue destinado a la Antártida, donde los mapas están repletos de nombres de famosos exploradores. Smith leyó acerca de la carrera que enfrentó a Roald Amundsen y Robert Scott por la conquista del polo Sur entre 1910 y 1912, y su amor por los perros lo llevó a pensar que algunos de los principales héroes de la gesta habían sido injustamente olvidados. Solución: bautizar con sus nombres las coordenadas de vuelo, o waypoints.
Una nueva carta aeronáutica que cubre la ruta de casi 3.800 kilómetros entre la estación antártica McMurdo y Nueva Zelanda recuerda a seis de los perros de Amundsen y a cinco de los ponis de Scott. Cada uno de esos waypoints (puntos de referencia donde los pilotos informan del vuelo a las torres de control) se identifica mediante un código universal de cinco letras. Así, por ejemplo, el poni Jimmy Pigg aparece como «JIPIG».
Roger Connor, experto en historia de la aviación, dice que para esas coordenadas suele emplearse el nombre de un personaje de la historia local o un término jocoso. Pocos reciben la aprobación de las instituciones científicas y las autoridades de la aviación. Hoy los perros no pueden entrar en la Antártida por el riesgo de moquillo, pero al menos, gracias a Smith, los animales de tiro del pasado están recibiendo un merecido reconocimiento.
Jeremy Berlin.