martes, 15 de septiembre de 2020

ANTROZOOLOGÍA; VÍNCULO ENTRE HUMANOS Y ANIMALES


En casi la mitad de los hogares españoles hay algún animal de compañía, principalmente perros y gatos. Debemos saber prevenir las relaciones que pueden traer consecuencias negativas y promover las que resulten beneficiosas para los humanos y para los animales mismos.

La antrozoología es la ciencia que estudia las interacciones y el vínculo entre los seres humanos y el resto de animales. Pese a que esta ciencia cuenta con menos de cuarenta años, las interacciones con los animales forman parte de la esencia humana desde sus inicios, como ponen de relieve las pinturas rupestres. En la actualidad los animales no humanos participan ampliamente de la dinámica cotidiana de las ciudades.
Aquellos con los que tenemos un mayor grado de integración y vinculación son los llamados animales de compañía, principalmente perros y gatos. De hecho, en el 49 % de los hogares españoles se convive con algún animal. Nos es preciso conocer el abanico de relaciones que establecemos con ellos para prevenir las que acarrean consecuencias nefastas y promover las que resulten beneficiosas para unos y otros.


Una prioridad de la antrozoología es el estudio de las relaciones patológicas, entre ellas el llamado síndrome de de animales. La persona que padece esta enfermedad mental, reconocida internacionalmente desde 2013, acumula un gran número de animales, de los que no puede hacerse cargo, y no reconoce las malas condiciones en que se encuentran. El trastorno comporta graves implicaciones para el bienestar de unos y otros, así como problemas de salud pública. Los animales suelen presentar parásitos, heridas y enfermedades diversas. Atender esa gran cantidad de animales en mal estado de salud supone un reto. Desde la antrozoología se está trabajando para crear protocolos de detección precoz y de actuación eficaces ante casos de síndrome de Noé.


La antrozoología también se ocupa del trato cruel para con los animales. Cada año se registran decenas de denuncias por este motivo en la ciudad de Barcelona. La mayoría de sociedades desarrolladas disponen de mecanismos legales para frenarlo y en Cataluña contamos con una Ley de Protección de los Animales. No solo se trata de sancionar a quienes les infligen daño, sino también de incidir en la prevención, y la mejor forma de conseguirlo es educar desde la infancia en el respeto hacia las otras especies.


Otro aspecto negativo de la interacción humano-animal es el abandono. En Cataluña se recogen más de veinte mil animales abandonados al año. A pesar de la tendencia al alza de la adopción, nunca se los llega a reubicar a todos en nuevas familias de acogida. Los refugios de gatos y perros intentan ofrecerles las mejores condiciones, pero el entorno más adecuado para su bienestar es una familia de acogida. La causa principal del abandono son las camadas no deseadas, y es por esta razón por lo que se propone la esterilización masiva de perros y gatos domésticos. El abandono es un efecto de la falta de concienciación sobre la tenencia responsable de animales de compañía; a menudo incorporamos uno a la familia sin tener en cuenta el compromiso que implica a largo plazo. Por ello hay que llevar a cabo unas adecuadas acciones educativas, a fin de que la población actúe de forma responsable en este ámbito.


Las colonias de gatos

Cuando hablamos de animales sin hogar en la ciudad, merecen una atención especial los gatos callejeros o asilvestrados que se distribuyen en colonias. Estamos acostumbrados a la presencia de los gatos en los núcleos de población humana, aunque generan controversia y molestan a algunas personas. Por un lado afectan a la fauna silvestre autóctona, pero, por otro lado, las colonias de gatos urbanos han demostrado ser muy útiles para controlar plagas como las de ratas y ratones, de modo que son necesarias para mantener un equilibrio en el ecosistema de la metrópolis. Ahora bien, es preciso que los felinos urbanos estén bajo el control de un programa de gestión ética como el que ofrece la ciudad de Barcelona. Este programa determina alimentar a los gatos de forma adecuada para evitar problemas de higiene, esterilizarlos para evitar su reproducción descontrolada y hacerles un seguimiento sanitario.



