domingo, 31 de marzo de 2024

LOS CHISTES (MALOS) SOBRE ANIMALES DE JIMMY CRAIG; 4ª PARTE


¿Cuántas veces has mirado a tu perro y te has preguntado qué le pasa por la cabeza? ¿No te gustaría entender los miaus de tu gato? Pues eso ha llegado a su fin.
Gracias a Jimmy Craig, ahora sabemos no solo lo que piensan nuestras mascotas, sino también lo que se dicen entre ellas. El artista ha ilustrado esta comunicación y sus sutilezas en los cómics They Can Talk. Resulta que estas conversaciones animales revelan tanto sobre los humanos como sobre las mascotas en sí.

 


















Web del autor: They Can Talk


Publicado en BoredPanda












sábado, 30 de marzo de 2024

PERRO COMO YO, POR IGNACIO PEYRÓ


Siempre hubo gentes muy suyas en cuestión de mascotas: Augusto paseó un cocodrilo, Nerval una langosta, Des Esseintes cuajó de piedras preciosas el caparazón de su tortuga y Alan Clark tuvo un don para amaestrar a las grajillas. Mi preferida, la condesa de Eglinton, tan alabada por el doctor Johnson, domesticó a una docena de ratas que –según lamento de su dueña- eran más agradecidas que cualquier persona.


El de la condesa quizá sea un comentario sorprendente en unas ratas, pero nadie se extrañaría de oírlo a propósito de un Jack Russell o un buen braco: al cabo, son incontables las gentes a quienes los perros han movido a cuidado y a piedad y han aligerado esas cargas constantemente humanas de la futilidad, la soledad y el dolor. En las páginas que dedicó a Febo –“perro como yo”-, Malaparte, rebosante de un afecto entero, no deja de hablarnos de su compañía como “reflejo de mi espíritu”: “sentía que se parecía a mí, que no era sino la imagen de mi conciencia”, escribe el italiano. Precisamente en ese “estar ahí junto a nosotros” –según Lévinas-, el perro parece delimitar una ética. Tal vez sea que la compañía es una forma superior de la misericordia.


De herencias a joyas y de pompas fúnebres a correas de Versace, no son pocas las críticas de hoy a tantos excesos como damos en tener hacia los perros a modo de “raza superior que nos domina”. No es invención de hoy: ahí estuvo el Jack Mytton que alimentaba a sus rehalas con filetes y champaña, o esa otra dama que, en el estudio de su ‘couturier’, sólo elegía las telas sobre las que sus perros se sentaban.


Sin embargo, hay algo definitivamente poco frívolo en el perro, y quizá, cuando Cervantes y Shakespeare los hacen hablar, no hacían sino intuir –como intuyó Malaparte- que el encuentro de un hombre y un perro siempre es el de dos formas de dignidad. Algo de esto está en lo que cuenta Lévinas y glosa Jiménez Lozano: en el campo de concentración del filósofo, “mientras los guardianes les miraban y trataban como el estiércol, un perro (…) era el único que les recibía como a personas, aullando alegremente”. Esas fiestas del perro eran “algo que les recordaba que seguían siendo humanos”, y Lévinas lo remacha al señalar que “nosotros fuimos hombres” gracias a ese animal. Sin duda, son cosas que pensar cuando la mirada del perro nos atraviesa “con su temor de criatura confiada” como una interpelación a nuestro amor.








Escrito por Ignacio Peyro en TheObjective






viernes, 29 de marzo de 2024

PERROS Y PASTORES DEL TIBET, POR MEI DONGSHENG

Nacido en Yingkou de la provincia de Liaoning en 1962, Mei Dongsheng ha participado en varias exposiciones provinciales y nacionales, incluida la celebración del 70º aniversario de los pintores chinos de China en 1991, la Exposición de pintura al óleo contemporánea del noreste de China en Taiwán en 1992 y la 2ª Exposición de Pintura al Óleo China en 1994. En la 8ª Exposición Nacional de Arte de 1994, se compró la pintura de Dongsheng “Flash of Sunset” para la colección permanente del Museo Provincial de Arte. También participó en la Exposición de pintura al óleo del noreste de China en Malasia en 1995 y 1996.

