lunes, 18 de septiembre de 2017

A VUELTAS CON LA SOCIALIZACIÓN



Si acabas de adoptar o comprar un cachorro, seguramente te habrán hablado de la etapa de socialización de los perros pero a lo mejor no te han explicado en detalle sobre cómo aprovechar este momento y sobre cómo evitar los errores más comunes que se pueden cometer durante esta etapa.

Etapa de socialización

Entre la semana 3 y 12 de vida los cachorros pasan por la etapa de socialización, una etapa de desarrollo en la que están están predispuestos a desarrollar el comportamiento social típico de los perros, a formar relaciones sociales y a familiarizarse con los estímulos, sociales y ambientales, que formarán parte de su futuro ambiente de vida. En esta etapa, la curiosidad y la sociabilidad natural del cachorro prevalecen sobre el miedo y le permiten acercarse a conocer estímulos nuevos. A medida que pasan las semanas, su nivel de miedo aumenta de forma progresiva hasta que con 3 meses el cachorro tienen escasa tendencia a acercarse a lo que le resulte totalmente nuevo.


Las experiencias vividas durante esta etapa de socialización afectan de manera determinante a la personalidad del perro y, una vez concluida esta etapa, el perro puede reaccionar con miedo o agresividad hacia los estímulos con los que no se ha socializado de manera adecuada. Por esta razón durante la etapa de socialización los cachorros deberían ser expuestos a diferentes personas, animales, lugares y estímulos, intentando que experimenten la mayor variedad posible de situaciones pero siempre sin exceder y sin provocar reacciones de miedo intenso, ya que en esta etapa el cachorro también es muy sensible a las experiencias negativas.


Así que hay que preparar un listado de estímulos que formarán parte de su futuro ambiente de vida y planear la exposición positiva y controlada del cachorro a dichos estímulos varias veces por semana. Para el típico perro de ciudad el programa de socialización incluye perros de diferente tipo y tamaño, hombres, mujeres, personas mayores, niños de diferentes edades, personas de otras etnias, personas en silla de ruedas o con bastón, coches en movimiento, motos, camiones, obras, diferentes tipos de ruidos, la clínica veterinaria, etc. 


¿Y si el cachorro se asusta cómo hay que reaccionar? Es importante no forzarle a enfrentarse a la situación que le asusta, y ofrecerle protección si el cachorro la busca. Esto normalmente le permite recuperarse del susto más de prisa y la próxima vez habrá que ser más cuidadosos con el estímulo que le ha asustado, programar exposiciones muy cortas, asociarlas con algo positivo y respetar el tiempo que el cachorro necesite para habituarse al estímulo.
Las experiencias nuevas deberían resultar positivas para el cachorro: una socialización mal hecha puede crear problemas tanto como una falta de socialización. 


Socialización y vacunas

La etapa de socialización se solapa con el plan de vacunas y hasta que el cachorro no está totalmente inmunizado existe el riesgo de que contraiga alguna enfermedad infecciosa cuando sale a la calle. Hasta hace pocos años se aconsejaba no sacar el cachorro de casa hasta que su plan de vacunas estuviera completado. Sin embargo, los expertos remarcan que los problemas de comportamiento provocan un mayor número de fallecimientos entre los perros con menos de 3 años de edad que las enfermedades infecciosas. Así que no se puede esperar a que el cachorro tenga todas las vacunas para sacarlo a la calle y para minimizar el riesgo de infecciones se puede sacar el cachorro en brazos, es decir evitando que toque el suelo. De hecho la familiarización con los estímulos ambientales es un proceso en gran parte visual y salir a la calle puede ser suficiente para que los estímulos de la ciudad le resulten normales. Sin embargo, para socializarse de manera adecuada con otros perros el contacto visual no es suficiente... 


El contacto con otros perros

En la etapa de socialización es fundamental que el cachorro se relacione y aprenda a jugar con otros perros. Los perros que no han tenido una socialización adecuada con otros perros, podrían no llegar nunca a comunicarse bien con los demás. Teniendo en cuenta los riesgos sanitarios citados anteriormente, una buena opción es quedar en casa de amigos que tengan perros sociables con otros perros, vacunados, que no presentan síntomas de enfermedad y que no frecuentan habitualmente parques o sitios donde hay una gran concentración de perros. Otra opción consiste en apuntar el cachorro a unas clases de socialización. Se trata de encuentros entre cachorros de entre 8/10 y 12 semanas de vida supervisados por un experto en conducta. Los cachorros que participan en estas clases tienen que haber recibido como mínimo una o dos vacunas hace más de una semana y deben estar en perfecto estado de salud el día de la clase. En cambio, hasta que el cachorro esté completamente inmunizado, habría que evitar parques, pipicanes y en general los lugares donde se concentran o transitan un gran número de perros.
Los cachorros no son todos iguales y pueden necesitar diferentes niveles de exposición a los estímulos ambientales y sociales para mostrarse sociables hacia individuos nuevos y adaptarse fácilmente a las novedades. 


Los errores más comunes

A pesar de las buenas intenciones, se pueden cometer algunos errores durante la etapa de socialización del cachorro:
  • no garantizar contacto suficiente y sistemático con algunos estímulos sociales o ambientales: los cachorros que crecen en ambientes con pocos estímulos suelen tener problemas de adultos en adaptarse a ambientes con muchos estímulos, como una ciudad
  • una vez acabado el periodo de socialización, aislar al cachorro de los estímulos con los que se ha familiarizado en las primeras semanas de vida: para reforzar y generalizar el aprendizaje realizado durante la socialización se debe continuar a exponer el perro a estos estímulos durante todo el primer año de vida.
  • exponer el cachorro a situaciones excesivas y abrumadoras, como por ejemplo exponerlo a una multitud de personas o llevarlo a lugares con mucho ruido y confusión.

No todos los perros sufren de la misma manera los efectos de una socialización inadecuada pero algunos individuos mal socializados se convierten en adultos problemáticos. En este caso, el resultado de una mala socialización no siempre se puede eliminar del todo.

Si todo va bien

Un cachorro bien socializado tiene todos los números para convertirse en un adulto sociable, equilibrado y que se adapta fácilmente a las novedades. Una buena socialización no es garantía de que el perro en el futuro no tenga ninguna conducta problemática, pero crea la base para una conducta social normal y previene algunos problemas de comportamiento. Así que no hay que perder la ocasión y aprovechar de la etapa de socialización para que el cachorro empiece a relacionarse con su entorno bajo los mejores auspicios.


Publicado en Affinity