En el siglo XIX un aristócrata francés creó una réplica perfecta de los “perros blancos” que en el pasado habían acompañado a los reyes de Francia. A esta nueva raza la llamó “Billy” en honor de un famoso castillo situado en las proximidades de Poitiers, el Château de Billy
Originario de la región francesa de Haut-Poitou el Billy fue creado por Monsieur Gaston Hublot de Rivault en el siglo XIX a partir de tres razas -Larye, Céris y Montenboeuf- que actualmente ya no existen.
Réplica perfecta de los grandes “perros blancos del Rey” que se hicieron famosos en las jaurías reales y que acompañaron a los monarcas franceses durante los siglos, XVI, XVII y XVIII y que fueron especialmente apreciados durante los reinados de Carlos IX y Luis XIV.
En este sentido cuenta la historia que el rey francés Carlos IX tenía en su palacio una perra blanca a la que tenía tanto aprecio, que incluso la permitía comer de su mismo plato. Finalmente y en un acto de extravagancia cuando el animal murió el monarca obligó a toda la corte a ir de luto riguroso.
Debido a su buen olfato, a sus capacidades de sabueso en el rastreo, a su resistencia y a sus rápidos reflejos, el Billy ha sido utilizado por aristócratas y nobles en todas las modalidades de caza a caballo y actualmente también forma parte de muchas rehalas utilizadas en el rastreo de piezas de caza mayor.
Durante la Segunda Guerra Mundial esta raza, cuyo estándar se aceptó en 1973, estuvo al borde de la extinción, pero al tratarse de un perro valiente, inteligente y que puede correr durante mucho tiempo en el campo, fue salvado de la desaparición por los criadores interesados en desarrollar ejemplares muy bien adaptados a las actividades cinegéticas.
La altura de un ejemplar Billy puede oscilar entre los 60 y 70 centímetros, con un peso que puede superar ligeramente los 30 kg en los machos de mayor porte, pero que por regla general se mueve en un rango situado entre los 25 y 30 kg.
Siendo heredero de los “perros blancos” en el pelaje de un Billy, duro, corto y poco graso, domina el color blanco puro, aunque se admite la presencia de tonalidades café con leche o las manchas naranja claro o limón en el manto.
Una de las características físicas del Billy es que en estos perros sus patas delanteras son más importantes que las traseras, a lo que se une un cuerpo ligero y muy bien musculado que aporta al animal una estética que podemos calificar de “elegante”.
Publicado en Terránea