jueves, 1 de junio de 2017

1 DE JUNIO; EL DIA QUE LOS BEATLES REVOLUCIONARON EL ROCK

El disco 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band', octavo de la banda de Liverpool, cumple 50 años.


Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band no es un álbum cualquiera. Este octavo trabajo discográfico de Los Beatles es EL álbum. La obra maestra del famoso conjunto británico y una de las más importantes e influyentes de la historia de la música y del rock. Publicaciones musicales como Rolling Stone o NME lo han calificado como el "mejor álbum de todos los tiempos".
Es difícil imaginar la relevancia tan enorme que un disco de música pudo tener para este arte, la sociedad y la cultura desde nuestra perspectiva actual, pero su concepción vino a definir una época y a cambiar el devenir de la música popular. Sgt. Pepper es el paradigma del rock, y así se ha mantenido desde su edición, a través de las décadas, hasta nuestros días. Veamos por qué.


HACIA UN NUEVO PARADIGMA MUSICAL

"Creo que podríamos enviar cuatro muñecos de cera de nosotros mismos y eso satisfaría a las multitudes. Los conciertos de Los Beatles ya no tienen nada que ver con la música, ya que son sólo sangrientos ritos tribales".
Así de categórico se mostraba John Lennon en el verano de 1966. Además de en lo musical, el cuarteto de Liverpool se convirtió en el fenómeno social más grande de su época. Su presencia provocaba en sus fans genuinas reacciones histéricas que, en sus presentaciones en vivo, se traducían en gritos ensordecedores que anulaban cualquier posibilidad de disfrute musical. El propio grupo no se podía escuchar a sí mismo y tampoco necesitaban esmerarse en exceso para complacer a un público cuya mera visión del conjunto era suficiente para sentirse dichoso, más allá de disfrutar de la música, razón de ser de su éxito. Una paradoja que tuvo su punto de inflexión el 15 de agosto de 1965 en el Shea Stadium de Nueva York, donde actuaron ante más de 55.000 espectadores. Se daba el pistoletazo de salida a los grandes conciertos de rock.


Ellos mismos reconocían que cada vez tocaban peor. Lejos quedaban aquellas actuaciones en Hamburgo que un lustro antes los habían convertido en un grupo especialmente solvente y compactado, polivalente en lo musical y con una más que remarcable habilidad instrumental. Competencias que, sin embargo, seguían desarrollando en el estudio. A finales de 1965 lanzan Rubber Soul, que marca un antes y un después en la carrera de Los Beatles.
Este sexto disco amplía sus horizontes musicales e ideológicos: incorporan nuevos instrumentos, exploran nuevos sonidos, juegan con nuevas técnicas de grabación y el amor ingenuo deja de ser el centro de su obra. Comienzan a experimentar y su música va mudando de la composición pop a piezas de arte. Así se define Revolver, su siguiente álbum, donde, ante un incipiente movimiento psicodélico e influidos por el LSD, dan rienda suelta a su creatividad, investigan todas las posibilidades que les ofrece el estudio y se desligan del concepto de banda pop dedicada a complacer a las masas. Su tremendo éxito les había dado una libertad expresiva que los situaban a la vanguardia musical del momento y, por ende, la posibilidad de ensanchar, con cada nuevo trabajo, los límites del pop.


Sin descanso, seguían de gira a un ritmo agotador. Irónicamente, tenían que continuar interpretando su repertorio más convencional ante la imposibilidad de reproducir en directo muchas de las nuevas canciones registradas en el estudio, apenas tenían tiempo para ensayar y la fama les mostraba su cara menos amable. Encontraron dificultades para tocar en el Nippon Budokan de Japón, lo que los nativos consideraban una afrenta a sus costumbres por ser un lugar sagrado destinado a la práctica de las artes marciales. Entre opresivas medidas de seguridad, el público se reveló inusitadamente respetuoso con la actuación del conjunto, lo que dejó ver una interpretación precaria que sacó los colores a los cuatro fabulosos.
Asimismo, tendrían problemas en Manila ante el rechazo por parte del grupo, dado su cansancio, de asistir a la recepción que la Primera Dama de Filipinas había organizado, decisión que las autoridades tomaron como un desplante y una deshonra para el país. Por su parte, las archiconocidas declaraciones de Lennon respecto a su fama ("Ahora mismo somos más populares que Jesucristo") les hace perder popularidad en Estados Unidos, donde no fueron bien recibidos en su tercera gira por el país.
Todo esto hace que nos encontremos ante un cúmulo de circunstancias que les llevó a tomar la decisión de dejar las giras, poniendo fin a las mismas con la actuación del 29 de agosto de 1966 en el Candlestick Park de San Francisco.