Existe la falsa creencia de que la vida del gato callejero es ideal; muy al contrario, su esperanza de vida es muy corta en comparación con la del gato doméstico. Además se cree a menudo que cualquier gato puede vivir y ser feliz en la calle, pero los que se han acostumbrado a la vida doméstica sobreviven difícilmente en plena libertad. En consecuencia hay que combatir la opción de la gente que abandona a su gato en la calle pensando que tendrá una buena vida. Ello demuestra la necesidad de concienciar en la tenencia responsable.

Fuente de capital social

La presencia de animales de compañía en nuestro entorno ha demostrado ser una fuente de capital social, entendiéndolo como el factor que permite que las personas se mantengan vinculadas a su comunidad de forma beneficiosa y positiva y con una actitud prosocial. Una ciudad con unos altos niveles de capital social tiene ciudadanos cívicos y que colaboran entre sí. Mediante diferentes estudios se ha comprobado que en los barrios con más densidad de animales de compañía se registran índices de criminalidad inferiores y mejores indicadores de salud de las personas. Los animales de compañía fomentan la interacción social y aportan ciertas ventajas, pese a que también generan algunos conflictos. Por este motivo se requieren normativas que regulen y favorezcan la circulación y el cuidado de los animales de compañía, ya que la tenencia responsable favorece este capital social y evita los conflictos de convivencia. 


Estudios recientes de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud han puesto de relieve que en España muchos propietarios de perros y gatos mantienen un vínculo emocional con los animales, e incluso los consideran un miembro más de la familia. Esta vinculación parece ser un fenómeno universal y común a diferentes culturas.
Los efectos positivos de compartir la vida con animales de compañía se dividen en dos tipos: físicos y psicosociales. En el ámbito físico, el contacto con un animal de compañía reduce la presión arterial, por ejemplo. En el área de los beneficios psicosociales la ciencia muestra que los animales son catalizadores sociales, es decir, que nos ayudan a socializarnos y establecer vínculos con las otras personas. El hecho de que el animal forme parte de nuestra red social contribuye a permitirnos superar las condiciones generadoras de estrés. El contacto con animales reduce los miedos, los síntomas de depresión y los niveles de agresividad, y también propicia la comunicación, los estados de humor positivos, las actuaciones prosociales y la atención positiva para con otras personas. 

Un desarrollo infantil saludable

Todos, pero especialmente los niños, tienen mucho que ganar de la convivencia con los animales. Se ha demostrado que el contacto con animales de compañía favorace un desarrollo infantil saludable. En este sentido, se ha estudiado ampliamente el apoyo emocional que se deriva de esta relación. Numerosos estudios en diferentes países muestran que los niños que pasan por un momento emocionalmente complicado buscan a los animales para sentirse reconfortados. La relación de niños con animales también favorece el desarrollo de la empatía y el comportamiento positivo (prosocial) entre niños. En general, los niños vinculados con animales son más empáticos, y también parece que esta relación les facilita el desarrollo cognitivo y lingüístico. Por último, el refuerzo del sistema inmune es otro campo en el que la convivencia con animales tiene efectos positivos: los niños son menos propensos a alergias y tienen menores tasas de absentismo escolar.


Podemos ir más allá mediante la aplicación orientada y terapéutica de los beneficios de la interacción humanoanimal a través de las intervenciones asistidas con animales (IAA). Las IAA se aplican en colectivos de todo tipo: personas con trastorno mental, con discapacidad, en riesgo de exclusión social y otras con requerimientos especiales. Los efectos reales de las IAA, muy extendidas en nuestro país, se encuentran actualmente en vías de estudio para corroborar sus beneficios.


La interacción con animales de compañía en nuestro entorno es inevitable. Y hay que conocer a fondo sus consecuencias y sus efectos, tanto los positivos como los negativos, para favorecer la mejor convivencia posible y aprovechar al máximo la inestimable aportación social que suponen. 

 

 

Artículo publicado en lameva.barcelona.cat