Los perros son animales sociales. Eso es incuestionable. Y como animal social, la integración y pertenencia a un grupo es un gran motivador. Los perros dan un gran valor al refuerzo social que obtienen de las personas a través de las emociones. Este refuerzo social, la pertenencia a un grupo con sus emociones sociales, es la raíz del vínculo que puedes crear con tu perro. ¿Por qué no usar más frecuentemente estas motivaciones sociales para generar conductas en el perro? ¿Qué tipos de refuerzo social existen?
Lo que comúnmente se hace para generar nuevas conductas en el perro es utilizar un reforzador primario, por ejemplo la comida a través de premios (aunque se está empezando a considerar al refuerzo social también como un refuerzo primario), recompensando las conductas que queremos que se repitan, puede ser guiando al perro o por medio del moldeado con aproximaciones a la conducta deseada.
Incluir los refuerzos sociales que a continuación te expondré dentro del esquema de aprendizaje de tu perro es fundamental para que las conductas aprendidas se perpetúen en el tiempo, ya que estos motivadores hacen que dichas conductas sean consistentes y que se fijen fuertemente en el perro por su carácter social.
Refuerzos Sociales
El contacto físico: los perros se consuelan, se muestran afecto y emociones a través del contacto físico directo. Por lo tanto, ¡fuera tabús! Toca
durante el juego, acaricia, masajea...a tu perro. Es una de las mejores
formas de reforzarle. Pero también deja que tu perro te toque y
acaricie de forma socialmente correcta como recompensa, de esta
manera sabrás si el estado emocional del perro durante los ejercicios es
el óptimo y, por otro lado, la intensidad y duración de los contactos
mutuos te darán una idea de su estado social.
El juego: el juego es muy importante para los perros, es un refuerzo social muy fuerte, los cachorros aprenden sus primeras conductas sociales a través del juego. Jugando con tu perro se fortalece el vínculo. Para que el juego sea un reforzador social no tiene que estar monopolizado por una de las partes (normalmente la parte humana): si siempre ganas y cambias las normas a tu antojo, tu perro no se implicará en los ejercicios. El juego debe tener unas reglas sencillas a través de señales verbales o gestuales que tu perro entienda. Por ejemplo, se puede construir un juego con un mordedor para reforzar socialmente la llamada: en un principio se juega con el perro pero pidiéndole que lo suelte, luego se le llama y se juega con él, pero en esta ocasión se deja que él gane y se lleve el mordedor. En este ejemplo el juego social con el perro tiene unas reglas: si te llamo, te acercas, jugamos y ganas el juego.
La aceptación: la permanencia dentro de un grupo es un gran motivador. Si tienes varios perros y quieres practicar el manejo conjunto pero dejas fuera a uno de ellos, verás que lo pasará mal, se agobiará porque querrá estar con el grupo. Puedes usar como reforzador y castigo el sacar y luego introducir dentro del recinto de trabajo al perro que no haya atendido a las indicaciones mientras practicas con los demás (¡cuidado! Si no atiende. NO si se equivoca, para ello se debe tener una señal que le indique que se está equivocando y que tiene que pensar y probar otra conducta. Y como ves, la palabra castigo no tiene que implicar pegar o maltratar al perro, no nos auto censuremos en el lenguaje, las cosas claras y sin eufemismos).
La atención: también prestar atención a tu perro, aunque sea sólo mirándole, es un reforzador social. Es más, muchos perros prefieren una atención negativa, como el enfado del dueño, a una absoluta desatención (esto es lo que pasa cuando un perro llama la atención ladrando su dueño le regaña: está reforzando esa conducta). Los diferentes niveles de atención y desatención permitirán influir de forma precisa en la conducta del perro.
