Si ha decidido que va a incorporar una mascota en la familia, sobre
todo para sus hijos, puede tener en cuenta una serie de pistas que le
ayudarán a elegir la mejor.
- Mi hijo es tímido y le cuesta relacionarse con otros niños.
Un Border Collie cariñoso y juguetón le servirá para romper el hielo
cuando salga a la calle y vea a otros chicos o compañeros de clase. El
perro es canalizador de sus emociones, y facilita el contacto con los
otros. Se acabó la vergüenza. Además, si necesita hacer ejercicio
físico, el perro le obligará a correr, saltar, tirarse al suelo…
- Es un torbellino y no colabora en casa. Un gato
sociable, que se deja tocar y mimar es fuente de relajación. ¿Cómo?
Rascándolo, cepillándolo, acurrucándolo. También, puede probar a jugar
al escondite con él. Y a imitar sus estiramientos. Y el niño aprenderá a
tener obligaciones y deberes si se hace cargo de su mascota. Ese gatito
necesita aseo para evitar enredos en su pelaje, agua y comida diaria en
su cuenco y que esté limpia su bandeja de tierra.
- Es olvidadizo y no entiende la palabra responsabilidad.
Un periquito de colores vivos o un canario pueden ayudarle. El pequeño
tiene que asumir el rol de que es su cuidador y cumplir una serie de
tareas diarias: cambiar el agua, controlar que no le falta alpiste,
probar a darle lechuga o zanahoria, comprobar que esté limpia la jaula y
sus accesorios. Por otro lado, se puede entretener con el canto,
observando sus plumas o hablándole. Así, no se sentirá solo si los
padres pasan mucho tiempo fuera de casa.
- No se concentra cuando hace los deberes. Un
Labrador dócil puede ayudarle. ¿Cómo? Deje que se tumbe a su lado. El
niño colocará el libro, el cuento o cuaderno sobre su lomo. No pasa nada
si tropieza cuando lee en voz alta. También puede colorear encima de su
mascota. El perro es su amigo que le observa y apoya, y refuerza su
confianza.
- Le aterra la oscuridad. Si duerme con un Golden Retriever, aunque sea un cachorro, no tendrá miedo. Además, su fiel compañero no le dejará solo.
- Es un niño activo, pero se aburre. Un hámster puede ser un buen amigo si el piso es demasiado pequeño para tener un perro. Este roedor se dejará querer al acariciarlo o al darle de comer en la mano. Será un compañero de juego, pero también requiere de cuidados: jaula limpia y comida diaria, evitando las sobras.
- No presta atención. Hay peces inteligentes, rojos,
capaces de encestar una bolita o que saben cuándo su dueño se acerca
hasta el acuario. Deje que su hijo observe su comportamiento, cómo comen
y su coloración rojiza intensa. Se relajará. Y aprenderá a quedarse en
los detalles.
Escrito por Raquel Rivera en El País