jueves, 9 de marzo de 2017

LLANTO POR UN LOBO MUERTO; POR CARLOS DE HITA


Algo muy negro recorre de un tiempo a esta parte los campos verdes de Asturias. Cazadores furtivos, escondidos en la oscuridad, se han erigido en defensores de no se sabe muy bien qué y exhiben por las carreteras del Principado sus macabros trofeos. Se supone que protegen a los ganaderos de los ataques del lobo, pero en realidad su intención es insultar a los conservacionistas y provocar a las administraciones. Para ello, como hacen siempre los cobardes, atacan a los más débiles.
No se sabe quiénes son, ni si están organizados. Pero sí se sabe cómo se ha llegado hasta aquí. Dijeron aquello de Paraíso Natural y debieron creer que en el paraíso no habría problemas. Pero la naturaleza no es un jardín idílico, y lo que se necesitan no son ángeles justicieros sino gestores eficaces y comprometidos.


Nadie duda de que el lobo es un problema para la ganadería. No el mayor, ni mucho menos, pero sí el chivo expiatorio más a mano. Los zarpazos de los lobos al ganado no son nada comparados con los que dan los mercados a las sufridas economías rurales. Y en esa situación, creo que lo inteligente sería utilizar al lobo como símbolo y buscar aliados entre la creciente opinión pública que apunta hacia la conservación de la naturaleza -sí, los denostados urbanitas-, que practica el turismo rural, está dispuesta a pagar un buen precio por los productos naturales y apoya los subsidios en las políticas agrarias. Pero hay quien prefiere aliarse con los sectores más intransigentes, echar leña al fuego y declarar una guerra  para expulsar a los lobos del paraíso. El resultado final es la imagen de Asturias manchada por estos canallas.
Que cada uno elija su manada. A la mía la están masacrando.



Escrito por Carlos de Hita en El Mundo