Claves para motivar al perro y lograr el impulso a realizar una acción
Que se trate de un entrenamiento profesional o simplemente de aprender las órdenes básicas, el perro necesita involucrarse en el proceso, querer aprender. La motivación representa la clave para aprender, aunque existen marcadas diferencias individuales: hay perros que siempre están “activados” y necesitan elevados grados de estimulación física y mental, mientras otros prefieren quedarse tranquilos y parece que nada pueda convencerles a moverse… En cualquier caso siempre hay algo que consigue atraer la atención del perro. La cosa importante es encontrar lo que más motiva a cada uno y utilizarlo en el momento apropiado.
¿Qué es la motivación canina?
Podemos definir la motivación como la suma de dos fuerzas, una interna al perro que es el instinto o impulso y una externa que es la meta u objetivo. Mientras una empuja al perro desde su interior, la otra tira de él.
El equilibrio: la clave del éxito
Para obtener una respuesta deseada por parte del perro, es necesario que esté motivado hacia esta acción más que hacia otros estímulos ambientales.
Considerando la definición de motivación, podemos jugar con los dos parámetros, impulso y objetivo. Si el impulso es alto, podemos mantener el objetivo bajo y viceversa, mientras si ambos son altos, podemos observar conductas exageradas que además pueden inhibir el aprendizaje. Trabajando con estos dos valores medios, lograremos un buen aprendizaje, pero para obtener más precisión, al menos uno de los dos valores deberá subirse después.
Motivación y refuerzo en el aprendizaje canino
Motivación y refuerzo representan las bases respectivamente, de comportamientos no aprendidos y aprendidos.
La motivación se define como el impulso de un animal a realizar una acción. De hecho, sin motivación, es imposible que se produzca una conducta natural.
El refuerzo es la base de los fenómenos complejos de aprendizaje que se realizan en el condicionamiento operante o instrumental.
Los fenómenos del aprendizaje más básicos, como los que se realizan en el condicionamiento clásico, consiguen que el perro aprenda fácilmente, pero se trata de respuestas sencillas a estímulos y no implican una colaboración activa del perro, aunque en muchos casos pueden ser muy útiles durante el adiestramiento o en la resolución de problemas de conducta.
Más interesantes son los fenómenos de aprendizaje activo que se basan en el condicionamiento operante y en la utilización de refuerzos para la realización de una actividad deseada.
En los últimos años la atención se ha focalizado en otros aspectos más complejos del aprendizaje, buscando, cada vez más, formas de aprendizaje más colaborativas por parte del animal.
De esta forma el animal se considera sujeto en su aprendizaje y no objeto. Considerando este punto de vista, los fenómenos del aprendizaje complejo han atraído más la atención y se han demostrado más útiles en la puesta en marcha de un tipo de aprendizaje más generalizado y duradero.
Para aprender de forma satisfactoria, es necesaria la interacción de varios factores: la habilidad, la actitud y la impulsividad.
La habilidad es un equipamiento genético del perro, se trata de capacidades sensorias y motrices del animal que se perfeccionan a través de la actitud. El impulso está representado por la motivación.
Hay diferentes tipos de impulso que podemos utilizar a nuestra ventaja para reforzar comportamientos deseados:
Impulso de presa
Impulso de comida
Impulso de manada
Impulso de defensa
Impulso de juego
Estos impulso aparecen por si mismos en el cachorro y pueden utilizarse como refuerzo de la motivación a cumplir una determinada acción. Por ejemplo podemos utilizar el instinto de presa del animal para que nos traiga un objeto.
Impulso de comida
Impulso de manada
Impulso de defensa
Impulso de juego
Estos impulso aparecen por si mismos en el cachorro y pueden utilizarse como refuerzo de la motivación a cumplir una determinada acción. Por ejemplo podemos utilizar el instinto de presa del animal para que nos traiga un objeto.