Mei Dongsheng ha estado representado por la Galería Odon Wagner desde 1997 y su obra fue incluida en la exposición colectiva Out of China, diciembre de 1998 y 2010.












































jueves, 28 de marzo de 2024

PANCREATITIS CANINA


La Pancreatitis canina es la inflamación y daño del parénquima pancreático del perro, secundarios a la activación intraparenquimatosa de enzimas pancreáticas. Pueden ser clasificadas de acuerdo a su curso en: aguda, aguda recidivante, crónica (la más frecuente en el felino) y crónica recidivante. En la pancreatitis aguda no se producen alteraciones permanentes del páncreas, mientras que en la crónica se desarrolla fibrosis y atrofia del mismo.
En el perro, la causa de pancreatitis normalmente es idiopática (de causa desconocida), pero se han sugerido diversos factores de riesgo, entre los que se incluyen la pica o indiscreción alimentaria, consecuencia de la ingesta de una comida abundante en grasa, también la administración de dietas ricas en grasa y pobres en proteínas induce la enfermedad en los perros, dado que causa un defecto de permeabilidad de membrana en las células acinares, lo que resulta en un aumento de susceptibilidad a la agresión externa y auto digestión. 


Están descriptos también como posibles causas de pancreatitis numerosos fármacos, como el bromuro potásico, el fenobarbital, los diuréticos tiazídicos, la furosemida, la L-asparraginasa, la azatioprina y los organofosforados. Por otra parte, existe una asociación entre la ocurrencia de pancreatitis y la raza Schnauzer miniatura la cual presenta una incidencia elevada de hiperlipoproteinemia primaria, características similares se han encontrado también en otras de razas como Cocker Spaniel, Caniche Toy y Yorkshire. 
Factores de riesgo potencial son los animales obesos, la hipertrigliceridemia y las endocrinopatías como la diabetes mellitus, el hiperadrenocorticismo y el hipotiroidismo. 
En general se presenta con mayor frecuencia en perros mayores o de mediana edad (más de 5 años), no se determinó una clara predisposición de sexo, pero hay autores que citan que las hembras están algo más predispuestas.


Fisiopatología de la pancreatitis canina:  

El páncreas posee diversos mecanismos que lo protegen de su autodigestión por las enzimas digestivas. Las enzimas proteolíticas que se sintetizan en el páncreas se almacenan como zimógenos inactivos y únicamente se activan cuando alcanzan el duodeno. 
Las células acinares pancreáticas sintetizan y secretan un inhibidor de la tripsina pancreática; además, el plasma sanguíneo contiene varias antiproteasas que limitan la activación de proenzimas en el páncreas e inactivan las enzimas proteolíticas en caso de liberarse al torrente sanguíneo.
Por lo tanto, la pancreatitis se desarrolla como consecuencia de la activación prematura del tripsinógeno a tripsina dentro de las células acinares del páncreas, provocando la destrucción de las células pancreáticas. 
La activación de la tripsina desencadena la activación del resto de zimógenos pancreáticos, dando lugar a la autodigestión, inflamación y necrosis del páncreas, así como a una reacción inflamatoria sistémica.
En algunos casos, las consecuencias pueden ser graves y conducir al fallo multiorgánico. 

