No cabe duda que ha sido KONRAD LORENZ, Premio Nóbel de Medicina en 1973, quien ha popularizado los estudios etológicos acercando al gran público una ciencia que era prácticamente desconocida hasta hace unos años. De su mano la Etología, o Biología del comportamiento comparado entre el Hombre y los animales, ha irrumpido con fuerza en el ámbito de nuestra cultura, revolucionando los planteamientos clásicos sobre los que descansa la ciencia del sistema y reforzando con sus postulados los principios de orden y jerarquía defendidos por la sociedad tradicional.
Nacimiento de la Etología
¿Pero cuándo surgió y de dónde procede la Etología? Para WILLIAM THORPE, historiador de esta disciplina, la respuesta es muy clara: apareció en Francia a finales del siglo XVIII, aunque existían precedentes más remotos en la Zoología y en las Ciencias Naturales cultivadas en las centurias anteriores. Será un aficionado, G.G. LEROY (1723-1789), guardabosques de Versalles, quien con su obra La inteligencia y afectabilidad de los animales desde un punto de vista filosófico, con unas pocas palabras sobre el hombre se convierta en el precursor de esta ciencia, aún cuando fue JEAN-BAPTISTE LAMARCK (1744-1829) su primer propagador al sostener en su Filosofía Zoológica (1809) que el impulso animal era un factor muy importante en la adaptación de las especies. No obstante, la primera presencia de la Etología -en el sentido actual del término- en la discusión científica europea no tendría lugar hasta los célebres debates sostenidos durante 1830 en la Academia de París entre ETIENN GEOFROY SAINT HILARIE, defensor de la causa lamarckiana y su colega GEORGE COUVIER, figura principal de la biología francesa de su tiempo. Años más tarde ALFRED GIARD (1846-1908), fundador de varias estaciones biológicas en suelo galo, utilizaba por vez primera la expresión Etología para referirse a sus investigaciones.
Jean-Baptiste Lamarck
La contribución anglosajona al desarrollo de la Etología ha sido también importante. En 1872 aparece publicado en Nature un trabajo sobre el instituto cuyo autor -un joven llamado DOUGLAS SPALDING- inicia la lista de científicos británicos dedicados al estudio de la psicología animal. El mismo año se editaba La expresión de las emociones en el hombre y los animales de CHARLES DARWIN. Ambos influirán en los trabajos de LLOYD MORGAN, algunas de cuyas obras como Hábito e Instinto (1896) y Comportamiento animal (1900) tuvieron una enorme repercusión entre los científicos de su tiempo. Por lo que respecta a los Estados Unidos son ya clásicos los tratados de CHARLES WHITMAN y WALLACE CRAIG sobre el aprendizaje de las palomas y los estudios de WILLIAM MORTON WHEELER sobre las comunidades de insectos. Sin embargo el tremendo éxito de la teoría del condicionamiento de PAVLOV y la difusión de las ideas conductistas -pese a los intentos de KARL SPENCER LASHEY por contrarrestar su influencia con su análisis de la función cortical- explican el largo período de ostracismo en el que entrará a partir de este momento la Etología americana.
De la mano de etólogos como Ardrey, von Frisch y otros, la Etología ha atestado un golpe de muerte a las ideologías de la uniformidad.
Lo innato y la agresividad
Karl von Frisch
Esta situación será el motivo de que corresponda a los investigadores europeos -austriacos y alemanes principalmente- la consolidación final de la Etología tal como la conocemos hoy. Entre los mismos citaremos a JAKOB von UEXKÜLL (1864-1944) que en un intento por acabar con el enfoque antropocéntrico que todavía tenían las investigaciones sobre los animales propone una nueva nomenclatura para designar sus conductas, a KARL von FRISCH cuyos trabajos sobre el lenguaje de la abeja de la miel son muy conocidos y sobre todo a OSCAR HEINROTH por quien KONRAD LORENZ siempre tuvo especial predilección considerándolo maestro suyo.
Es precisamente LORENZ, nacido en Viena en 1903, la figura clave de todo este movimiento tal y como apuntábamos al principio. Desde temprana edad fue un observador infatigable de la naturaleza y un paciente domesticador de animales, los cuales -especialmente los gansos- tuvieron una importancia decisiva en sus prácticas biológicas. Estudió Medicina, Zoología y Filosofía en la capital austriaca y en los Estados Unidos. Durante la II Guerra Mundial se incorporó al ejército alemán como oficial metódico, cayendo prisionero de los soviéticos en el frente oriental. Dos son los pilares básicos sobre los que se ha desarrollado toda su obra científica: el concepto de lo innato (el instinto o patrón heredado de comportamiento) y el concepto de agresividad, entendida como impulso indomable pero con la posibilidad de ser reconducido mediante el rito y la jerarquía.
Konrad Lorenz
Se replantea de este modo la polémica entre ambientalistas y partidarios de la herencia, polémica que tenía en el campo de la Filosofía una respetable antigüedad (recuérdese el innatismo kantiano y la tabula rasa de Locke, por poner un ejemplo) y que se prolongará en el ámbito de la Psicología entre quienes resaltan los factores de aprendizaje y la Escuela de Gestalt que destaca y maduración. LORENZ pondrá en cierto modo fin a la discusión al demostrar que el Hombre no es un ser aislado sino que nace y vive condicionado por sus genes.
Discípulos de LORENZ y contemporáneos suyos son von HOLST, primer Director del Instituto Max Planck dedicado al estudio de la fisiología del comportamiento y el holandés NIKOLAS TINBERGEN, durante muchos años profesor en Oxford y animador de la Etología inglesa de la postguerra. Con una obra científica muy original no podemos dejar de citar a IRENAUS EIBL-EIBESFELT, quizás el etólogo que ha expuesto con mayor profundidad el tema de la agresividad humana, impulso que lo hace coexistir con un instinto de sociabilidad igualmente poderoso y a ROBERT ARDREY formulador de la teoría del imperativo territorial que vincula a todo ser vivo con una determinada demarcación natural.
De la aplicación de la Etología a las Ciencias Sociales ha surgido la SOCIOBIOLOGÍA, nacida formalmente en 1975 fecha en la que E.O. WILSON publica su Sociología, la nueva síntesis.
Disciplina híbrida, demuestra el error de quienes creen en el ambiente y la cultura como determinantes de la aparición de las razas, la tendencia social o antisocial de los hombres y su vocación sacerdotal, guerrera, artesana o campesina. Con sus postulados se han derribado muchos de los planteamientos de la Sociología convencional.
En definitiva, la Etología -la revolución etológica como han preferido referirse algunos escritores- con su respaldo científico a quienes combaten por un mundo ordenado y creador ha atestado un golpe de muerte a las ideologías de la uniformidad. No es de extrañar por tanto que los ambientes que se han rebelado con mayor virulencia a sus aportaciones sean los dominados por el marxismo y el psicoanálisis.
Por Fernando García Mercadal en la revista Punto y Coma, diciembre-febrero, 1984.