El concepto de motivación está estrictamente relacionado con el concepto de aprendizaje complejo, en el cual es el animal mismo que pone en marcha estrategias para lograr su mismo aprendizaje (aprender a aprender o auto motivación). Este proceso no se basa en el aprendizaje estímulo-respuesta, si no por estímulo-proceso interno-respuesta. En este sentido aprender no es un proceso mecánico, si no es comprender. Para comprender es importante relacionar y comparar lo nuevo con lo que ya se conoce.
Según algunos autores la ventaja del aprendizaje cognitivo es que se refuerza a si mismo y puede llegar a no necesitar refuerzos externos: el refuerzo será simplemente conseguir algo deseado.
“Si yo estoy motivado a cumplir una acción porque considero que para mi tiene consecuencias positivas o simplemente porque me provoca placer, un reforzador podrá utilizarse para aumentar mis expectativas porque aumentará mi motivación”.
En otras palabras la conducta depende de la intensidad de la motivación pero también podemos aumentarla utilizando un incentivo.
De todos modos, en muchos casos, aunque parezca que el animal está actuando sin refuerzo, probablemente el propietario o el entrenador lo están reforzando inconcientemente, con una sonrisa, una mirada o simplemente porque hace una actividad que le gusta.
Frustración, stress y entrenamiento canino
Otro importante parámetro a incluir es cierto grado de frustración, importante para que el animal pueda ponerse retos y aumentar su confianza en el momento de superarlos. Es importante enseñar al animal a enfrentarse a situaciones lo más variadas posible, así que sepa superarlas., pero además de la variabilidad es importante que puedan determinar una generalización por parte del animal que por ejemplo podrá aprender una acción y utilizarla en situaciones diferentes. Debemos darles las herramientas que necesitan a través de un buen adiestramiento básico y de la presentación de estímulos que empujen el animal a solucionar problemas.
Es cierto que proteger demasiado a nuestros animales solo tendrá como consecuencia la creación de individuos débiles, demasiado dependientes y a riesgo de desarrollar patologías de comportamiento. Lo mejor es estimular el animal desde sus primeros meses o, siguiendo algunos protocolos semanales. La cosa importante es plantear al animal retos que pueda superar con cierta dificultas y empujarlo a reintentarlo después de un eventual fracaso. Cierto grado de frustración será la base por un nuevo intento exitoso.
Diferentes estudios confirman que si el animal conoce la fuente de estrés será más preparado a combatirlo. La experiencia pasada juega un papel importante en los niveles hormonales de estrés como demuestran estudios en ratas. En estos experimentos las ratas presentaban niveles hormonales condicionados por estrés, menores si se esperaban y ya habían experimentado la situación negativa que iba a pasar.
La situación más estresante para un animal es aquella sobre la cual no tiene el control, y en la cual no puede predecir que va a pasar (Luescher, 2.002).
En definitiva “equipar” a nuestros animales con un abanico amplio de experiencias hace que sean más preparados y seguros de ellos mismos en diferentes situaciones de su vida y puedan superarlas con niveles menores de estrés.
Utilicemos sus inclinaciones naturales
La motivación, por lo que hemos dicho, tiene un componente interno del perro y uno externo. Cada sujeto es diferente y puede ser influenciado por muchos factores, por ejemplo, genéticos. Las diferentes razas tienen diferentes impulsos y responden a diferentes objetivos. Por ejemplo una raza de pastoreo puede ser más motivada a perseguir, aunque siempre debemos considerar los condicionantes individuales como el temperamento, el aprendizaje, la experiencia, el grado de socialización. Conocer bien el individuo nos ayudará a descubrir cuales son las “teclas” que podemos tocar para que el perro responda de la forma más satisfactoria. Por ejemplo nos ayudará a descubrir sus límites y sus puntos fuertes y los reforzadores más adecuados. Los reforzadores más comunes son la comida, el juego y el grupo. Cada perro responde de forma más o menos intensa a estos reforzadores, así que si encontramos lo que más aumenta la motivación del perro obtendremos mejores resultados en menos tiempo.