sábado, 12 de febrero de 2022

PERROS Y PROCESIONARIAS


Aunque su nombre real es Thaumetopoea pityocampa comúnmente se la conoce como procesionaria. Es una oruga que se desplaza de una forma muy característica formando largas filas, a lo que debe el nombre por el que la conocemos.
Son muy peligrosas para nuestras mascotas y hay que estar atentos porque este año se ha adelantado a consecuencia de la falta de lluvia y las altas temperaturas diurnas, y ya han aparecido en algunos bosques. Algo que normalmente sucede a principios de marzo coincidiendo con el inicio de la primavera.



Un ligero roce con ellas puede producir en la mascota un shock anafiláctico que podría ser fatal. Están cubiertas de pelos urticantes y segregan una toxina denominada Thaumatopina.
También son peligrosas para los seres humanos y pueden provocar reacciones alérgicas con irritación de nariz, oídos y garganta, así como urticaria en la piel, ya que los pelos que recubren las larvas pueden desprenderse y flotar en el aire.


Desde la clínica veterinaria The Cat's Smile, explican qué ocurre si el perro huele o se come una de estas orugas. “Los síntomas son diferentes dependiendo de con qué parte ha contactado con la oruga y durante cuánto tiempo”.

Consecuencias del contacto con la procesionaria

Si los pelillos de la oruga entran en contacto con el perro, notará en la zona picores, urticarias o sensación de quemazón.
Si la toca u olfatea empezará a babear o a rascarse la zona de la boca.
Si la chupa, puede necrosarse la lengua: se vuelve de un color morado rojizo y puede llegar a caérsele un trozo.
Si se la come o se la traga el veneno que tiene puede producir necrosis en la garganta además de en la lengua y el animal puede llegar a morir.


Los síntomas que se aprecian cuando se produce el contacto son:

Síntomas del contacto con la procesionaria

Hipersalivación
Inflamación de la zona de contacto
Lengua roja, amoratada o negra
Dolor marcado
Comportamiento inquieto o nervioso
Inflamación de la zona afectada


Lo primero que se debe tener en cuenta es que la actuación debe ser rápida y hay que acudir de inmediato a un veterinario para que evalúe el estado del animal y pueda ayudarlo.
Los ayuntamientos ya están poniendo en marcha las campañas informativas para prevenir a la ciudadanía sobre este problema y también siguen diferentes tratamientos para minimizar la reproducción de este insecto donde la incidencia es mayor. Se procede a retirar los bolsones donde se acumulan las orugas antes de bajar al suelo y así evitar su proliferación.


La inyección de sustancias biocidas en el tronco de los pinos es una de las medidas más efectivas a largo plazo, ya que aunque es inocua para el ser humano es mortal para las larvas. Entra directamente en la salvia del árbol distribuyéndose de forma homogénea y llegando a las hojas, que es de donde se alimenta este insecto.
Los consejos son claros, evitar los paseos en zonas de pinos, puesto que son difíciles de ver porque su color es muy similar y se confunden con las agujas propias del árbol.