Seguro
que casi todos hemos tenido alguna vez un percance de menor o mayor
gravedad con nuestro mejor amigo, por una pequeña herida, un desgarro
importante o un mordisco en una pelea con otros congéneres. Si es así y
después de prestar los primeros auxilios, debemos acudir siempre al
veterinario para una revisión general del perro o gato y de esas heridas
en particular.
Lo que en principio puede parecer una pequeña
incisión sin importancia, puede ocultar bajo el pelo de nuestra mascota
una terrible infección según pasan los días. Si tenemos la mala suerte
de que nuestra mascota sufre un accidente, debemos contar con los
conocimientos y los medios básicos en ese momento para actuar in situ y
estos conocimientos son fundamentales en el caso por ejemplo de
cazadores cuyos perros están más expuestos a las heridas del jabalí.
Lo primero de todo es controlar las hemorragias si las hubiere, en el caso de cazadores recomendamos siempre llevar un botiquín primario con lo más elemental. Aislamos rápidamente al animal, calmándolo y sujetándolo en un lugar lo más limpio posible para valorar el alcance de los daños. Presionaremos las hemorragias de forma manual con compresas durante unos minutos hasta que el flujo de sangre cese, si no lo conseguimos otra opción es aplicar un torniquete sin demorar el traslado a la clínica veterinaria. Debemos recordar que un torniquete se debe aflojar a los 15 min para que circule la sangre y no necrosar la extremidad, y podremos volver a realizarlo si la hemorragia persiste pasados 30 seg.
Una vez controlada la hemorragia procederemos al lavado con agua y jabón. Esto es lo más importante en el cuidado inicial de las heridas, pues por un lado limpiamos de tierra, materiales extraños y sobre todo de bacterias y restos de sangre que podrían complicar la evolución favorable en el proceso de cicatrización de éstas. Cuanta más limpieza mejor y si además podemos pelar y cortar los pelos de alrededor mucho mejor pues menos probabilidad de que la herida se infecte.
Una vez en la clínica veterinaria y después de valorar las heridas de tu mascota procederemos a una sedación ligera y tranquilización pues suelen ser situaciones en las que el animal llega muy nervioso. Posteriormente y una vez estabilizado el paciente, pelaremos y realizaremos una limpieza en profundidad hasta el último rincón de todas estas heridas mediante un flusing con sueros especiales y antisépticos que nos permitan al mismo tiempo la limpieza, el desbridado de los tejidos desvitalizados y la desinfección.
El siguiente paso sería dar unos puntos de sutura si hemos acudido con prontitud a la clínica veterinaria y la herida es un corte limpio; pero esto no siempre es posible, pues en algunos casos la trayectoria, profundidad, un trauma excesivo con pérdida de tejidos o desgarros no nos van a permitir aproximar los bordes. En estos casos la herida debe quedar abierta y no sería correcto realizar sutura de la misma, cicatrizaría por el método que llamamos por segunda intención, donde creando tejido de granulación se van rellenando los espacios de las heridas de dentro hacia afuera, siempre en condiciones de extrema higiene.
En algunos casos y en heridas más importantes el tejido desvitalizado tiene que ser eliminado mediante cirugía y se va extrayendo en capas, preservando en lo posible huesos, tendones, nervios y vasos. Los fragmentos de hueso o grasa se deben retirar pues se infectan y producen secuestros con facilidad complicando el cierre posterior de la herida. Se trata pues de que quede tejido sano circundando la lesión para que se produzca posteriormente la granulación y el cierre de la misma, teniendo que realizar en ocasiones injertos cutáneos desde localizaciones más alejadas.
En las clínicas veterinarias modernas se cuenta con los últimos avances en regeneración de tejidos para un amplio rango de heridas y durante todas las fases de cicatrización. Se utilizan hidrogeles y apósitos hidrocoloides para gestionar todos los niveles de exudado, incluso los exudados más viscosos. Siempre evitando la maceración, buscando el confort de tu mascota y favoreciendo una mayor epitelización de los tejidos para una pronta recuperación.
En heridas con infección moderada o severa o de más de 6-8 horas o con riesgo para el paciente se administra siempre una cobertura antibiótica sistémica. Por último se colocan los apósitos o vendajes para mantener limpia la herida, eliminar espacios muertos, reducir el edema y la hemorragia, mantener la medicación tópica en contacto con la herida, absorber restos y secreciones, y promover un medio ambiente ácido para promover la granulación del tejido.
Se debe ser muy estricto con las revisiones periódicas y a la hora de aplicar los principios básicos del cuidado con vendajes, pues sobre todo en las partes más distales como falanges se puede producir necrosis distal por falta de de vascularización. En estos casos la progresión del tejido de granulación es más lenta, al igual que sobre el hueso expuesto y se requieren técnicas especiales de perforación ósea para dotar de vascularización a la herida.
