Ya sea que lo notes o no, los gatos que responden cuando se les llama por su nombre lo hacen por una única razón: les place. Hay varios factores que podrían contribuir a que un gato venga o se aleje cuando realmente lo desees. Independientemente de sus personalidades adorablemente encantadoras, o típicamente indiferentes, los gatos tienen voluntad de hierro.
Los gatos han bendecido al universo con su presencia durante al menos los últimos 12 000 años, y es posible que por más tiempo, según la revista Smithsonian, quien citó la broma de George F. Will que señala: "La frase 'gato doméstico' es un oxímoron'", la razón de ello es que "como todos los dueños de gatos saben, nadie es dueño de un gato", según una mención de Ellen Perry Berkeley.
No existen registros arqueológicos que identifiquen con precisión el momento en que se domesticó a los gatos por primera vez, uno de los motivos es que los esqueletos de gatos silvestres (también conocidos como salvajes) y los de "gatos domésticos" son bastante similares.
Algunos expertos señalan la mandíbula de un gato de 8000 años que se encontró en Chipre en 1983, pero indicios incluso más antiguos ayudaron a los científicos a calcular con mayor precisión la domesticidad felina con más de 9 500 años cuando en el año 2004 en esta misma isla, se encontró un gato momificado con una diferencia fascinante: Fue intencionalmente enterrado junto con un humano.
La revista de investigación Science publicó un estudio en 2007 que presentó pruebas convincentes de que todos los gatos son descendientes directos de un gato montés del Oriente Medio conocido como Felis sylvestris, o "gato montés europeo". Las estimaciones más exactas señalan a Mesopotamia como el sitio donde se ‘amansó’ a los felinos por primera vez.
De hecho, los egipcios los inmortalizaron en piedra, ya que los consideraron sagrados tal como lo demuestran las miles de estatuas y restos de gatos momificados que se han hallado en excavaciones de templos.
Los antiguos egipcios no adoraban a los gatos, tal como algunos expertos describen, sino que crearon dioses de madera y piedra para representar sus características físicas, además de las características que les atribuían, tales como inteligencia casi sobrenatural y actitudes excepcionales.
Hay una historia sobre el dios egipcio del sol—Re—cuya hija Sakhmet tenía el cuerpo de una mujer y la cabeza de un león, lo que le otorgó un temperamento bastante agresivo e impredecible y el alma de una cazadora de sangre fría.
El New York Times describe otra deidad egipcia con atributos felinos—Bes—un hombre, esta vez con una variedad de características de personalidad más positivas, que van desde un fiel compañero, protector paternal hasta artista amante de la diversión. Pero todos los aspectos de la imagen felina hacen que los gatos sean igual de apreciados hoy en día como lo eran entonces.
Hay una gran cantidad de personas que deben admitir que les pertenecen a sus gatos y que la especie no solo se apoderó de sus respectivos hogares hace 12000 años; sino que primero, se domesticó a sí misma.
Para los propietarios de gatos—que la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés) estima en 85.8 millones de gatos domésticos tan solo en los Estados Unidos—parece que la situación no ha cambiado mucho. Según el Smithsonian:
“Cuando los humanos eran predominantemente cazadores, los perros eran de gran utilidad y, por lo tanto, fueron domesticados mucho antes que los gatos. Los gatos, por otro lado, solo se volvieron útiles para las personas cuando comenzamos a establecernos, a cultivar la tierra y—decisivamente—a almacenar las cosechas excedentes.
Con las reservas de granos llegaron los ratones, y cuando los primeros gatos silvestres vagaban por la ciudad, se sentaron las bases para lo que los autores del estudio de Science llaman “uno de los ‘experimentos biológicos’ más exitosos jamás realizados”. Los gatos quedaron encantados con la abundancia de presas en los graneros y los humanos quedaron encantados con el control de plagas".
Reitero, la conclusión es que por aquel entonces, los gatos decidieron que si los humanos se creían lo suficientemente inteligentes como para ser domesticadores de gatos, estaba bien, pero en realidad, los mismos gatos fueron quienes decidieron ser domesticados. Y todavía obtienen lo que quieren, independientemente de lo que las personas creen.
Aún así, el mundo es un lugar mejor con ellos, tal como cualquier amante de los gatitos podrá decirte. (La parte que nos hace reflexionar es que si los gatos pudieran hablar, dirían lo mismo sin pedir disculpas). Sin embargo, la pregunta ahora es si los gatos se sienten motivados a responder al escuchar sus propios nombres.
Metro UK señala que los gatos "no le deben nada a nadie, y por lo general accederán a la atención humana siempre y cuando les convenga", y además, "pueden ser muy reservados, es difícil saber si no conocen sus nombres, o si sí los saben, pero optan por no reconocerlos cuando se les llama".
Publicado en Mascotas Mercola