Basadas en el análisis del ADN, nuevas evidencias indicarían que la domesticación de los perros por los humanos se habría realizado mucho antes de lo imaginado: nada menos que hace 100.000 años.
¿Cuál habría sido la coevolución de los perros y los humanos?...
Mientras los humanos primitivos que sobrevivieron convirtiéndose en nuestros antepasados establecieron una relación temprana con los perros, los neandertales, que no lo hicieron, terminaron extinguiéndose.
Para algunos teóricos, el éxito de la supervivencia de nuestros antepasados estaría estrechamente vinculado a la relación cooperativa que entablaron con los perros. Esta relación habría hecho de aquellos hombres primitivos unos cazadores más eficientes que los neanderthales. (1).
Una de las tareas más importantes a la que se enfrenta una sociedad de cazadores es la de localizar las presas. Los sistemas sensoriales de los perros, su exquisito olfato y la adaptación de sus conductos respiratorios –pueden seguir el rastro aún cuando corren- los hacen cazadores eficientísimos. Siguiendo la corriente de pensamiento de estos teóricos, la disponibilidad de perros para rastrear presas habría significado que esos primeros humanos ya no necesitaran las estructuras faciales que les permitían detectar olores tenues, permitiéndoles desarrollar rasgos faciales más flexibles y capaces de producir sonidos más complejos. Los neandertales, al no haber establecido ningún tipo de pacto con los perros, habrían mantenido sus rasgos faciales menos flexibles y eso les habría limitado el control vocal, resultándoles mucho más difícil el habla.
Habría sucedido que, después de crear la habilidad del habla –consecuencia de la asociación prehistórica con los perros que olían por ellos-, los hombres primitivos habrían adquirido la capacidad de darle forma a los sonidos vocales, comenzando entonces el desarrollo del lenguaje humano hablado.
“(...) ¡entonces, es muy posible que el lenguaje humano deba su existencia a nuestra asociación con los perros!”(2).
Fuentes:
(1). J. M. Llaman, “Evolving Brains”.
(2). Stanley Coren, “Converse con su perro”.
Publicado en Mascotas Foyel