Restos fósiles de animales de 11.500 años hallados en Jordania, sugieren que los primeros perros ayudaron a los humanos a cazar
Yacimiento de Shubayqa 6, en Jordania
El estudio de los huesos de varios animales en el asentamiento Shubayqa 6 en el noreste de Jordania, de 11.500 años de antigüedad, no solo sugiere que los perros estaban presentes en esta región al comienzo del período neolítico, sino que los humanos y los perros probablemente cazaron animales juntos mucho antes.
Huesos de gacela
El estudio del gran conjunto de huesos de animales de Shubayqa 6 reveló una gran proporción de huesos con signos inequívocos de haber pasado por el tracto digestivo de otro animal; estos huesos son tan grandes que no pueden haber sido tragados por los humanos, sino que deben ha sido digerido por perros.
Hace 11.500 años, en lo que ahora es el noreste de Jordania, la gente comenzó a vivir junto a los perros y puede que también los hubieran utilizado para la caza, según muestra un estudio reciente de la Universidad de Copenhague, titulado Close companions: Early evidence for dogs in northeast Jordan and the potential impact of new hunting methods. Los arqueólogos sugieren que la introducción de perros como ayuda para la caza puede explicar el aumento dramático de las liebres y otras pequeñas presas en los restos arqueológicos del yacimiento estudiado.
De este modo, los perros fueron domesticados por los humanos hace unos 14.000 años en el Cercano Oriente, pero hasta ahora no está claro si esto fue un hecho accidental o responde a un propósito por parte los seres humanos. El nuevo estudio publicado en la revista especializada Journal of Anthropological Archaeology sugiere que aquellos humanos valoraron la capacidad de rastreo y de caza de estos primeros perros más de lo que se valoraba con anterioridad.
Así, el estudio de los huesos de varios animales en el asentamiento Shubayqa 6 en el noreste de Jordania, de 11.500 años de antigüedad, no solo sugiere que los perros estaban presentes en esta región al comienzo del período neolítico, sino que los humanos y los perros probablemente cazaron animales juntos mucho antes.
"El estudio del gran conjunto de huesos de animales de Shubayqa 6 reveló una gran proporción de huesos con signos inequívocos de haber pasado por el tracto digestivo de otro animal; estos huesos son tan grandes que no pueden haber sido tragados por los humanos, sino que deben ha sido digerido por perros", explicó la zoo-arqueóloga y la autora principal del estudio, Lisa Yeomans.
Yeomans y sus colegas han podido demostrar que Shubayqa 6 estuvo ocupado todo el año, es decir, se trataba de un campamento estable, lo que sugiere que los perros vivían juntos a los humanos en lugar de visitar el sitio cuando no había habitantes. "Estos perros no se mantuvieron al margen del asentamiento, sino que debieron integrarse estrechamente en todos los aspectos de la vida cotidiana, lo que les permitió vagar libremente por el asentamiento, alimentarse de huesos descartados y defecar en, y alrededor del sitio", explica la investigadora.
Cuando Yeomans y sus coautores examinaron los datos analizados, también notaron un curioso aumento en el número de liebres en el momento en que los perros aparecieron en Shubayqa 6. Las liebres fueron cazadas por su carne, pero los habitantes de Shubayqa 6 también usaron los huesos de liebre para hacer cuentas. El equipo cree que es probable que la aparición de los perros y el aumento de las liebres estén relacionados.
"El uso de perros para cazar presas más pequeñas y rápidas, como liebres y zorros, tal vez por emboscada, podría proporcionar una explicación que esté en línea con la evidencia que hemos reunido. La larga historia del uso de perros, para cazar tanto presas pequeñas como presas más grandes, es bien conocido, y sería extraño no considerar la caza en coalición con los perros como una explicación probable de la repentina abundancia de presas más pequeñasen el registro arqueológico", afirma Yeomans.
"El cambio también puede estar asociado con un cambio en la técnica del método de caza, del empleo de la malla, que daba lugar a una proporción menor y no selectiva de liebres capturadas, por ejemplo, a un método selectivo de caza en el que se atacaban presas individuales. Esto podría haberse logrado gracias a los perros", concluye la científica.