viernes, 15 de septiembre de 2017

EL DOLOR HACE AL PERRO AGRESIVO

 
Experimentar daño e, incluso, algunas enfermedades provocan conductas violentas en el perro

El daño se responde con más daño. Y un perro que experimenta dolor reacciona con conductas agresivas. Es la conclusión de una investigación realizada por la Universidad Autónoma de Barcelona, que revela que el dolor despierta la agresividad del perro. Esto explicaría ciertas conductas violentas en animales a los que se infringe sufrimiento, que incluso atacan a niños y multiplican las reacciones agresivas. En otras ocasiones, sin embargo, un destete acelerado y otras causas favorecen un comportamiento amenazante en los canes. La investigación apoya que un perro peligroso no nace, sino que se hace, mientras que otros científicos afirman que es posible leer la agresividad del perro en su sangre. Todas estas claves se explican a continuación. 

El dolor despierta la agresividad del perro

La agresividad de un can tiene muchas explicaciones, pero el dolor es una de sus principales causas. Así concluye un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona. Esta tesis explica que un perro que duerme plácido sobre nuestros pies, al cabo de unas horas, parezca transformarse al atacar de un modo nada amigable a quien le retira su cuenco de la comida.
En la investigación "La relación del dolor con las agresiones en el perro: 12 casos clínicos", publicada en la revista científica 'Journal of Veterinary Behavior', un equipo de investigadores, encabezado por el etólogo clínico Tomàs Camps, aborda la relación que tienen el daño y el sufrimiento con la agresividad en el perro y concluyen que la relación es estrecha. "Existen multitud de patologías que pueden inducir, o agravar, un problema de agresividad. Pero, entre ellas, el dolor es especialmente importante", afirman los científicos.
La investigación de Camps analizó el comportamiento de un total de doce perros (once machos y una hembra) atendidos por el Servicio de Etología del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Barcelona para tratar su comportamiento agresivo. Entre ellos, un schnauzer gigante, un dálmata, dos pastores alemanes y un doberman, que habían acudido con sus dueños al hospital veterinario. 


Una vez en la consulta, la mayoría de esos canes mostraron una actitud violenta cuando empezaron a ser manipulados, e incluso, atacaron sin dar señales previas. Para Camps, el dolor y el daño explican estas conductas peligrosas en animales que no lo habían sido antes. La palpación demostró que, en la mayoría de los casos, el can sufría una patología lacerante, es decir, la agresividad se debía al dolor, "siendo la displasia de cadera la causa más frecuente". Esta enfermedad es una dolorosa anomalía en la cadera, que provoca cojeras, sobre todo, en las razas de tamaño grande.

Ataques de perros a niños

Los niños son especialmente susceptibles a sufrir el ataque de un perro violento. El 60% de las agresiones graves por mordeduras de canes las recibieron pequeños menores de doce años, según el estudio "Agresiones caninas: mordeduras de perros a personas", realizado por John C. Wright, de la Universidad de Mercer, en Estados Unidos. 

La agresividad del perro preocupa mucho a los propietarios de animales. La mitad de las consultas atendidas por el Servicio de Etología Clínica del Hospital Veterinario de la Universidad de Zaragoza se deben a comportamientos violentos en sus animales de compañía. Le siguen las atenciones veterinarias por ansiedad o fobias del perro (35%).

El dolor multiplica los ataques de perros violentos

Los científicos creen que su estudio puede explicar muchos comportamientos violentos, incluso fuera de la consulta del veterinario. "Efectivamente, los perros pueden mostrarse agresivos hacia los miembros de la familia o hacia desconocidos, porque padezcan dolorosos problemas médicos", explica Camps. 


En su opinión, el dolor provoca un comportamiento peligroso en canes que nunca antes lo habían experimentado. Además, logra que perros con antecedentes violentos se muestren más agresivos. Es decir, tras haber experimentado dolor, los animales violentos multiplican sus ataques y actitudes agresivas en los entornos donde antes ya se habían mostrado peligrosos, como al darles una orden.
La conducta de cualquier animal, incluida la conducta violenta, depende de muchos factores, asegura Camps. "Entre estos, su estado de salud", detalla. Muchas patologías pueden cambiar el comportamiento de las mascotas y favorecer reacciones agresivas, apunta. Entre estas enfermedades destacan el "hipotiroidismo, alteraciones del sistema nervioso central (tumores intracraneales y otras patologías que produzcan cambios en el sistema nervioso), así como las afectaciones hepáticas". Aunque hay "un largo etcétera", advierte el etólogo clínico. 

El destete acelerado y otras causas generan perros agresivos

El dolor, sin embargo, no explica todos los tipos de violencia en el perro. El estudio de Camps señala también el destete precipitado del cachorro -antes de los dos meses de edad- como causa de un futuro comportamiento peligroso. La falta de ejercicio, el estrés, la herencia genética y la escasa socialización del cachorro o del perro adulto son otros factores que influyen de un modo relevante en la potencial violencia de un animal.
La agresividad es, asimismo, una de las crueles secuelas que provoca el maltrato en el perro. Un can que haya sufrido daño físico o psicológico padece importantes trastornos en su comportamiento. La tristeza, los síntomas de depresión, así como la desconfianza y determinados comportamientos violentos pueden explicarse como consecuencia del maltrato. 

Leer la agresividad del perro en su sangre 

El daño y dolor sufrido explican, en buena medida, el comportamiento agresivo de ciertos canes. Pero para detectar a un posible perro violento, su sangre puede dar algunas pistas. Es al menos la conclusión de un estudio realizado por la doctora Belén Rosado, de la Universidad de Zaragoza. Rosado analizó muestras de sangre en cerca de un centenar de perros de distintas razas. Entre ellos, animales con antecedentes de conducta agresiva.
Esta científica llegó a la conclusión de que, si se estudian las hormonas de la sangre del animal, se puede determinar si el perro es o no agresivo. Los animales violentos tienen una menor cantidad de un neurotransmisor denominado serotonina sérica, en comparación con los perros más amigables. Por el contrario, su sangre contiene mayor concentración de hormonas cortisoles. 
  


Publicado en Consumer