jueves, 29 de septiembre de 2016

CADA NIÑO CON SU MASCOTA


Si ha decidido que va a incorporar una mascota en la familia, sobre todo para sus hijos, puede tener en cuenta una serie de pistas que le ayudarán a elegir la mejor.

- Mi hijo es tímido y le cuesta relacionarse con otros niños. Un Border Collie cariñoso y juguetón le servirá para romper el hielo cuando salga a la calle y vea a otros chicos o compañeros de clase. El perro es canalizador de sus emociones, y facilita el contacto con los otros. Se acabó la vergüenza. Además, si necesita hacer ejercicio físico, el perro le obligará a correr, saltar, tirarse al suelo…

 
Es un torbellino y no colabora en casa. Un gato sociable, que se deja tocar y mimar es fuente de relajación. ¿Cómo? Rascándolo, cepillándolo, acurrucándolo. También, puede probar a jugar al escondite con él. Y a imitar sus estiramientos. Y el niño aprenderá a tener obligaciones y deberes si se hace cargo de su mascota. Ese gatito necesita aseo para evitar enredos en su pelaje, agua y comida diaria en su cuenco y que esté limpia su bandeja de tierra.


- Es olvidadizo y no entiende la palabra responsabilidad. Un periquito de colores vivos o un canario pueden ayudarle. El pequeño tiene que asumir el rol de que es su cuidador y cumplir una serie de tareas diarias: cambiar el agua, controlar que no le falta alpiste, probar a darle lechuga o zanahoria, comprobar que esté limpia la jaula y sus accesorios. Por otro lado, se puede entretener con el canto, observando sus plumas o hablándole. Así, no se sentirá solo si los padres pasan mucho tiempo fuera de casa.


No se concentra cuando hace los deberes. Un Labrador dócil puede ayudarle. ¿Cómo? Deje que se tumbe a su lado. El niño colocará el libro, el cuento o cuaderno sobre su lomo. No pasa nada si tropieza cuando lee en voz alta. También puede colorear encima de su mascota. El perro es su amigo que le observa y apoya, y refuerza su confianza.

- Le aterra la oscuridad. Si duerme con un Golden Retriever, aunque sea un cachorro, no tendrá miedo. Además, su fiel compañero no le dejará solo.




Es un niño activo, pero se aburre. Un hámster puede ser un buen amigo si el piso es demasiado pequeño para tener un perro. Este roedor se dejará querer al acariciarlo o al darle de comer en la mano. Será un compañero de juego, pero también requiere de cuidados: jaula limpia y comida diaria, evitando las sobras.



No presta atención. Hay peces inteligentes, rojos, capaces de encestar una bolita o que saben cuándo su dueño se acerca hasta el acuario. Deje que su hijo observe su comportamiento, cómo comen y su coloración rojiza intensa. Se relajará. Y aprenderá a quedarse en los detalles.


Escrito por Raquel Rivera en El País