Hasta hace poco eran tan escasas que, por no tener, no tenían ni nombre popular, y los ornitólogos las bautizaron con el apellido de uno de ellos. Son las gaviotas de Audouin (Ichthyaetus audouinii).
La evolución de estas gaviotas, endémicas del Mediterráneo, es una de
las pocas buenas noticias que nos llegan desde las costas. En estos
tiempos en los que la mayoría de las especies acumulan pérdidas de
población año tras año, las de Audouin aumentan sin cesar y colonizan
nuevos espacios. Como ejemplo, esta colonia de las salinas de
Torrevieja, en Alicante. De las 30 parejas que criaban aquí en 2005 se
ha pasado este año a cerca de las 2000. Una progresión única, un
griterío estimulante ahora que cada vez faltan más voces en el paisaje
sonoro.
Publicado en El Mundo