miércoles, 7 de junio de 2017

BUTKUS; EL PERRO QUE INSPIRÓ ROCKY



Sylvester Stallone es toda una leyenda en Hollywood. A punto de cumplir los 70 el próximo seis de julio, el actor está de actualidad estos días porque no para de recibir premios por su trabajo en Creed: La leyenda de Rocky, la séptima entrega de la saga sobre el boxeador más famoso de la historia del cine que se estrena en las salas españolas este 29 de enero. Primero fue en los Globos de Oro, donde subió al escenario alzándose como mejor actor de reparto, luego han sido los Critics’ Choice los que se han rendido ante el intérprete y, entre los premios que se avecinan en las próximas semanas, el Oscar sería el más maravilloso colofón. 


En total, ya han pasado 40 años desde que Rocky lo lanzara al estrellato. Pero antes de tocar el cielo con esta película, Sylvester Stallone sufrió, y mucho, para hacerse un hueco en el cine. En 1975, con poco más de cien dólares en el banco y casado con Sasha Czach, estaba acostumbrado a ser rechazado por las agencias de cásting. Su sueño era ser un actor de primera y no quería dedicarse a nada más, pese a que su mujer le insistía en buscar un oficio estable. Su amigo más fiel era su perro Butkus, un bullmastiff al que apenas podía alimentar. Cuando las cosas se pusieron realmente mal y Stallone llegó incluso a robar las joyas de su esposa para venderlas, no tuvo más remedio que deshacerse de su mascota. Se fue a una tienda de licores y un desconocido le ofreció 25 dólares, un dinero escaso que aceptó a la desesperada. El intérprete ha asegurado en más de una ocasión que ese fue uno de los peores días de su vida y que se marchó del local entre lágrimas.

 "Este soy yo y Butkus de cachorro, ambos éramos delgados, estábamos hambrientos y vivíamos en un departamentito arriba de una parada del metro. Solía decir que ese departamento tenía agua y cucarachas; de cualquier forma no había mucho que hacer, excepto pasar el tiempo uno con el otro. Fue entonces cuando aprendí a escribir guiones. Ya que nunca salía, pasaba todo el día con él, y de hecho fue su idea escribri Rocky, pero no le digan a nadie… Años después, cuando las cosas se pusieron peor, lo tuve que vender por 40 dólares en frente de un 7-Eleven, porque no podía comprar comida. Entonces, como un milagro moderno, el guion de Rocky se vendió y pude comprarlo de nuevo; pero el dueño, que sabía que estaba desesperado, me lo vendió en 15 mil dólares… Él valía cada centavo”.

 Es interesante en mi evolución personal con perros… este soy yo con mi increíble canino BUTKUS, en Nueva York, muchos años antes de que Rocky fuera una idea en mi cabeza. Completamente quebrado y obviamente pobremente vestido y algo hambriento, haciendo nuestras cosas en la “calle”… Pero desde entonces he sido exitoso y muy bendecido, ¡de alguna manera extraño esas caminatas grandiosas por las mañanas con mi amigo de cuatro patas! Literalmente pasamos 24 horas al día juntos, inseparables; podría decirse que eramos los mejores amigos. Lo amaba, y seguramente nunca encontraré un perro como él otra vez”.

Absolutamente amo imágenes como esta. Cuando tenía 26, completamente en quiebra, yendo a ningún lado, pero MUY rápido, solo tenía un par de pantalones que apenas me quedaban, zapatos con agujeros y sueños de tener éxito que se veían tan lejos como el sol… pero tenía a mi perro BUTKUS, mi mejor amigo y confidente, quien siempre se reía de mis chistes y me ponía de buen humor. Era el ser vivo que me quería por lo que era”.

Dos semanas más tarde, Stallone acudió a ver un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner en Ohio. Wepner, apodado El Sangrador de Bayonne, era un boxeador de 37 años, sin ningún título importante a sus espaldas y en el ocaso de su carrera, que resistió hasta el decimoquinto y final asalto dejando a todos los asistentes con la boca abierta. El árbitro dio la victoria a Ali por KO técnico, pero el ganador moral de la pelea fue realmente Chuck, que tuvo la oportunidad de demostrar al mundo que un ‘perdedor’ como él podía llevar a la lona al considerado mejor boxeador de todos los tiempos. Esta hazaña inspiró al actor para escribir el personaje de Rocky


El guión lo tuvo listo en poco más de veinte horas, sin apenas dedicarle tiempo al sueño. Así nació la historia del célebre “semental italiano”. El siguiente paso era vender el libreto. Tras picar algunas puertas sin éxito, los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff vieron potencial en las palabras de Stallone y le ofrecieron 125.000 dólares por su historia, una cantidad nada desdeñable vista su precaria situación económica. Sin embargo, Sly quería protagonizar a toda costa la película y no cejó en su empeño por conseguirlo. Los productores llegaron incluso a barajar la cifra de 350.000 dólares por el texto, pero no querían ni oír hablar de la posibilidad de considerar a Stallone como Rocky . Preferían nombres de peso como los de Robert Redford o Ryan O’Neill, verdaderas estrellas de la época. La testarudez del actor no les dio tregua y al final accedieron a darle el papel principal a cambio de pagarle solo 35.000 dólares por su guión. 

Con el dinero en mano y los ánimos a tope por tener más cerca que nunca su sueño, lo primero que hizo Stallone fue intentar recuperar otra vez a su querido Butkus. Regresó a la tienda de licores y esperó tres días a que apareciese el hombre al que había malvendido el can. Le explicó los motivos por los que se había desprendido de él y le rogó que se lo revendiera. Al individuo no se le enterneció el corazón tras escuchar el emotivo relato. Más bien todo lo contrario. Se negó en rotundo y no soltó al animal hasta que Stallone le puso sobre la mano 15.000 dólares. Sin duda, un tipo que sabía hacer negocios. Y Sylvester feliz -pese a desembolsar una más que generosa suma- por tener de vuelta otra vez a su preciado perro. 


Butkus también tuvo sus minutos de gloria tanto en Rocky como en Rocky II, ejerciendo de mascota del púgil (en los títulos de crédito aparece como Butkus Stallone).
De hecho, para abaratar los costes de producción, algunos familiares de Sly, como su padre y su hermano, trabajaron en el filme que dirigió John G. Avildsen. Rocky se estrenó el 21 de noviembre de 1976 con un gran éxito de crítica y taquilla y obtuvo tres de los diez premios Oscar a los que estuvo nominada (película, director y montaje). 





Butkus, que estuvo al lado de su dueño en sus momentos más bajos y también cuando alcanzó la fama, murió de un ataque al corazón en 1981.