A pesar de ser domésticos y tenerlos como nuestros más fieles compañeros, no hemos de olvidar que los perros pertenecen a la familia de los cánidos y por descendencia evolutiva no han dejado de tener algunos de los comportamientos, reacciones o modo de comunicarse como los que podemos encontrar en los lobos, zorros o coyotes (por nombrar tan sólo a tres).
Nuestra mascota se comunica con nosotros a través de diversos modos: el ladrido, el jadeo y el aullido. Cada uno está determinado para ‘decirnos’ alguna cosa y, dependiendo del estado de ánimo del animal, utiliza uno u otro y con una intensidad diferente.
Esa línea de descendencia que tienen de los lobos los faculta para seguir utilizando el aullido como una de las formas de comunicación y varios son los motivos por los que un perro se ponga a aullar: para llamar la atención, entrar en contacto con otros perros o las personas de su entorno, anunciar su presencia e incluso como respuesta a los sonidos agudos (como las sirenas de ambulancias o instrumentos musicales).
En momentos de tristeza o ansiedad también se puede apreciar que utilicen el aullido. Es muy común escucharlos aullar cuando echan de menos a su propietario o llevan mucho tiempo encerrados en un mismo lugar (por ejemplo cuando su dueño se ha ido a trabajar o ha salido de viaje).
En momentos de tristeza o ansiedad también se puede apreciar que utilicen el aullido. Es muy común escucharlos aullar cuando echan de menos a su propietario o llevan mucho tiempo encerrados en un mismo lugar (por ejemplo cuando su dueño se ha ido a trabajar o ha salido de viaje).
Pero también nos podemos encontrar que, como listos que son, utilizan el aullido como forma de llamar nuestra atención y para conseguir aquello que se proponen (que juguemos con ellos, le demos comida cuando no les toca comer, lo saquemos de paseo, etc…). Muchos son los expertos que aconsejan no caer en la trampa de darles esa compensación que esperan tras el aullido, ya que se convertirá en una eficaz estrategia para sacar de nosotros todo lo que desean (muy similar a cuando un niño pequeño llora porque quiere que lo cojamos en brazos).
En definitiva, el aullido de los perros no deja de ser una forma de comunicación que tiene nuestra mascota, que, según la astucia que tenga ésta, la utilizará más o menos con el fin de conseguir sus propósitos.
Publicado por Alfred Lopez en 20minutos