Antes
de utilizar el bozal, es muy importante hacer un trabajo para que se
habitúe a llevarlo y no perciba el bozal como algo desagradable.
El primer paso en este proceso consiste en familiarizarse con el bozal y manejarlo antes de utilizarlo con el perro,
por ejemplo cerrándolo y abriéndolo varias veces. Cuando manipularlo
resulte fácil y natural, es hora de empezar los ejercicios con el perro.
Pasos para para poner un bozal a tu perro
La introducción del bozal se debería dividir en pasos pequeños:
- Mostrar al perro el bozal, dejar que se acerque y lo huela y entregarle enseguida un trocito de comida sabrosa.
- Guiarlo para que coloque el hocico en el bozal siguiendo un señuelo de comida, que se puede colocar en el fondo del bozal.
- Aumentar el tiempo durante el cual el perro tiene que mantener el hocico en el bozal para recibir un premio en comida. Para esta fase es importante poder dar premios al perro mientras tiene el bozal puesto. En la mayoría de bozales esto es posible a través de la parte delantera del bozal. Sin embargo en algunos casos, hay que hacer un pequeño arreglo al bozal (hacer un pequeño agujero delante) para poder seguir dando premios al perro y aumentar así la duración del ejercicio.
- Mientras el perro tiene el hocico en el bozal, acercar las cintas que sirven para atar el collar a la parte trasera del cuello pero sin cerrarlas, premiar y quitar el bozal.
- Repetir lo mismo que antes pero en este caso cerrar las cintas detrás del cuello del perro, premiar y quitar el bozal. Al principio las cintas deben estar un poco “sueltas”: a medida que el perro se ha acostumbrado a llevar el bozal, se pueden ir acortando las cintas hasta que el bozal esté bien colocado.
- Aumentar de forma progresiva el tiempo durante el cual el perro tiene el bozal puesto.
- Cuando el perro ya tolera llevar el bozal, hay que acostumbrarle a moverse llevándolo puesto.
- El paso siguiente es poner la correa y realizar desplazamientos dentro de casa.
Si todo esto ya está listo y el perro tolera bien el bozal, es hora de repetir los ejercicios en la calle. Cuando se cambia de lugar, siempre es buena idea repetir los pasos del entrenamiento realizado en casa. Esta vez será todo mucho más rápido y nos aseguramos de que el perro siga teniendo una buena asociación con el bozal. A partir de este momento la idea es seguir manteniendo la asociación positiva entre el bozal y estímulos agradables como una comida sabrosa, un juego divertido o un paseo agradable.
Un detalle que se te podría escapar...
Un detalle que se te podría escapar: el número de pasos y el tiempo necesario para completar este proceso de habituación pueden variar en función del perro. La habituación realizada de esta manera permite el uso del bozal como una herramienta más en la gestión diaria del perro y evita reacciones de evitación y rechazo en los momentos en los que sea necesario utilizarlo.
Errores comunes que se pueden hacer durante este protocolo de habituación
- Acercar el bozal al hocico del perro: lo que se intenta conseguir es lo contrario, es decir se intenta conseguir que el perro colabore activamente y acerque él mismo el hocico al bozal.
- Forzar al perro durante el proceso: si el perro muestra signos de evitación, hay que ir más poco a poco.
- Creer que el proceso ya se ha completado y se puede salir a la calle con el bozal cuando el perro se deja colocar el bozal por primera vez.
- Quitarle el bozal en seguida si el perro intenta quitarse el bozal con la pata: es mejor distraerlo llamando su atención sobre algo diferente, por ejemplo pedirle que haga un ejercicio conocido, y cuando esté distraído, quitarle el bozal y... apuntar mentalmente cuánto tiempo “aguanta” el perro con el bozal puesto. En los próximos ensayos habrá qué tener en cuenta esta información para poder progresar correctamente en el proceso de habituación.
- Colocar el bozal sin ajustarlo bien: el bozal es efectivo solo si es de la medida correcta y si está bien ajustado, con lo cual, si la talla del bozal el correcta, hay que medir bien la longitud de las cintas para que el bozal esté bien puesto. Si no está bien ajustado, con una leve presión saldrá de su posición.
Este protocolo enseñará al perro a estar relajado mientras lleva puesto el bozal y a no intentar quitárselo todo el tiempo.
Doctorada en Veterinaria y Máster en Etología