Muchas veces me he pasado de mirar a un perro a los ojos y me preguntarme (creo que muchos de nosotros lo ha hecho alguna vez):
¿Qué estará pensando? ...Probablemente nunca conoceré la respuesta,
pero buscar en los pensamientos de estos seres vivos tan especiales
algún rasgo conocido, alguna pista que pueda ayudar a entenderlos mejor,
resulta fascinante. Aunque cada perro tenga su carácter y personalidad,
podemos trazar unas líneas que nos guíen en su mundo para entender su
forma de ver la realidad.
Desde las primeras etapas de su vida desde cachorro hasta la vejez,
el perro, como todos seres vivos, experimentan cambios. A cada etapa
corresponden comportamientos diferentes, determinados por la genética
del animal, su desarrollo físico y psíquico y por el ambiente. Es como
si un escultor tuviese a disposición diferentes materiales para empezar
su obra. La genética representa el material que debe ser modelado por el
ambiente para llegar a un desarrollo completo. Si consideramos el
individuo y conseguimos entender sus potencialidades, crearemos, a
través de una buena educación y un ambiente positivo, un perro
equilibrado y sano.
La Especie perro
Por
pertenecer a la especie canina, el perro es por definición un animal
social. Entender este rasgo de la especie implica concienciarnos acerca
de las necesidades del perro de relacionarse con los miembros de su
manada humana y no ser dejado a parte de todo lo que ocurre en la
familia. El perro debe poder participar en todos los acontecimientos,
ser parte integrante de la familia. No solo debe disponer de un espacio
físico, sino que debemos dedicarle espacio en nuestra vida cotidiana,
hacer que haga vida social con nosotros y sus congéneres. Muchos
problemas de conducta de los perros derivan de una falta de atención,
pero también de una sobreprotección. Si por un lado debemos compartir
mucho tiempo con el animal, también es verdad que él debe adquirir
cierta autonomía y no tener problemas a la hora de quedarse un tiempo
solo en casa o respetar los lugares de descansos propios y de los
demás.
Otro factor determinante que depende del hecho de ser un
animal social es que el perro tiene codificadas algunas expresiones que
le permiten comunicarse. Son reglas que cada canino conoce o debería
conocer para vivir correctamente en sociedad. Algunas reacciones son
instintivas, pero otras necesitan de un aprendizaje temprano y en estos
casos si el perro no puede aprender este lenguaje en un periodo
establecido (socialización) tendrá más dificultades en aprenderlo
después.
La Raza de perro
La selección ha
permitido que tengamos razas muy distintas entre sí, no solo
físicamente, sino también en sus aptitudes. Hay perros de caza, de
rastreo, pastores, todos ellos derivado de una selección que ha mirado a
que pudiesen ser los compañeros ideales en las diferentes actividades
humanas.
La raza también influye en la actividad del perro: hay
razas que necesitan más actividad física por ser más atléticas y razas
más tranquilas y hasta perezosas y esto debería un factor importante a
considerar a la hora de la elección de un perro que nos acompañe en
nuestra vida. Es evidente que la raza representa solo un condicionante:
los individuos son únicos y es posible que puedan presentar
temperamentos que desvían de la media normal. Por esta razón es
importante ser observadores respetando las diferencias y utilizándola
oportunamente para traer lo mejor de cada sujeto.
¿Y los
mestizos? Como se trata de mezclas de razas diferentes, se ha propuesto,
basándose en estudios científicos, que las características finales sean
dictadas por las diferentes razas implicadas y, en el caso de que una
prevalezca sobre otras, el perro tendría características
comportamentales que se asemejan más a la raza prevalerte, manteniendo
claras las inclinaciones individuales.
El Temperamento del perro
Algunos
rasgos del carácter ya se encuentran establecidos en el cachorro:
Cuando miramos una camada vemos que hay sujetos más tranquilos y otros
más enérgicos y dinámicos. Es lo que llamamos “temperamento” del animal.
Aunque muchas características puedan depender, como hemos dicho, de la
pertenencia a una u otra raza, es indudable que la variabilidad
individual es muy importante. Dentro de las causas de esta variabilidad
hay cosas que podemos explicar con las influencias geneáticas y no sobre
el feto durante su desarrollo (estado y alimentación de la madre y
factores hormonales entre otros), aunque no todo lo que influye en el
mosaico que representa el carácter se puede explicar científicamente.
El instinto del perro
Se
trata de las formas que el perro tiene de responder a algunos estímulos
de forma inconciente. Se trata de respuestas programada que pueden ser
más o menos fuertes según la raza o las condiciones del ambiente, las
situaciones y el entrenamiento.
