1. Primero, pregúntate qué es lo que quieres que aprenda tu perro.
¿Tu perro es un caso extremo como los que salen en mi programa?
Entonces puede que aprender a sentarse, a venir cuando lo llaman o a
quedarse quieto no sea lo que más necesite. Hay educadores caninos que
no se dedican a la rehabilitación y otros no se dedican a trabajar la
obediencia, pero algunos pueden ayudarte con las dos cosas. Elige la
herramienta adecuada para el trabajo que quieras hacer.
2. Piensa en tu propia filosofía y en tus propios principios.
Por ejemplo, hay gente que se opone firmemente a los collares que
provocan la asfixia del perro. Yo los veo útiles en algunos casos,
siempre que se utilicen correctamente. Pero nunca utilizaría ninguna
herramienta con la que no estuviera de acuerdo el dueño del perro
porque, si el dueño no se siente seguro con algún objeto en concreto,
puedo garantizar que el perro tendrá una mala experiencia con él. Hay
muchas razones por las que es posible que yo no sea el entrenador idóneo
para ti. Existen mil posibilidades a la hora de elegir educador canino.
Asegúrate de que el entrenador que elijas esté de acuerdo con tus
propios valores y de que los respete, porque tú eres el que va a vivir y
a trabajar con tu perro cada día.
3. Comprueba que el entrenador canino está titulado.
Hay muchos profesionales de este mundo que no están titulados -yo antes
era uno de ellos- y la verdad es que el mero hecho de que un entrenador
de perros esté titulado no significa que sea un experto. Pero lo que sí
te asegura la titulación es que la persona a la que contrates ha tenido
que cumplir con unos requisitos mínimos, ha tenido que pasar horas
trabajando con perros y ha tenido que estudiar. El título también
garantiza que el entrenador canino cuenta con ciertos estándares y
directrices.
4. Busca referencias. Puede que
parezca obvio, pero si encuentras a un entrenador de perros en las
páginas amarillas, por ejemplo, puedes preguntarle si sería posible que
te pusiera en contacto con clientes con los que haya trabajado antes. De
esta manera, podrás tener una noción de cuáles son los métodos que
sigue el entrenador, de su trato con los clientes, de su fiabilidad y de
su disposición para seguir adelante con un caso.
5. Asegúrate de que el entrenador te incluye en el proceso de entrenamiento.
No hay nada malo en que el entrenador te pida que le dejes al perro
para trabajar con él. Yo mismo lo hago, porque a veces el dueño es el
causante de los malos hábitos del perro y, por eso, lo alejo de su dueño
para enseñarle hábitos nuevos. Pero siempre dejo claro a mis clientes
que yo no puedo arreglar perros rotos. Trabajo con los dueños
para identificar los problemas y las conductas para que las puedan
cambiar tanto como cambie el perro. Si has visto mi programa alguna vez,
ya sabrás que a menudo es el dueño el que más necesita entrenamiento.
Extracto del libro Cesar's Rules: Your Way to Train a Well-Behaved Dog. Copyright @ 2010 Cesar Millan traducido del inglés por Lara Eleno Romero.