En 1869, un granjero de la ciudad de Misuri, Charles Burden, vio morir a su perro Old Drum a manos de su vecino y cuñado, Leonidas Hornsby, quien le disparó luego de haber perdido a algunas de sus ovejas. El pleito entre los vecinos se hizo tan famoso que el abogado George Graham Vest, quien años más tarde fue senador de Estados Unidos, se ofreció a defender al tutor del perro. Durante el juicio, el abogado emitió uno de los discursos más famosos: el ‘Tributo al perro’.
En su intervención, el abogado mencionó: “El mejor amigo que un hombre pueda tener podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo (...). La reputación de un hombre quedará sacrificada por un momento de locura o debilidad (...). El único, absoluto y mejor amigo que tiene y tendrá el hombre en este mundo egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su perro”.
Por este emotivo discurso, el acusado debió pagar 550 dólares de multa, pero, sin lugar a dudas, lo más memorable es que a partir de allí se empezó a mencionar que el perro es y será el mejor amigo que un hombre pueda tener.
George Graham Vest y el monumento a Old Drum
No es simplemente una frase de cajón. La ciencia ha demostrado que, a partir de la domesticación del perro hace muchos años atrás, los vínculos entre los seres humanos y los perros se han hecho cada vez más estrechos.
La Universidad de Eötvös Loránd, de Budapest, en Hungría, demostró que los cerebros de estos animales comparten ciertas características anatómicas con los de las personas, como el lóbulo temporal, lo cual les permite no solo reconocer la voz, sino compartir ciertas emociones.
En este estudio se sometió a 17 perros de distintas razas a varios sonidos, entre los cuales se encontraban voces humanas como risas, silbidos, etc., y vocalizaciones de otros animales como ladridos. Lo que se demostró fue que las ondas cerebrales eran eléctricamente más positivas con las voces que con las vocalizaciones animales.
En conclusión, el estudio demostró que los perros no solo se ven atraídos por los sonidos humanos, sino que, a su vez, estos les generan curiosidad y sensaciones positivas en ellos.
Adicionalmente, una investigación realizada por científicos japoneses determinó que el solo contacto visual entre seres humanos y perros domésticos produce en los canes la liberación de la hormona oxitocina. Esta hormona se libera en situaciones de extremo placer y es la encargada de regular comportamientos entre madres e hijos, entre las parejas y algunos comportamientos sociales, principalmente en los mamíferos.
Todas estas características fisiológicas se han ido modificando a lo largo de la domesticación y han pasado de generación en generación, conservándose en el comportamiento de los perros que conocemos hoy en día y que muchos hogares en el país tienen como mascotas.
Por todo lo anterior, y además por todos los beneficios que el contacto con un perro le puede generar al ser humano, como reducción del estrés, liberación de hormonas placenteras como la dopamina, endorfina, oxitocina y serotonina, apoyo emocional, entre otros, la ciencia certifica que, efectivamente, el perro es el mejor amigo del hombre.
Publicado en El Tiempo