Queremos insistir en lo importante de acudir al veterinario en estos casos, pues una herida abierta es una vía de infección para nuestras mascotas. Debemos estar siempre alerta para cuidar de nuestro mejor amigo como el lo haría.
Publicado en Clínica Veterinaria María J. Cabeza León
Lo primero de todo es controlar las hemorragias si las hubiere, en el caso de cazadores recomendamos siempre llevar un botiquín primario con lo más elemental. Aislamos rápidamente al animal, calmándolo y sujetándolo en un lugar lo más limpio posible para valorar el alcance de los daños. Presionaremos las hemorragias de forma manual con compresas durante unos minutos hasta que el flujo de sangre cese, si no lo conseguimos otra opción es aplicar un torniquete sin demorar el traslado a la clínica veterinaria. Debemos recordar que un torniquete se debe aflojar a los 15 min para que circule la sangre y no necrosar la extremidad, y podremos volver a realizarlo si la hemorragia persiste pasados 30 seg.
Una vez controlada la hemorragia procederemos al lavado con agua y jabón. Esto es lo más importante en el cuidado inicial de las heridas, pues por un lado limpiamos de tierra, materiales extraños y sobre todo de bacterias y restos de sangre que podrían complicar la evolución favorable en el proceso de cicatrización de éstas. Cuanta más limpieza mejor y si además podemos pelar y cortar los pelos de alrededor mucho mejor pues menos probabilidad de que la herida se infecte.
Una vez en la clínica veterinaria y después de valorar las heridas de tu mascota procederemos a una sedación ligera y tranquilización pues suelen ser situaciones en las que el animal llega muy nervioso. Posteriormente y una vez estabilizado el paciente, pelaremos y realizaremos una limpieza en profundidad hasta el último rincón de todas estas heridas mediante un flusing con sueros especiales y antisépticos que nos permitan al mismo tiempo la limpieza, el desbridado de los tejidos desvitalizados y la desinfección.
El siguiente paso sería dar unos puntos de sutura si hemos acudido con prontitud a la clínica veterinaria y la herida es un corte limpio; pero esto no siempre es posible, pues en algunos casos la trayectoria, profundidad, un trauma excesivo con pérdida de tejidos o desgarros no nos van a permitir aproximar los bordes. En estos casos la herida debe quedar abierta y no sería correcto realizar sutura de la misma, cicatrizaría por el método que llamamos por segunda intención, donde creando tejido de granulación se van rellenando los espacios de las heridas de dentro hacia afuera, siempre en condiciones de extrema higiene.
En algunos casos y en heridas más importantes el tejido desvitalizado tiene que ser eliminado mediante cirugía y se va extrayendo en capas, preservando en lo posible huesos, tendones, nervios y vasos. Los fragmentos de hueso o grasa se deben retirar pues se infectan y producen secuestros con facilidad complicando el cierre posterior de la herida. Se trata pues de que quede tejido sano circundando la lesión para que se produzca posteriormente la granulación y el cierre de la misma, teniendo que realizar en ocasiones injertos cutáneos desde localizaciones más alejadas.
En las clínicas veterinarias modernas se cuenta con los últimos avances en regeneración de tejidos para un amplio rango de heridas y durante todas las fases de cicatrización. Se utilizan hidrogeles y apósitos hidrocoloides para gestionar todos los niveles de exudado, incluso los exudados más viscosos. Siempre evitando la maceración, buscando el confort de tu mascota y favoreciendo una mayor epitelización de los tejidos para una pronta recuperación.
En heridas con infección moderada o severa o de más de 6-8 horas o con riesgo para el paciente se administra siempre una cobertura antibiótica sistémica. Por último se colocan los apósitos o vendajes para mantener limpia la herida, eliminar espacios muertos, reducir el edema y la hemorragia, mantener la medicación tópica en contacto con la herida, absorber restos y secreciones, y promover un medio ambiente ácido para promover la granulación del tejido.
Se debe ser muy estricto con las revisiones periódicas y a la hora de aplicar los principios básicos del cuidado con vendajes, pues sobre todo en las partes más distales como falanges se puede producir necrosis distal por falta de de vascularización. En estos casos la progresión del tejido de granulación es más lenta, al igual que sobre el hueso expuesto y se requieren técnicas especiales de perforación ósea para dotar de vascularización a la herida.
Queremos insistir en lo importante de acudir al veterinario en estos casos, pues una herida abierta es una vía de infección para nuestras mascotas. Debemos estar siempre alerta para cuidar de nuestro mejor amigo como el lo haría.
Publicado en Clínica Veterinaria María J. Cabeza León