Postura de orador


Signos clínicos: 

Los signos clínicos de la enfermedad en el perro son inespecíficos y simulan los observados en otras afecciones gastrointestinales, pudiendo variar de leves a graves hasta llegar a comprometer la vida del paciente.
Existen antecedentes de anorexia y vómitos, letargia, y diarrea, de varios días de duración. Por lo general, el paciente se encuentra muy deprimido, con dolor abdominal en el (cuadrante craneal derecho/hipocondrio derecho) y en algunas oportunidades se evidencia una masa abdominal palpable. 
Los perros pueden adoptar la típica postura de orador con las extremidades anteriores extendidas en el suelo y las extremidades posteriores levantadas. El paciente puede presentar también otros signos como taquicardia, fiebre, deshidratación, disnea, ictericia, arritmias cardiacas que denotan la gravedad del cuadro. Los cuadros más graves y agudos pueden estar asociados a shock y muerte.
Los pacientes con pancreatitis crónica generalmente presentan signos leves e intermitentes, aunque también pueden aparecer de forma aguda.
Los hallazgos de la exploración física varían en función de la gravedad de la enfermedad, pero pueden incluir dolor abdominal, deshidratación, fiebre y, en caso de obstrucción secundaria posthepática del conducto biliar, ictericia.


Diagnóstico diferencial:

Dado que gran número de enfermedades cursan con síntomas similares a la pancreatitis, el diagnóstico diferencial es de suma importancia. Se debe realizar un completo diagnóstico diferencial de aquellas patologías que cursan con vómito, dolor abdominal, diarrea y en general con todas las que cursen con abdomen agudo, como peritonitis, perforación intestinal u obstrucción; enfermedades metabólicas como insuficiencia renal, hepática, cetoacidosis diabética, toxicas o infecciones polisistémicas.

Diagnóstico de laboratorio de la pancreatitis canina:

Las alteraciones bioquímicas y hematológicas son inespecíficas, pudiendo incluir la elevación de las enzimas hepáticas, hiperbilirrubinemia, azotemia, hipoalbuminemia, hipocalcemia, hipopotasemia, anemia, trombocitopenia, leucocitosis y, con menor frecuencia, leucopenia.
Para el diagnóstico de pancreatitis los marcadores más frecuentemente utilizados eran la elevación sérica de la lipasa y de la amilasa, pero en la actualidad se están dejando de utilizar dada la falta de sensibilidad y de especificidad de estas pruebas. Esto es debido a que la amilasa y la lipasa tienen su origen en varios tejidos además del pancreático, y las pruebas tradicionales no permiten diferenciar su origen.


El marcador sérico de la pancreatitis canina más sensible y específico en la actualidad es la prueba de la inmunorreactividad de la lipasa pancreática canina (cPLI). Permite medir de manera específica la concentración sérica de la lipasa pancreática canina. El rango de referencia para la lipasa inmunoreactiva canina se halla entre: 2,2 a 102,1 microgramos/L.
La inmunorreactividad de la lipasa pancreática (cPLI), mide la lipasa pancreática en suero de perros y se encuentra disponible de forma comercial la prueba Spec cPL® del Laboratorio Idexx. Altamente específica para la lipasa de origen pancreático exocrino (especificidad superior al 95%), altamente sensible para pancreatitis (sensibilidad aproximadamente del 85% dependiendo de la intensidad del caso estudiado). (Steiner J. 2008). Por lo tanto, un resultado negativo debería hacer que el clínico investigara otros diagnósticos diferenciales.


Diagnóstico por imágenes de la pancreatitis en perros:  

Radiología. La pancreatitis se puede sospechar, aunque no confirmar, mediante el estudio radiográfico abdominal, los hallazgos descritos en perros con pancreatitis  incluyen la pérdida de detalle o un aumento de la radiopacidad en el abdomen craneal derecho, el desplazamiento del duodeno hacia la derecha o del antro pilórico hacia la izquierda, y la presencia de gas en el duodeno descendente o en el colon transverso, aunque las alteraciones radiográficas que sugieren pancreatitis aguda en general se encuentran en los perros con pancreatitis aguda de evolución fatal.
Ecografía. Las alteraciones ecográficas que se pueden observar en la pancreatitis aguda incluyen el aumento de tamaño del páncreas, un aspecto hipoecogénico, y frecuentemente, el mesenterio peripancreático hiperecogénico. Otras anomalías que también pueden estar presentes son los pseudoquistes pancreáticos, abscesos, masas y efusiones peritoneales. Se pueden observar áreas hiperecogénicas dentro del páncreas que pueden corresponderse con zonas de fibrosis. Sin embargo, generalmente, la sensibilidad del método es de un 68% según algunos autores cuando se emplea la ecografía como única prueba diagnóstica de pancreatitis aguda.
Tomografía computada (TC). Es el método de diagnóstico por imagen más útil para poner de manifiesto esta patología en el hombre, en el perro solo ha sido utilizado para evaluaciones preliminares.


