jueves, 27 de octubre de 2016

SER NATURALISTA; POR JOAQUÍN ARAÚJO




Todos los términos acabados en ista resultan ciertamente rígidos. Invariablemente implican una pertenencia y, por tanto y casi siempre, una exclusión de mucho de lo demás. Menos nosotros, porque los naturalistas no discriminan parte alguna de lo que nos rodea. También evocan afiliación, oficio o tendencia pero cuando llegamos a lo que nombra nuestro título podemos estar seguros de que ser naturalista es algo que  además permite quitarle a la palabra su sufijo. Se llega a ser naturalista  cuando se es natural.  Más todavía cuando se amplía hasta aquello que tantas veces he usado de ser natural de la naturaleza. Fértil redundancia pero que permite reavivar una de las más olvidadas realidades como la de que somos la desembocadura del proceso evolutivo, de la historia entera de la vida. Somos del todo imposibles sin el manantial - la NATURALEZA - del que brotó y brota todo lo que vive. Acordarse y reconocer el origen ya es tener mucho ganado para acallar la descabellada arrogancia de pretender vivir segregados de lo viviente. Pero si podamos un poco más la palabra cosechamos todavía más coherencia. Nos quedaría, pues, el término natura, al que siempre he considerado más hermoso que el expandido hasta naturaleza.




Si somos natura somos afortunados. Porque sabemos alegrarnos con lo pequeño y lo enorme, con lo callado y lo sonoro, con lo libre y, especialmente, con lo bello. Cuando, además reconocemos que la real tarea y destreza de la naturasea la de no acabar nunca, para lo que se empeña, obviamente, en iniciarlo todo incesantemente. Lo espontáneo, en efecto, desprecia lo finalista y ama ser medio en medio del medio. (No es solo un juego de palabras, sino más muchísimo más si consienten en pensarlo un poco). Ser natura resulta afortunado - ya sea oficio, afición, compromiso - porque seguramente es el único que se abastece con la materia emocional del asombro. Y el asombrado jamás se aburre. No hay peor caída que la en el tedio, y eso nunca nos sucede.



Hay mucho más y para despedir esta primera entrega, de lo que supone ser natura(lista),  incorporo la mención  a otro de lo regalos que nos hace el estar  siempre abiertos a las caricias de la transparencia. Allí afuera jamás contemplamos caso alguno de mezquindad. 




Escrito por Joaquín Araújo en El Mundo