En lo alto de un árbol del Parque Nacional Nxai Pan, en pleno desierto del Kalahari en Botsuana, un cálao de Bradfield (Lophoceros bradfieldi) se enfrenta a un desayuno que no está al alcance de cualquiera: un escorpión entero. La fotógrafa Annette Marino fue testigo de cómo el ave, lejos de intimidarse, maniobraba con su presa para evitar la amenaza del aguijón. Con giros y maniobras calculadas, consiguió recolocarlo en su pico hasta tragarlo de un solo bocado.
El cálao de Bradfield no solo es un experto cazador de insectos, artrópodos y pequeños vertebrados, sino que también tolera toxinas que para otros animales serían letales. Los escorpiones forman parte ocasional de su dieta, y consumirlos implica un delicado ejercicio de velocidad y precisión para esquivar la picadura. Una escena breve pero intensa que recuerda que, en la naturaleza, la supervivencia empieza desde la hora del desayuno.