Tratamiento de la Pancreatitis canina:

El tratamiento de la pancreatitis se basa en el control de los signos; en busca de mantener o restaurar la adecuada perfusión del tejido pancreático, limitar la translocación bacteriana e inhibir tanto los mediadores de la inflamación como las enzimas pancreáticas.
Fluidoterapia: Es uno de los pilares del tratamiento para restaurar y mantener el volumen circulante y de electrolitos que previenen el shock y mantienen una perfusión adecuada del páncreas (preservar la microcirculación evitando la isquemia). 
Control de la secreción pancreática.  La visualización del alimento, la distención gástrica y la presencia de alimento y jugo gástrico en el duodeno provocan estimulación de la secreción pancreática, perpetuando así la autodigestión y daño del parénquima.


Debido a esto no debe suministrarse alimento por vía oral durante 2-3 días fundamentalmente hasta que cesen los vómitos. Por otra parte, los anticolinérgicos disminuyen la secreción y la síntesis de jugo pancreático, pero causan íleo paralítico, por lo tanto, su uso está contraindicado.
Los corticoides con su efecto antiinflamatorio y de mejora de la estabilidad de membrana podrían ser utilizados, pero los beneficios de su empleo son controvertidos.
Antieméticos. El control de los vómitos es fundamental para evitar agravamiento de la deshidratación y del desequilibrio ácido base o electrolítico. 
Analgésicos. El 75% de los pacientes presentan dolor abdominal. El uso de opioides (agonistas mu) suelen ser los fármacos más efectivos para el control del dolor abdominal. 
Nutrición y dieta. La recomendación tradicional para el tratamiento de la pancreatitis en base a la dieta incluía el ayuno para que el “páncreas descansara”. Indicando un tratamiento donde no se administraba nada de alimento por vía oral por un periodo de hasta 5 días, esto buscaba reducir la estimulación pancreática, así como la liberación de enzimas. Pero, por otra parte, con esta medida la barrera gastrointestinal se puede ver comprometida debido a la disminución del flujo sanguíneo intestinal, a la atrofia de las microvellosidades y a la disminución de la producción local de inmunoglobulinas, lo cual representa un riesgo de translocación bacteriana y SRIS. 


Además, la pérdida de motilidad intestinal, e incluso el íleo, pueden agravar los vómitos y la diarrea. Por lo tanto, actualmente, cada vez más se recomienda instaurar un soporte nutricional temprano en lugar de tardío. La alimentación puede ser reintroducida mediante el uso de sondas de alimentación, las mismas pueden variar según el tamaño y el material de fabricación. Las sondas que se utilizan con más frecuencia para el manejo de la pancreatitis aguda son las sondas nasogástricas (NG) y las de esofagostomía. También la alimentación parenteral; puede realizarse por medio de un tubo yeyunal, la estrategia de esta ubicación es que la alimentación es distal a la zona de liberación de CCK.
Cuando se retoma la alimentación, el paciente debe hacerlo con una dieta que no estimule la secreción pancreática; esta dieta debe estar basada fundamentalmente en carbohidratos, pobre en grasas y contener proteínas de alto valor biológico, esta alimentación se reintroduce en forma paulatina y gradual. 
Esta restricción en la cantidad de grasa y proteína en el alimento se debe a que ambos son potentes estimuladores de la secreción pancreática. Por lo tanto, en perros que han padecido pancreatitis debe evitarse el uso a largo plazo de alimentos ricos en grasa, así como la ingesta de restos de comida, o el uso de premios que posean un muy elevado contenido en grasas.




