Nadie ha sido capaz de encarnar el gran mito del escritor en el siglo XX como Ernest Hemingway. Soldado, viajero, escritor, periodista, intelectual
comprometido, vividor, aventurero, alcohólico, suicida. Hemingway es
tanto el vitalismo arrollador como la agonía insuperable. Poco hombres
habrán sabido dejar tras de sí una huella tan profunda: todos los
lugares que visitó tienen una historia que contar sobre él.
Encontramos una de ellas en Cayo Hueso (Florida), en dónde el Nobel habitó junto a su esposa Pauline en los años 30. Cuenta la leyenda que el escritor tenía por costumbre sentarse a escribir muy temprano por la
mañana, para poder dedicarse a recorrer Key West por las tardes y
charlar en los bares con los marineros con los que alternaba. Un día,
volvió a casa con una pequeña bolita de pelo blanco: un gatito que un capitán de navío le regaló a Hemingway, un gato de seis dedos llamado Snowball
(sí, como el de los Simpson). El gato sufría una peculiar alteración
genética conocida como polidactilia que transmitió a sus descendientes.
La casa de Hemingway se convirtió en museo y los gatos de seis dedos han formado parte estructural de ella. Hoy, desaparecido el dueño de la casa, se mantiene una colonia de gatos, todos ellos descendientes de Snowball y con 6 dedos en sus patitas delanteras. Pueden encontrarse tanto en el interior de la vivienda, como vagabundeando por el jardín, aleros de los tejados… Para asegurar su mantenimiento, salud, aseo y buena convivencia con los visitantes, un veterinario los visita cada semana, regula su dieta, controla vacunas, etc. Desde el martes, están ahí por ley. Florida ha votado exonerar a la casa de la norma que impide tener a los particulares más de cuatro animales domésticos.
Los gatos de seis dedos de Hemingway no verán por lo tanto perturbada su existencia. La mayoría tiene nombre de artista (Pablo Picasso,
Charlie Chaplin, Simone de Beauvoir) y son primorosamente atendidos por los responsables del museo. Todos están castrados, salvo dos machos y dos hembras que aseguran la perpetuación de los gatos de Hemingway y mantienen su número en aproximadamente sesenta.
Fuentes: Papel en Blanco y Comportamiento Felino
La casa de Hemingway se convirtió en museo y los gatos de seis dedos han formado parte estructural de ella. Hoy, desaparecido el dueño de la casa, se mantiene una colonia de gatos, todos ellos descendientes de Snowball y con 6 dedos en sus patitas delanteras. Pueden encontrarse tanto en el interior de la vivienda, como vagabundeando por el jardín, aleros de los tejados… Para asegurar su mantenimiento, salud, aseo y buena convivencia con los visitantes, un veterinario los visita cada semana, regula su dieta, controla vacunas, etc. Desde el martes, están ahí por ley. Florida ha votado exonerar a la casa de la norma que impide tener a los particulares más de cuatro animales domésticos.
Los gatos de seis dedos de Hemingway no verán por lo tanto perturbada su existencia. La mayoría tiene nombre de artista (Pablo Picasso,
Charlie Chaplin, Simone de Beauvoir) y son primorosamente atendidos por los responsables del museo. Todos están castrados, salvo dos machos y dos hembras que aseguran la perpetuación de los gatos de Hemingway y mantienen su número en aproximadamente sesenta.
Fuentes: Papel en Blanco y Comportamiento Felino