Las lesiones por oruga procesionaria en perros son motivo frecuente de consulta de urgencias a finales de invierno. Si se llega a tiempo, el tratamiento es muy eficaz, pero si se tarda en actuar pueden producirse lesiones ulcerativas con mucha inflamación y dolor.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), es un lepidóptero nocturno que infesta los pinos del mediterráneo y que en su fase larvárea en forma de gusano tiene unos “pelillos” (setae) que producen reacciones inmunomediadas.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), es un lepidóptero nocturno que infesta los pinos del mediterráneo y que en su fase larvárea en forma de gusano tiene unos “pelillos” (setae) que producen reacciones inmunomediadas.
¿Por qué es urgente actuar?
Si los ojos del perro entran en contacto con la procesionaria, es necesario eliminar primero todos los pelos de procesionaria que hayan quedado en la piel y ojos del paciente.
En un primer momento puede intentarse con agua abundante, pero un especialista deberá revisar después que no hayan quedado pegados a la superficie de la córnea o de la conjuntiva.
Si han quedado pelos pegados a la córnea, el especialista puede intentar retirarlos con la ayuda de un microscopio. En ese caso no será necesario entrar en quirófano, pero posiblemente haya que sedar al paciente para trabajar bien con el microscopio.
Las toxinas que desprenden los «pelos» de la procesionaria en su fase larvárea pueden causar una reacción alérgica o inmunomediada con efectos graves para la visión.
Es importante actuar en las primeras horas, porque después los pelos suelen disolverse y requerir de una limpieza profunda de la conjuntiva y la córnea para eliminar sus efectos.
En cualquier caso, es importante evaluar el tipo de lesiones oculares que ha producido la exposición a las toxinas de la procesionaria.
Si se trata de lesiones necróticas o heridas profundas en la córnea, puede ser necesaria una intervención quirúrgica urgente para evitar la pérdida de visión.
Estas úlceras corneales son debidas a la reacción alérgica a la procesionaria del pino
Estos “pelillos” se desprenden fácilmente y son transportados por el aire, de manera que se depositan en el suelo, en las plantas o en los ojos y cuerpo de quienes pasean por el bosque.
Es habitual a finales de invierno: pacientes que, después de haber estado paseando por el bosque empiezan a rascarse los ojos, los tienen inflamados, parpadean de forma especialmente frecuente (blefaroespasmos) o se quejan de dolor.
Habitualmente los síntomas son muy rápidos, muy agudos y muy graves, pero también puede ocurrir, como en el caso de Newton, que no nos damos cuenta hasta el día siguiente, cuando el animal ya está muy incómodo, se queja o simplemente no quiere ni moverse.
Tratamiento
Cuando se llega a tiempo el tratamiento es muy eficaz y los animales responden muy bien, pero si se tarda en actuar pueden producirse heridas o lesiones ulcerativas con mucha inflamación y dolor.
En casos más extremos pueden aparecer uveítis o complicaciones en la retina debido a la inflamación de la coroides, que puede desencadenar un desprendimiento de retina con pérdida de visión.
Para tratar las heridas por procesionaria en el ojo de un perro, es necesario eliminar antes todos los pelos de la superficie de la córnea y de la conjuntiva. No es necesario entrar en quirófano, pero posiblemente haya que sedar al paciente para trabajar bien con la ayuda de un microscopio.
Si la actuación es al cabo de uno o dos días, ya no es posible extraer los pelos porque suelen disolverse en la superficie de la córnea, pero se debe limpiar bien la conjuntiva y la córnea de ambos ojos.