Publicado en Foyel
























miércoles, 27 de marzo de 2024

ANTIS, EL PERRO QUE PODÍA VOLAR


Antis (1939-1953), también conocido como Ant, fue un perro que recibió la Medalla Dickin en 1949 del Dispensario Popular para Animales Enfermos por su valentía en el servicio en Inglaterra y el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial.


Descubrimiento

Durante el invierno de la Guerra Falsa al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Václav Robert Bozděch y Pierre Duval fueron enviados a una misión de reconocimiento sobre el frente alemán en su avión biplaza Potez 630 desde la base aérea francesa de Saint-Dizier. Fue alcanzado por fuego antiaéreo y se estrelló en tierra de nadie entre las líneas francesa y alemana. Bozděch ayudó al herido Duval a llegar a una granja abandonada cercana, donde el aviador checo descubrió un cachorro de pastor alemán en el suelo de la cocina. Aunque al principio al perro no le gustaba Duval, aceptó a Bozděch. Preocupado porque el cachorro estaba demacrado, comenzó a alimentarlo con chocolate, pero no lo comió hasta que las raciones se derritieron parcialmente. Bozděch también encontró una sartén vieja, la llenó de nieve y la derritió para que el perro pudiera beberla.


Los dos aviadores se dieron cuenta de que tenían que dirigirse a las líneas francesas por la noche o correr el riesgo de ser capturados por los alemanes antes de la mañana. Bozděch dejó al perro un recipiente con agua y un poco más de chocolate, lo encerraron dentro de la granja y luego se dirigieron a través de la nieve hacia un bosque cercano. Casi inmediatamente después de abandonar la propiedad, el cielo nocturno se iluminó con bengalas disparadas por los alemanes mientras buscaban a la tripulación del cercano lugar del accidente. Casi habían llegado a los árboles cuando pudieron escuchar al perro aullar desde la granja. Estuvieron de acuerdo en que lo único que podía hacer Bozděch era regresar y matar al perro. Dejó a Duval en la nieve y regresó a la casa. Mientras se acercaba buscó una piedra grande u objeto pesado con el que matar al cachorro de la manera más humana posible. El perro comenzó a lanzarse hacia la puerta cerrada cuando escuchó que alguien se acercaba. Bozděch abrió la puerta y descubrió que no podía matar al animal, sino que lo recogió y lo colocó junto a su pecho dentro de su chaqueta de vuelo. El trío logró esconderse entre los árboles y fue descubierto por un grupo de tropas francesas que habían sido enviadas a buscarlos. Se llevaron al perro de regreso a la base, donde enviaron a Duval al hospital. Bozděch se reunió con sus compañeros aviadores checos en el exilio, quienes jugaron con el cachorro. Se decidió llamarlo Ant, en honor a su avión favorito de Checoslovaquia.


Servicio militar

Ant vio poca acción durante el resto de la Guerra Falsa, pero adoptó a Bozděch como su maestro, durmiendo a los pies de su cama en el cuartel. Con el fin de la Guerra Falsa el 10 de mayo de 1940, el aeródromo de Saint-Dizier fue bombardeado por un ala de Dornier Do 17 alemanes, mientras Bozděch y Ant estaban acurrucados en un búnker. El ataque destruyó todos los aviones menos catorce en la base, y después de esto las fuerzas locales comenzaron su retirada. Después de trasladarse a su tercera base, Bozděch tomó la decisión de llevarse a Ant en el Potez 630 para la primera misión de combate del perro. Ant apenas se movió, incluso cuando Bozděch disparaba contra los combatientes alemanes. El dúo se reunió con un Duval recuperado, quien se convirtió en el piloto de Bozděch una vez más, mientras Ant continuaba volando con ellos.


