viernes, 5 de octubre de 2018

MI QUERIDO VETERINARIO


Cada vez hay más mascotas a nuestro alrededor en los entornos urbanos. Es porque cada vez tenemos más necesidad de compañía: hay envejecimiento poblacional, diferentes tipos de familias, baja natalidad y hay quien habla hasta de una epidemia de soledad. Así que los perros, los gatos y otros animales domésticos vienen con sus pelos, con sus mimos, con su fidelidad y apoyo emocional a hacernos más llevadero el camino de la existencia. Cada vez son parte más importante de las familias y acompañan a más solitarios (y no tanto).


Pero una mascota no es un juguete: nos da cosas, pero también hay que darle cariño y cuidados. La buena noticia es que, según informan los veterinarios, crece la preocupación por el bienestar de nuestros pequeños compañeros. Se nota en el mayor número de visitas a estos sanitarios y en la aparición de un mercado también creciente de productos y servicios para estos animales. “Podría decirse que, después de la crisis, estamos viviendo un boom”, dice Alexis Santana, director científico de Albea Veterinarios. “Van apareciendo más franquicias, servicios complementarios, más interés por parte de los inversores”, afirma. En España hay más de 7.400.000 perros registrados, más de 430.500 gatos y casi 48.500 animales domésticos de otros tipos, según datos de 2016 del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente. Según Veterindustria, la veterinaria factura en torno a 1.300 millones de euros al año en España. Dentro de esa cantidad 210 son generados por el cuidado de mascotas como perros y gatos.

Vacunas y chequeos

Cuando se tiene una mascota, hay que saber algunas cosas. Por ejemplo, cuándo llevarlo al veterinario. “Al principio tienen un programa de vacunas que les hace ir cada 15 días aproximadamente. Luego ya basta con llevarlo una vez al año. Cuando es un animal geriátrico, un perro de más de ocho años, conviene hacerle chequeos frecuentes”, dice Jaime Díez, gerente de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Mascotas (AMVAC).





Entre las dolencias más frecuentes se encuentran los problemas dermatológicos o gastrointestinales. Aunque los veterinarios cada vez llegan más lejos. “Como los animales cada vez tienen mayor esperanza de vida, empiezan a aparecer problemas oncológicos y cardiacos”, dice Díaz. Paralelamente, cada vez aparecen más innovaciones. “Por ejemplo, muchos hospitales ya tienen técnicas como los TAC o resonancias magnéticas, se realizan cirugías cardíacas, se tratan problemas neurológicos, hay servicios de rehabilitación…”, según explica Díaz. “Antes la veterinaria era como la hermana pobre de la medicina humana. Ahora tenemos cada vez más medios y mejor formación e infraestructura”, apunta Santana.


Otras innovaciones tienen que ver con la habilitación en algunas clínicas de salas de espera separadas para diferentes animales y, en definitiva, “hacer la experiencia más agradable tanto para las mascotas, como para los propietarios y los veterinarios”, según la etóloga Marta Amat, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). “Se trata de que los animales no asocien la visita al veterinario como algo negativo. Por ejemplo, dándole a la mascota un alimento muy sabroso se crea una experiencia positiva que también permite al veterinario hacer la exploración más cómodamente”, continua Amat.



Entre las conductas problemáticas de las mascotas se encuentran los gatos que marcan su territorio arañando el sofá, los perros que ladran mucho y molestan a los vecinos, o la muy frecuente ansiedad de separación, que afecta a muchos perros cuando se separan de sus dueños. “Son casos que se pueden solventar modificando el entorno o la conducta de los animales o los propietarios; o con la utilización temporal de ciertos ansiolíticos”, comenta la etóloga.
 

Relación sana

Pero no hay que pasarse de la raya: uno de los problemas que surgen es la “humanización” o antropomorfización de las mascotas. “Hay quien cuida a las mascotas como si fueran sus hijos, y no es eso; la educación y la relación con un animal ha de ser diferente”, dice Amat. “Explicar esto también forma parte de nuestro trabajo”.
Se ven spas, pastelerías y peluquerías para mascotas, cupcakes o pintura de uñas, ropa para animales, el sector de las mascotas facturó hasta 1.000 millones de euros en 2016, según datos de la consultora Euromonitor para la patronal Aedpac. “La humanización de estos animales es parte de este boom que se está viviendo”, dice Santana. “Queremos lo mejor para ellos como si fuésemos nosotros. Pero, como ejemplo, aunque nos guste el chocolate, no podemos dárselo a un perro, porque es tóxico para ellos. Todo el tema de la humanización puede traer problemas de comportamiento. Hay que tratar al animal como lo que es y llegar así a un equilibrio saludable”. Todo está bien, pero en su justa medida.


Por último, hay que informarse bien antes de comprar o adoptar. “Es interesante tener una entrevista preliminar, saber qué tipo de animal queremos, si uno muy activo u otro que se adapte mejor a nuestras rutinas, etcétera”, dice Amat. “Hay que estudiar también su procedencia, si ha pasado suficiente tiempo con la madre, entre otras cuestiones”. ¿Tenemos tiempo, espacio y dinero para cuidar a un animal? ¿Estamos dispuestos a adaptarnos a sus necesidades? ¿Quién se ocupará cuando tengamos que salir de viaje? Un animal no es un peluche (aunque algunos lo parezcan), así que es necesario pensárselo dos veces. Según un estudio de la Fundación Affinity, más de 137.000 perros y gatos fueron abandonados en 2016.



Publicado en El País