domingo, 6 de octubre de 2019

TOCA A TU PERRO PARA REBAJAR LA TENSIÓN


Presta atención a la vida cotidiana, mira las reacciones de las personas, si te fijas en una calle céntrica con miles de personas pasando cerca las unas de las otras, verás un sin número de maniobras y contorsiones para no tocarse, a pesar del poco espacio que queda en las aceras cuando caminan multitudes, todo el mundo lucha por evitar un roce con otros, pasar de costado, hacerse más delgado, esquivar constantemente.



Luego mira el momento en que dos personas que pasean sus perros
dialogan, no me refiero a personas que se nota que son conocidas entre sí, sino a desconocidos. Si te fijas bien, verás que ambos tocan a sus perros mientras inician una relación social con alguien con quien no se tiene estrecha confianza.



¿Qué entendemos con todo esto?, no es casualidad, hay un elemento de comportamiento muy interesante en toda esta actividad. Observemos un grupo de primates, cuando se relacionan, uno se acerca al otro y hace gestos indicando su intención de despiojarlo. A esta actividad se la llama el "aseo social", es una forma que tienen los animales gregarios para relacionarse y estrechar vínculos. El hurguetear entre su pelambre con la excusa de limpiarse hace que se relajen los ánimos, se calma cualquier ansiedad y temor a una agresión.



¿Tenemos los humanos todavía restos de esa necesidad? ... la respuesta es sí, los tenemos.
La diferencia entre nosotros y el resto del mundo primate radica en que nuestra actividad sexual se extiende a todo el año. En animales cuyo cerebro solo piensa en sexo durante un corto periodo de tiempo al año, no hay inconvenientes en tocarse constantemente, pero a partir de que el humano evolucionó como un ser altamente sexuado, debió reprimir la práctica del aseo social, la que quedó relegada solo en manos de unos profesionales (masajistas, peluqueros, etc.).



No sería bueno para nuestra estabilidad social que cada vez que nos encontremos por la calle con alguien o queramos entablar una relación, comencemos a rascarle y acariciarle la cabellera, y mucho menos si se tratare del sexo opuesto. Pero como la necesidad sigue estando, redireccionamos ese comportamiento ancestral, a veces lo redireccionamos hacia la otra persona quitándole pelusas de la ropa o con la excusa de comprobar si su suéter es abrigado, pero generalmente redireccionamos hacia otros elementos, puede ser tocando nuestro propio cabello, o acariciándose su propia barba quienes la llevan larga, hurgueteando con los dedos en nuestra propia ropa, sobre todo en las partes peludas de la misma, cuellos de piel o cosas por el estilo de nuestra propia indumentaria. Notaremos que siempre trataremos de llevar los dedos a las zonas de mayor pelambre. Y si llevamos un perro, su pelaje es ideal para dar rienda suelta a nuestra reprimida necesidad, y cuanto más tensos estamos al entablar una relación con otra persona, más tocaremos a nuestros perros, mientras nuestro cerebro experimenta el relax que produce el aseo social en los monos, calmando la ansiedad de las relaciones sociales.



Yo he usado muchas veces este truco a conciencia. Por ejemplo, en algunas notas que he dado para programas importantes de TV, donde sabía que literalmente millones de ojos me estarían escrutando. Muchas veces me he mirado en video en esas notas, y me aterra el hecho de pasarme en cámara rápida y ver la cantidad de gestos estereotipados que he hecho, gestos con las manos para liberar tensión, que pasados con el volumen de la TV baja son más que evidentes y molestos de ver.



Para calmar esa tensión y evitar tantos ademanes nerviosos, muchas veces decidí dar las notas teniendo conmigo un perro, ya que el reportaje se trataba precisamente de ellos, no había motivos para que alguien vaya a pensar que verme tocando un perro pudiera quedar fuera de lugar.
Las notas salieron siempre calmas y naturales así, porque mi "mono interior" podía hacer el aseo social hurgueteando en el pelambre de mi amigo canino mientras yo calmadamente respondía a las preguntas de los periodistas.



¿Haz oído hablar acerca de que la mejor manera de relacionarse con el sexo opuesto para las personas tímidas es llevando de paseo al perro?, ahora, después de haber leído esta nota, ya sabes los motivos. Una persona que se intimida al relacionase, puede relajarse tocando su perro, como lo hacen nuestros primos los monos, y al relajarse, la relación se entabla mejor, no se cometen torpezas por la tensión, y la situación resulta agradable.



Te sorprendería saber la cantidad de personas tímidas que han entablado relaciones duraderas y de pareja al llevar a sus perros de paseo. Recuerda, sin ir más lejos, cómo es que se casaron en "101 Dálmatas" los dueños de los perros.

Orlando Eijo