Durante la última parte de la Batalla de Francia el 14 de junio, un vuelo de Messerschmitt Bf 110 destruyó los aviones restantes del escuadrón de Bozděch mientras estaban en tierra. Tres días después, su ayudante informó al escuadrón que se iban a disolver. Ant y los aviadores checos se dirigieron a Tours, a unas 25 millas (40 km) al sur, donde se encontraba la estación de tren más cercana para viajar al sur hasta España y luego a Gibraltar, desde donde podrían luchar desde el Reino Unido. Les preocupaba cómo llegar rápidamente a Tours, pero al salir del pueblo descubrieron que se estaba celebrando una fiesta en una casa cercana, celebrando la invasión alemana. El grupo procedió a robar una trampa de la casa después de someter a un guardia usando a Ant como distracción. Apilaron sus pertenencias en la trampa, con Ant sentada encima. Los hombres se turnaron para tirar de la trampa y se dirigieron a Blois, mientras el resto empujaba desde atrás. Se unieron a las columnas de refugiados en las carreteras que se dirigían al sur. Sin embargo, Ant seguía desequilibrándose y cayéndose del carro, lo que retrasó su viaje y provocó que uno del grupo sugiriera que debían matar al perro.


Bozděch optó por cargar al perro y, al cabo de un rato, empezaron a turnarse para llevar a Ant sobre sus hombros. Llegaron a Blois y fueron dirigidos a un tren a Montpellier más adelante en la vía, donde lo encontraron abrumado por la gente que intentaba abordar. Ant salió disparado hacia la parte trasera del tren, antes de detenerse junto a un camión de ganado. Bozděch intentó abrirla, pero estaba cerrada con llave. Lo golpeó con la esperanza de que ya hubiera alguien dentro y se sorprendió cuando se abrió, revelando que las únicas personas dentro eran una mujer y sus dos hijas. La razón por la que Ant se sintió atraída por ese carruaje en particular fue porque una de las chicas había estado comiendo chocolate en ese momento. Cuando más tarde le ofreció un trozo, él no esperó a que se derritiera como cuando era un cachorro, sino que se lo comió con entusiasmo.


El tren sobrecargado avanzó lentamente, avanzando sólo 97 kilómetros (60 millas) en tres días. Les resultó difícil alimentar al perro por falta de comida en el carruaje. Los checos saltaron en una parada para intentar ordeñar una vaca en un pasto cercano para llenar el biberón del perro, pero hicieron creer a algunos lugareños que buscaban comida para un bebé, por lo que les suministraron leche. Esto se repitió varias veces durante el viaje, cada vez que sacaban el biberón se les daba leche para el bebé inexistente. Desde Montpellier, cambiaron de tren para viajar a Marsella, donde abordaron un barco hacia Gibraltar, donde llegaron el 30 de junio.


Vuelo desde Gibraltar

El viaje a Gibraltar transcurrió sin incidentes y, una vez que llegaron, intentaron abordar el MV Northmoor, que debía unirse a un convoy hacia Inglaterra. El ferry al carguero se negó a permitir perros a bordo, y uno de los guardias afirmó que habían rechazado el perro de un coronel ese mismo día. Bozděch, en cambio, decidió confiar en la capacidad de recuperación de Ant; El aviador abordó el ferry y dejó a Antis en la orilla. Subió a bordo de Northmoor antes de tomar una escalera por el exterior del casco hasta una plataforma de baño donde llamó a Ant. El perro nadó los 91 m (100 yardas) hasta el barco, donde Bozděch envolvió a Ant en su abrigo antes de ser introducido de contrabando en la bodega de Northmoor.


