martes, 4 de abril de 2017
UN POCO DE HISTORIA: EL PERRO EN LA ANTIGUA ROMA
Los romanos eran tan aficionados a la caza como los griegos, es por esta razón es complicado señalar diferencias de variedades de perros con Grecia, o sea que en el siglo I a.C los romanos no tenían muy claro las diferencias entre las razas caninas y en cuestiones de sugerencias de la época para la crianza, el sabio Varrón mencionaba en su obra didáctica De Re Rustica consejos al adquirir perros para ser utilizados en el pastoreo no educarlos con carniceros o cazadores, sino con un pastor porque los perros de los carniceros pueden atacar al ganado y los entrenados por los cazadores al ver una liebre o un zorro lo relacionaban con la caza y abandonaban a los animales en persecución de la presa que se les presentaba.
A partir del Siglo I ya se fue definiendo con más claridad que era un perro de guardia, ya que Columela habla de ellos y destaca las aptitudes feroces, parece ser que era una moda entre los ciudadanos acomodados poseer este tipo de animales que integraban una subraza especial conocidos como “perros de familia” y el pueblo sin recursos económicos para adquirir este tipo de animales se las arreglaba con gansos (ocas) que también tenían aptitudes guardianas como lo demostraron en la defensa del Capitolio, en este caso los perros fallaron en su función de guardia de la ciudadela, los perros se dejaron sorprender por el sorpresivo ataque de los Galos, que los gansos supieron prevenir y allí los perros perdieron sus privilegios y empleo y el peligro de ser Roma conquistada evitado por estas aves se conmemoraría en el futuro en forma anual con ceremonias que en las cuales se exaltaban las cualidades de los gansos y por otro lado se presentaba un perro crucificado.
Estos “perros de familia” tenían como antepasado común al moloso mesopotámico. Los vemos representado en varios mosaicos, desde los pompeyanos que servían como advertencia a los intrusos con la frase “Cave canem” (cuidado con el perro). Se trata de animales de gran estructura, orejas cortas y erguidas, piernas de características felinas y fuertes colmillos, una característica relevante que se repite en estas representaciones es la cortedad de la cadena con que los ataban lo que supone que aumentaba esta situación la ferocidad de estos animales y por otro lado, impacta nuestra sensibilidad por el trato que se les daba a estos ejemplares aunque, se los cuidara y alimentara, el hecho de tenerlos atados de esa manera no dejaba de ser inhumano pero quizás ellos lo justificaban debido a la agresividad de estos molosos, lo que no tenían conocimiento (o quizás sí) es que al tenerlos atados en un espacio tan reducido los volvía más feroces aún.
Además de cazadores, como se sabe eran conquistadores y continuamente estaban en actividad bélica, y por supuesto no faltaron los “perros soldados” como los llama Polieno (estos molosos eran descendientes de los dogos asirios) y cumplían funciones de defensa, de ataque y de enlace, éste último tenía un destino final trágico, se lo hacía ingerir un tubo de cobre que en su interior contenía un mensaje, cuando llegaba a destino era eviscerado para recuperar el tubo con la información.
El perro de ataque estaba equipado con un collar de puntas afiladas que eran los mismos que se utilizaban en los combates de estos molosos en el circo romano.
La mitología greco-latina hace referencia a la fiereza de estos perros y abundan ejemplos como Artemisa, la Diana cazadora de los romanos, hija de Júpiter, llamó a sus perros para que devoraran a Arteón, cuando éste entró a sus aposentos y la sorprendió bañándose desnuda, una forma ingeniosa de eliminar un inesperado visitante..., del mismo modo Ares (Marte), dios de la guerra y de las tormentas, seguido de sus molosos, “genios voraces y carniceros”, siembra la muerte y la destrucción.
El moloso en el circo romano
En la conquista de Europa por César, sus legiones son acompañadas por el “Canis pugnacis ” de los circos romanos (Ver imagen); es un perro de combate con una fuerte musculatura, mandíbula de acero que una vez cerrada no desprendía la presa, este moloso fiel compañero de los gladiadores era honrado por los mismos méritos que el combatiente.
Se observará posteriormente su presencia en las costas del Mediterráneo, después en Inglaterra, donde se popularizó creando una nueva raza.
Del cruce de estos dogos romanos nació en Inglaterra el Bulldog , así llamado porque se lo utilizaba en el combate con toros. En Francia dan origen al Dogo de Burdeos. En Alemania al Dogo o Alano Alemán o Gran Danés.
Este espectáculo fue muy apreciado en la Edad Media.
El dogo romano ya no existe en su antigua versión, el actual Mastín napolitano y el Alano español, sean quizás los descendientes más directos de estos valerosos guerreros.
Publicado en Mascotia