La cercanía: lo natural en los perros es que su grupo social esté junto (no es natural que un perro viva aislado de su grupo de convivencia, como muchos perros de jardín) y que cada miembro esté pendiente de dónde están los demás (a que esto te suena, a que tu perro sabe en todo momento dónde estás dentro de casa). Por lo tanto, hay que dejar que el perro se mantenga cerca reforzando y potenciando el vínculo haciendo que la comunicación se afine y sea más sencillo practicar nuevos ejercicios (no lo lleves al extremo de tener al perro encima todo el día, también es necesario que sepa estar solo en una sala para no tener problemas de comportamiento).
Como acabas de leer, existen más reforzadores sociales a parte de las caricias. Usa estos motivadores y tu vínculo con el perro se incrementará enormemente y dejarás de depender de reforzadores extras porque TÚ SERÁS LA RECOMPENSA DE TU PERRO.
Publicado en Educando a tu Mascota
(Modificado del libro 'Tu perro piensa y te quiere. Entrenar perros no es como te lo habían contado' de Carlos Alfonso López García)
El juego: el juego es muy importante para los perros, es un refuerzo social muy fuerte, los cachorros aprenden sus primeras conductas sociales a través del juego. Jugando con tu perro se fortalece el vínculo. Para que el juego sea un reforzador social no tiene que estar monopolizado por una de las partes (normalmente la parte humana): si siempre ganas y cambias las normas a tu antojo, tu perro no se implicará en los ejercicios. El juego debe tener unas reglas sencillas a través de señales verbales o gestuales que tu perro entienda. Por ejemplo, se puede construir un juego con un mordedor para reforzar socialmente la llamada: en un principio se juega con el perro pero pidiéndole que lo suelte, luego se le llama y se juega con él, pero en esta ocasión se deja que él gane y se lleve el mordedor. En este ejemplo el juego social con el perro tiene unas reglas: si te llamo, te acercas, jugamos y ganas el juego.
La aceptación: la permanencia dentro de un grupo es un gran motivador. Si tienes varios perros y quieres practicar el manejo conjunto pero dejas fuera a uno de ellos, verás que lo pasará mal, se agobiará porque querrá estar con el grupo. Puedes usar como reforzador y castigo el sacar y luego introducir dentro del recinto de trabajo al perro que no haya atendido a las indicaciones mientras practicas con los demás (¡cuidado! Si no atiende. NO si se equivoca, para ello se debe tener una señal que le indique que se está equivocando y que tiene que pensar y probar otra conducta. Y como ves, la palabra castigo no tiene que implicar pegar o maltratar al perro, no nos auto censuremos en el lenguaje, las cosas claras y sin eufemismos).
La atención: también prestar atención a tu perro, aunque sea sólo mirándole, es un reforzador social. Es más, muchos perros prefieren una atención negativa, como el enfado del dueño, a una absoluta desatención (esto es lo que pasa cuando un perro llama la atención ladrando su dueño le regaña: está reforzando esa conducta). Los diferentes niveles de atención y desatención permitirán influir de forma precisa en la conducta del perro.
La cercanía: lo natural en los perros es que su grupo social esté junto (no es natural que un perro viva aislado de su grupo de convivencia, como muchos perros de jardín) y que cada miembro esté pendiente de dónde están los demás (a que esto te suena, a que tu perro sabe en todo momento dónde estás dentro de casa). Por lo tanto, hay que dejar que el perro se mantenga cerca reforzando y potenciando el vínculo haciendo que la comunicación se afine y sea más sencillo practicar nuevos ejercicios (no lo lleves al extremo de tener al perro encima todo el día, también es necesario que sepa estar solo en una sala para no tener problemas de comportamiento).
Como acabas de leer, existen más reforzadores sociales a parte de las caricias. Usa estos motivadores y tu vínculo con el perro se incrementará enormemente y dejarás de depender de reforzadores extras porque TÚ SERÁS LA RECOMPENSA DE TU PERRO.
Publicado en Educando a tu Mascota
(Modificado del libro 'Tu perro piensa y te quiere. Entrenar perros no es como te lo habían contado' de Carlos Alfonso López García)