miércoles, 7 de septiembre de 2016

LA GENÉTICA DE LOS LOBOS DEL SUR DE ESPAÑA ESTÁ MEZCLADA CON PERROS


La drástica reducción del número de lobos ibéricos hasta la década de los 70 en España tuvo un fuerte impacto biológico, ya que buscaron la supervivencia cruzándose con perros, sobre todo los pocos que quedaron en Sierra Morena, según una investigación liderada por el genetista Óscar Ramírez. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el biólogo y especialista en genética Óscar Ramírez, autor de la primera investigación en la que se ha obtenido el genoma completo de cuatro lobos ibéricos, que ha sido financiada en parte por la Fundación Zoo de Barcelona.
En una entrevista con Efe, Ramírez ha explicado que en la Península Ibérica viven actualmente tres poblaciones de lobos.
La más numerosa está en el norte del río Duero, que conserva más la genética, otra en el sur del Duero, básicamente en Sierra Morena, donde quedan pocos ejemplares, y una tercera en el Pirineo, escasa y sin grupos reproductores, de lobos que llegaron en 2003 desde los Alpes italianos y por tanto con una genética diferente.


Cuando en la década de los 70 el lobo fue perseguido y casi extinguido, las poblaciones del sur y del norte del Duero quedaron aisladas y la del sur prácticamente extinguida, pero a partir de que este animal dejó de ser considerado una alimaña y está protegido, volvió a crecer la población de lobos en España.
Ramírez ha secuenciado el genoma completo de cuatro ejemplares de lobo, uno de Sierra Morena que murió en 2001 "que podría ser uno de los últimos de aquella zona", uno de Portugal y otro de Castilla, ambos pertenecientes a la población del norte del Duero, y un cuarto, la loba Penélope, nacida en cautividad en el zoo de Barcelona, pero cuyo abuelo fue salvaje.
Al comparar la genética de los cuatro ejemplares, Ramírez, que investigó en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y que actualmente trabaja en la empresa VetGenomics SL, ha descubierto que los lobos del sur del Duero han sufrido una "introgresión muy alta" de genes de perro, es decir, se han hibridado con perros y ha aumentado su homocigosis fruto del cruce de ejemplares emparentados.


En concreto, el lobo de Sierra Morena, matado por un cazador furtivo en 2001, muestra que el 30 % de su genoma procede del perro, a pesar de tener un aspecto completamente de lobo.
"Al quedar pocos lobos en Sierra Morena, unos se cruzaron con perros y otros con los híbridos, por lo que hemos encontrado consanguineidad y mucha hibridación con perros, de forma que la genética original ha variado", ha explicado el biólogo.
"Esto no es de extrañar, puesto que la población de lobos del sur del Duero esta prácticamente extinguida", ha razonado Ramírez.
Por contra, en los lobos del norte del Duero, que representa la población de lobos más grande de la Europa occidental, "también hemos encontrado señales de hibridación, pero en mucha menor medida y parece ser algo ocasional", ha detallado el biólogo genético.
"Los valores de variabilidad genética presentes en la población del norte son algo más bajos de lo esperado, lo que sugiere que los efectos del cuello de botella de los años 70 fueron más fuertes de lo que pensábamos, o bien la población actual está sobreestimada", ha explicado Ramírez.


En la Península Ibérica los lobos han cruzado sus genes con los perros, aunque en otros lugares del mundo, como en Estados Unidos, donde las poblaciones de lobo están más aisladas de los humanos, se han hibridado a veces con los coyotes.
La otra conclusión del estudio, en el que también han participado Rafael Carrasco, Daniel Gómez-Sánchez y Carles Vilà, entre otros, es que Penélope, la loba nacida en cautividad, conserva la genética del Canis lupus, no presenta hibridación, y sus niveles de variabilidad genética son representativos de la población salvaje, por lo que en un futuro se podría usar para programas de reintroducción si fuera necesario.
Según Ramírez, el último censo de lobos en la Península Ibérica, efectuado en 1990, indicaba que había entre 1.500 y 2.000 ejemplares, la mayoría en el norte del Duero.
"Por sus niveles de variabilidad genética, algo inferiores a los encontrados en otras poblaciones de lobos, ahora creemos que pueden ser menos los lobos que hay en la Península Ibérica y sería necesario actualizar el censo de lobos a nivel nacional", ha concluido Ramírez.


El biólogo ha aconsejado que sería bueno facilitar a los lobos que viven en el norte del Duero que llegaran al sur para favorecer más variabilidad genética, aunque reconoce que se trata de "una especie muy controvertida, a los que la propaganda les hace daño".




Publicado en La Razón