La pareja pasó la mayor parte del viaje en Northmoor, en la bodega, donde sus compatriotas checos les habían preparado una zona para dormir. El resto de los refugiados pasaron su tiempo en cubierta. Sin embargo, a Bozděch le preocupaba su probabilidad de supervivencia en caso de un ataque submarino. El primer ataque se produjo dos días después de que el convoy abandonara Gibraltar, lo que provocó que los destructores que lo acompañaban se dispersaran y lanzaran cargas de profundidad. El ataque pareció disminuir después de unas horas, y el hombre y el perro permanecieron debajo de la cubierta todo el tiempo debido al riesgo de que Ant los descubriera si subían a la cubierta. El ataque submarino fue seguido por un grupo de Junkers Ju 88, cuando en lugar de permanecer bajo cubierta, Bozděch llevó a Ant a la cubierta superior; no fueron descubiertos en el caos. El Northmoor resultó dañado indirectamente por la acción, ya que desarrolló una falla en el motor después de navegar demasiado rápido y durante demasiado tiempo.


Los refugiados fueron trasladados al crucero Neuralia, que había sido puesto en servicio en la guerra. Los checos intentaron pasar de contrabando a Ant entre los dos barcos escondiéndolo en una bolsa de equipo. Esto falló cuando el perro sacó la cabeza de la bolsa justo cuando estaban abordando; afortunadamente para Ant, la nueva tripulación parecía feliz de tener un perro a bordo y le dieron la bienvenida. Las instalaciones en Neuralia eran mucho mejores que las de Northmoor, ya que los camarotes seguían acondicionados como un crucero y Ant podía quedarse en el camarote con los hombres. El resto del viaje transcurrió sin problemas, hasta que Bozděch fue informado sobre las reglas de cuarentena para perros al ingresar al Reino Unido. Al no tener dinero para pagar las tasas de cuarentena, los checos intentaron una vez más introducirlo de contrabando, esta vez al Reino Unido. Eligieron esconder a Ant una vez más en una bolsa, esta vez mezclada con las que se trasladaban como carga mediante grúa. Llegaron a los muelles de Liverpool el 12 de julio, donde llevaron con éxito a Ant a tierra. Casi fueron descubiertos por un par de policías militares cuando se encontraban en la estación de tren cercana mientras se dirigían a Cholmondeley, Cheshire.


Vida

Cuando Francia se rindió a Alemania, Bozděch y Antis se trasladaron a Inglaterra para unirse al Escuadrón N° 311 (checoslovaco) de la RAF, con base primero en Speke , Liverpool, donde Antis ayudó en la búsqueda de supervivientes después de un ataque aéreo. Unos meses más tarde, el Escuadrón 311 fue destinado a la RAF East Wretham en Norfolk y, a pesar de las regulaciones que prohíben a los Antis volar con Bozděch, participó en unas 30 misiones. Se convirtió en mascota del escuadrón y también en mascota personal, pero se quedó con Bozděch cuando regresó a su Checoslovaquia natal después de la guerra. Cuando Bozděch tuvo que huir de Checoslovaquia nuevamente en 1948 de la creciente persecución del personal del ejército que sirvió del lado de los aliados occidentales por parte de los comunistas que recientemente llegaron al poder después del golpe de estado checoslovaco de 1948, Antis lo ayudó a escapar, guiándolo a él y a varios otros. alrededor de los reflectores y el campo de tiro de una posición fija de ametralladora, permitiéndoles cruzar con seguridad a Alemania Occidental.


Antis fue reconocido formalmente por sus actos heroicos en 1949, cuando se le concedió la Medalla Dickin, a la que con frecuencia se hace referencia como "la Cruz Victoria del animal ". Václav Bozděch se convirtió en ciudadano británico dos años después, en 1951.
Antis murió en 1953, a los 13 años. Bozdech, que murió en 1980 a los 67 años, nunca tuvo otro perro ni permitió que sus hijos tuvieran uno."Había jurado que después de Antis", escribe Lewis, "nunca más poseería otro.



Legado

El primer libro que se escribió sobre Antis fue One Man and His Dog (1961) de Anthony Richardson, aunque se hicieron varios cambios en su historia, como que el nombre de Bozděch pasó a ser Jan. El aviador había trabajado en el libro con Richardson y estaba insatisfecho con el resultado. En ese momento se habló de que 20th Century Fox adoptaría el libro como película, pero nunca se hizo.