La comprensión de los instintos y de la forma de manifestarlos, puede ayudarnos a entender mejor el mundo interior del perro.
Los instintos más reconocidos en los perros son:
-
El instinto de caza a través del cual el animal persigue objetos o
personas en movimiento y puede o no llegar a la secuencia final de
alcanzarla, morderla y comerla. Este instinto que en la naturaleza
permite al perro sobrevivir, puede crear algunos problemas en los perros
domésticos, en casos e presente puede ser corregido aunque, en algunos
casos, con dificultad. Este instinto puede reaparecer en circunstancias
particulares, como por ejemplo si el animal está hambriento y permitirle
sobrevivir, aunque no lo había demostrado nunca antes.
- El
instinto de cobro se encuentra muy desarrollado en las razas de perro
que se han seleccionado por este fin, aunque la mayoría de los perros,
si les tiramos un juguete, reaccionan corriendo y devolviéndonoslo. Se
trata de una forma de comunicación con el resto de su grupo familiar.
-
El instinto de rastro también está muy desarrollado en los perros.
Aunque hay algunos que demuestran capacidades asombrosas si sometidos a
un correcto entrenamiento, todos los perros olfatean cuando salen a la
calle y esto es un rasgo instintivo.
- El juego representa un
instinto muy importante por su función didáctica y para practicar
habilidades, además de favorecer la comunicación, los vínculos con el
grupo y el establecimiento de la jerarquía.
La Educación y el Ambiente que tiene el perro
Representan
elementos determinantes en el desarrollo individual del perro. Ya en
los primeros día el cachorro es receptivo a todos los estímulos nuevos y
es muy importante que esté en contacto con el mayor número posible de
objetos y situaciones, sobre todo las con las cuales tendrá que convivir
en su vida. El periodo más importante es lo que va de las primeras tres
semanas hasta los tres meses. En esta fase que representa el periodo de
socialización, el cachorro explora con interés todo lo que es nuevo. Es
como un ordenador en el cual instalamos programas que irá utilizando en
todo el curso de su vida y representarán sus recursos para enfrentarse a
los problemas y solucionarlos con éxito. El momento final del periodo
de socialización es representado por la aparición del miedo. Hasta este
momento el cerebro no percibía esta sensación, haciendo que el cachorro
se acercase a todo lo nuevo sin temores para aprender y aceptarlo como
parte de su mundo. Ahora, pudiendo experimentar el miedo, baja el
interés por todo lo exterior al grupo, así que el cachorro fortalece los
lazos con su grupo familiar.
Con una buena educación básica
completaremos el trabajo bien hecho: llegaremos a que nuestro cachorro
sea un individuo seguro de si mismo, equilibrado, capaz de autocontrol y
de adaptarse a la jerarquía y a la vida social.
Lo que queremos de un perro
Es
verdad que a la hora de adquirir un perro todos nos hacemos una idea de
cómo querríamos que fuera esta relación. Imaginamos que tenga ciertas
características que se adapten a nosotros, a nuestra forma de ver la
vida y la relación con el animal. Olvidamos muchas veces que se trata de
una relación a dos sentidos y que, por cuanto nos esforcemos en tener
el “perro perfecto” se trata de un ser vivo con todas sus limitaciones,
defectos e inclinaciones naturales. Por esta razón no solo se trata de
responder a nuestros modelos, si no también respectar el temperamento y
las inclinaciones de un animal que, si sabemos traer lo mejor de él, se
desarrollará de la forma correcta aunque no responda exactamente a
nuestras expectativas.
Lo que no podemos explicar
Aunque
la ciencia cada día se acerque a la comprensión de muchos de los
comportamientos normales y patológicos de los perros, mucho camino queda
por recurrir. Reacciones instintivas, sexto sentido, sensaciones…
Muchas explicaciones que damos de algunos comportamientos son teorías
que están muy lejos de poder ser demostradas.
Aún así esto no
impide que podamos disfrutar de la compañía de unos seres que, aunque no
comprendamos del todo, nos llenan de sensaciones y sentimientos que
nunca descubriríamos en su ausencia. Quizás este misterio que percibimos
en la mirada de un perro sea parte de la atracción que ejerce en
nosotros, la percepción que podemos comunicarnos a niveles diferentes,
niveles que en nuestro desarrollo a especie humana habíamos olvidado y
que sentimos que podemos recuperar en una mirada ancestral y savia que
nos acerca a la esencia de lo que somos y de lo que éramos en un tiempo
lejano. Como si un perro pueda recuperar la unión perdida entre nosotros
y el mundo, inspirándonos una paz que no necesita palabras por
expresarse sino silencios y miradas.