Las proteínas son nutrientes imprescindibles para el organismo de nuestro perro. Una de sus funciones principales es la estructural o plástica, es decir ayudan a fabricar y regenerar los tejidos (músculos, tendones, ligamentos, hueso, cartílago, pelo, etc.), pero también intervienen o regulan la mayoría de los procesos vitales del perro como el transporte de oxígeno, la fortaleza del sistema inmunológico, el crecimiento o la reproducción de células, por ejemplo. Por tanto el correcto aporte de proteínas en la alimentación de nuestro perro es un asunto de suma importancia, ya que no se trata solo de cantidad sino, fundamentalmente, de la calidad de las mismas.
1. El papel de las proteínas: esenciales para la vida
A grandes rasgos, se puede decir que son dos las funciones principales que desempeñan las proteínas en el organismo de nuestro perro:
A grandes rasgos, se puede decir que son dos las funciones principales que desempeñan las proteínas en el organismo de nuestro perro:
– La función estructural:
las proteínas son esenciales para conformar y mantener el tejido
muscular, los componentes estructurales de tendones y ligamentos y el
tejido óseo, así como para formar la piel, el pelo y las uñas.
-La función metabólica: en este grupo se encuentran las enzimas, que actúan como catalizadores de procesos biológicos (biocatalizadores), y la mayoría de las hormonas,
y las proteínas que ejercen una función de transporte, como la
hemoglobina de la sangre. Asimismo el sistema inmunológico está basado
en proteínas, porque los anticuerpos, responsables de las reacciones de
defensa del organismo, son grandes moléculas proteicas.
El correcto aporte de proteínas mediante
una alimentación de excelente calidad es esencial durante todas las
etapas de la vida de nuestro perro: un cachorro o un perro joven
las necesita para formar nuevos tejidos (si el pienso que consume es
deficitario en proteínas o estas son de baja calidad, presentará un
menor aumento de peso y alteración en su desarrollo) y un adulto las
precisa para mantener piel, pelo, masa muscular y enzimas digestivas,
además de otras reacciones metabólicas en las que intervienen las
proteínas.
2. Digestibilidad y valor biológico: la clave
El organismo del perro puede utilizar las proteínas dependiendo de su digestibilidad y de su valor biológico, esto es lo más importante. No todas las proteínas son iguales.
El organismo del perro puede utilizar las proteínas dependiendo de su digestibilidad y de su valor biológico, esto es lo más importante. No todas las proteínas son iguales.
Las proteínas más digestibles son las
que se convierten fácilmente en nutrientes “útiles” para el perro y
además, dado que contienen todos los aminoácidos esenciales para cubrir las necesidades nutricionales del animal, se les conoce como “proteínas de alta calidad”.
Por el contrario, las que son poco
digestibles o deficitarias en aminoácidos esenciales se consideran de
“baja calidad”. Se ha demostrado científicamente que cuanto
mayor es la calidad de la proteína, menor cantidad necesita el perro
para cubrir de forma óptima sus requerimientos nutricionales.
Las proteínas están formadas por una serie de “unidades básicas” que son los aminoácidos: los no esenciales (que el cuerpo del perro puede producir por sí mismo) y los esenciales (indispensables para la salud y que deben ser obtenidos a través de la alimentación).
Así, cuando hablamos del “valor biológico” o “biodisponibilidad” de una proteína se hace referencia a la proporción de aminoácidos esenciales contenidos en esa proteína y a su facilidad de asimilación o “aprovechamiento” por el organismo. Mide la capacidad del organismo para convertir los aminoácidos absorbidos de esa proteína en tejidos. Si ese aporte es óptimo calificaremos a la proteína como de alto valor biológico.
Las fuentes de proteína animal de alta
calidad proporcionan a perros y gatos aminoácidos en una proporción más
equilibrada que la proteína de origen vegetal, pero hay que tener en
cuenta que la calidad de la proteína animal puede oscilar desde
excelente hasta muy baja, como cuando incorporan una gran cantidad de
harinas de hueso, con muy baja digestibilidad y que suelen contener
minerales en exceso.
Puesto que las proteínas no se almacenan en el organismo (aunque este tenga la capacidad de movilizarlas a partir de ciertos tejidos corporales en situaciones de especial necesidad), es fundamental cuidar que la calidad proteica en el pienso de nuestros perros sea excelente. El excedente de proteínas en la dieta se utiliza para obtener energía o se convierte en glucógeno o grasa para su almacenamiento. Por ello la dieta debe contener carbohidratos y grasas suficientes para garantizar que no se metabolizan las proteínas para obtener energía.