Durante un período alrededor del siglo X,
del medioevo, a los campesinos, únicamente les era permitido poseer
pequeños perros para la destrucción de alimañas dañinas. A cuidadores
contratados, pastores y de rebaños, les era también permitido mantener
sus perros, pero todos eran requeridos de ser mutilados de alguna manera
para prevenir furtivar animales de la fauna silvestre de caza, en
tierras feudales. Algunas de estas mutilaciones eran bastante severas,
pero a los pastores de ganado, a sus perros, solamente el corte de cola o
que tuvieran la cola enrulada. Se pensaba que ello era suficiente para
disminuirle la velocidad a la carrera de persecución de animales de
caza.
Esta aseveración y consecuente resolución, perece insólita y de
increíble afirmación. Proviene de la información de la especialista y
experta inglesa en el tema Stephanie Seabrook Heghepath. Sin embargo
esta afirmación no resulta tan insólita, cuando los alemanes exigen de sus
perros guardianes de la raza Spitz gigante de pelaje
gris lobo, de no torear ni correr a sus ganados. Para ello seleccionaron
a perros sin angulación quitándole casi tolo el empuje, produciéndole
un andar varado. Esto se consigue con un lomo corto y grupa corta alta y
recta. Ello produce una encoladura alta y enrulada. Los señores
ingleses estaban acertados en su exigencia de los perros de los
campesinos. Pero se equivocaron al pensar, que todo perro con la cola
cortada tenía una grupa de ese tipo. La gente trataba de evitar estas
medidas legislativas. Pero las penas eran muy altas y el dinero de estas
multas proveniente de estas fuentes resultaban una bienvenida renta
para la corona. Cuando estas leyes resultaron inaplicables, entonces la
corona decidió cargar un impuesto a los perros. Comprobando, que los
campesinos no podían pagar estos impuestos ni vivir sin la ayuda de un
perro para ciertos objetivos, se aplicó una excepción a la ley para los
perros con una función determinada.
Para el pastor o cuidadores de
rebaño se mantenía la excepción del impuesto, si el perro tenía la cola
cortada. Debe tomarse en cuenta, que en aquella nefasta época del
medioevo feudal era penado con la muerte el cazar en bosques feudales
asi como plantar verdura en esas tierras. Consecuencia insólita, valía
más un ciervo que un labriego.
Escrito por Werner F. Kirschbaum en Orbicanes