lunes, 30 de septiembre de 2019

¿ES POSIBLE QUE HAYA SECUESTRADO A DOS GATOS?


Hoy transcribo la respuesta realizada en el consultorio ICON sobre la pregunta que hace un lector sobre cuál es la línea que separa el rescate de animales callejeros y su encierro en contra de su voluntad. Me pareció interesante.



Vivo con dos gatos rescatados de la calle. A menudo, intentan escaparse cuando abro la puerta y debo perseguirlos un rato por las escaleras y devolverlos a casa. Me da miedo abrir las ventanas para que salgan a pasear por el tejado, aunque imagino que les gustaría, como los animales curiosos que son. Quiero protegerlos de caídas, de que se pierdan o de que sean atacados por otro animal. Por otro lado, sé que los gatos son exploradores y libres y siento que estoy de alguna manera “secuestrando" a estos dos animales en casa para disfrutar de su compañía. ¿Qué sería lo correcto? ¿Debo abrirles la ventana para que paseen por el tejado y afrontar el miedo a que algo les ocurra? ¿Es mejor que se queden en casa a salvo? ¿Hay alguna manera de darles libertad y permitirles saciar su afán explorador sin exponerlos a peligros? (Alfredo)


En 2011 se hizo mundialmente famosa una mujer llamada Debbie que subió a la web de ligoteo eHarmony un vídeo presentándose al mundo; a los 30 segundos, empezó a llorar por todos los gatos callejeros del mundo, a los que quería acoger, cuidar y abrazar. El vídeo se volvió viral, se convirtió en una canción de éxito y resultó después ser la performance de una actriz. Pero mientras la mitad del mundo se reía, la otra mitad nos sentíamos extrañamente conmovidos e identificados: rescatar a un animal callejero para darle alimento, casa y amor es uno de los actos que más nos acercan a la sensación de estar arreglando el mundo. Es un acto de amor con consecuencias que vemos de inmediato y que además nos devuelve compañía y cariño por su parte. La vida media de un gato callejero es de dos años, la de un perro de entre tres y cuatro. En el caso de perros y gatos domésticos, cuidados y alimentados, la esperanza de vida se multiplica hasta unos 15 o 16.


"Es difícil escoger una respuesta correcta –apunta Mármol– ya que entran en juego muchos factores, como la ética de cada cuidador de gatos. Hay personas que por nada del mundo dejarán a sus gatos hacer algo que pueda ser potencialmente peligroso para ellos y otras que prefieren que disfruten de la vida y hagan lo que deseen, aunque esto suponga algún riesgo. Ambos son dos puntos de vista respetables, ya que cada uno tiene argumentaciones válidas".


En el caso de los gatos, tras llevarlos a un apartamento, darles comida y calefacción y ver cómo devuelven todo ese amor con indiferencia, belleza y ronroneo, llega a menudo una sensación que, como a ti, querido Alfredo, embarga a sus compañeros de morada: ¿los he salvado o los he secuestrado? "Los gatos son animales curiosos por naturaleza, esto implica que siempre tengan ganas de explorar lo que les rodea, aunque a veces esto entrañe peligros para ellos", explica Adriana Mármol, veterinaria etóloga de la clínica Triavet de Barcelona. Esto nos pone en un brete: ¿debemos dejar que nuestros gatos salgan de nuestra casa, exploren mundo y vivan aventuras o por lo contrario es mejor protegerlos?


En resumen: no, Alfredo, no has secuestrado a dos gatos, exactamente. En tu afán de que no se escapen de casa estás también previniendo que puedan ser atropellados, atacados por otros gatos o puedan coger infecciones, causa habitual de enfermedad y muerte entre felinos. Lo que sí debes hacer es darles un hogar que les garantice que pueden saciar ese instinto curioso y cazador que tienen, por mucho que sean domésticos. Adriana Mármol recomienda que "nuestro gato tenga muchas cosas que hacer en casa, y sobre todo, que pueda llevar a cabo dentro de la misma todos los comportamientos que son naturales para ellos como especie: respetar su privacidad y darles un lugar seguro y privado donde esconderse cuando no quiera ser molestado, facilitar que puedan saltar y subir a lugares elevados y estables (les gustan para descansar), tener superficies que puedan rascar (es una necesidad biológica para ellos) y darles una dieta adecuada que a veces incluya raciones de comida fuera de su plato donde puedan poner en práctica su instinto por la búsqueda de alimento".


Teniendo en cuenta todo esto, querido Alfredo, no deberías temer que esos gatos a los que has dado cobijo, cariño y alimento te vean como un secuestrador. Al fin y al cabo la vida se basa en elegir y ellos tal vez se han perdido aventuras por la gran ciudad, pero también han perdido riesgos, enfermedades y frío. Esto es como el que lamenta no vivir excitantes noches de soltería desde la cálida y apacible seguridad de su hogar de casado. ¿Tú estás casado, Alfredo? Ese tema mejor lo dejamos para otro consultorio.


Escrito por Guillermo Alonso en El País