Resulta sorprendente escuchar al biólogo andaluz José Antonio Godoy
decir que hay más linces ibéricos disecados que con vida. Apenas 300 de
ellos siguen estando en libertad, lo que hace que sea una de las especies animales más cercanas a la extinción en todo el planeta. Pero la genética y el interés de un grupo de científicos puede cambiarlo todo para bien.
Por fortuna, Godoy es investigador científico del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC). Lidera un equipo de investigadores
en la Estación Biológica de Doñana
que trabaja sobre el genoma del lince ibérico para intentar revertir
esta situación. Sus análisis pueden llevarse a cabo gracias a la
financiación privada, cuenta él mismo en un vídeo grabado por el portal Historias de luz.
El que haya pocos especímenes condena al lince ibérico a una escasa
diversidad genética y con ello a que se adapte con dificultad a los
cambios medioambientales. Una vez detectados sus puntos débiles, la
solución, asegura a Europa Press, pasa por mezclar algunos ejemplares de la zona de Andújar con los de la de Doñana, los dos únicos lugares donde se pueden encontrar en la actualidad a este animal.
Publicado en Huffington Post