Rubber Soul había inspirado a Brian Wilson, líder de Los Beach Boys, en lo que él vio como un disco coherente en el aspecto sonoro. Es entonces cuando Wilson decide abandonar las giras para encerrarse en el estudio con el firme propósito de crear su obra más ambiciosa hasta la fecha.
Pet Sounds era una colección de canciones con sentido global que abría el universo musical al pop barroco. Inspirado por el muro de sonido que popularizó el productor Phil Spector, Wilson haría uso de suntuosas orquestaciones y diversos sonidos pregrabados para presentar lo que él llamó "sinfonías de bolsillo". Era un disco ambicioso y complejo, experimental y artístico, en el que dejaba atrás los coches, las chicas y la playa para enfrentar la vida adulta. La cultura pop, tal y como se definía a principios de los sesenta llegaba a su fin y la contracultura estaba a la vuelta de la esquina.
Mientras la industria discográfica trabajaba en crear productos de consumo rápido y de fácil rentabilidad (música chicle), surgía una escena con pretensiones artísticas que se desligaba de la industria del entretenimiento para labrarse una reputación sociocultural como creadores de arte, aportando seriedad a un proyecto musical que aspiraba a equipararse en consideración con la música que salía desde la academia y dispuesto a derribar las barreras que encorsetaban la música popular.


Si Brian Wilson trabajaba con grandes orquestaciones en Pet Sounds y Los Beatles jugaban con cintas puestas al revés e instrumentos indios, Bob Dylan lanzaba Blonde on Blonde, el primer álbum doble de la historia del rock. La banda californiana The Mothers of Invention hacía lo propio con Freak Out!, un álbum conceptual definido por la ironía con la que Frank Zappa habla sobre la cultura pop norteamericana y cuyo segundo disco impregna de música vanguardista; mientras The Who planteaban la suite de nueve minutos A Quick One While He's Away como precedente de sus posteriores óperas rock.
Era una época colorida y optimista en la que las posibilidades se antojaban ilimitadas. El LSD expandía la creatividad de las mentes creadoras, los estudios de grabación revelaban nuevas posibilidades y Paul McCartney, entusiasmado ante la genialidad de Pet Sounds, pensaba en crear su Freak Out!.


En este contexto, con Los Beatles cansados de ser ellos mismos e integrados en el movimiento hippie que exportaba San Francisco, el bajista del grupo decide concebir un álbum conceptual que versaría sobre la infancia de los cuatro integrantes en su Liverpool natal, pero creando un universo musical que girara en torno al Sargento Pimienta y la banda de los corazones solitarios. Una forma de explorar todas las posibilidades líricas, estilísticas y sonoras que fueran capaces de concebir sin estar condicionados por la presión que suponía su condición de líderes del pop.
Ahora ellos se integraban, como otros tantos jóvenes y bandas del momento, en un movimiento juvenil contracultural cuyo espíritu capturarían en el que hoy es considerado como uno de los álbumes más importantes e influyentes de todos los tiempos. Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band fue publicado el 1 de junio de 1967 y, aunque las premisas de las que partía quedaron diluidas, Los Beatles se situaban a la cabeza de la revolución cultural con una obra maestra de enorme impacto social, histórico y musical que anticipaba el "verano del amor" y recogía su espíritu de libertad, experimentación, creatividad e innovación.


LA MÚSICA ROCK SE INSTUYE COMO ARTE

El lanzamiento del Sgt. Pepper fue un acontecimiento de primer orden en la época. Revolver, el verdadero cenit creativo para muchos, aventuraba un cambio de dirección, había dejado las expectativas extraordinariamente altas y el estreno del nuevo álbum en la radio FM estadounidense se tornó en un acontecimiento casi tan esperado como tres años atrás lo había sido su aparición en el programa televisivo The Ed Sullivan Show.
En el libro Revolución en la mente, Ian MacDonald cuenta que las emisoras estadounidenses suspendieron su programación habitual para pinchar, durante varios días, sólo canciones del cuarteto británico. A este respecto, en el prefacio del enciclopédico Todo sobre Los Beatles. La historia de cada una de sus 211 canciones, la cantante Patti Smith relata: "En la víspera del 1 de junio de 1967, mi amiga Janet Hamill y yo acampamos en la despensa de mi casa con un transistor y esperamos febrilmente la llegada de la medianoche, momento en el que Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, el nuevo álbum de Los Beatles, iba a estrenarse en todas las emisoras locales de la FM de Estados Unidos". Y continúa: "Era un momento de comunión para la gente de nuestra generación y nos incorporamos a la mente colectiva mientras escuchábamos, transfiguradas".


Sin perder su genuino saber hacer melódico, Los Beatles habían concebido un álbum ecléctico, complejo, experimental y vanguardista que rompía cualquier barrera que limitara la posibilidades expresivas del rock. A lo largo de 13 temas escuchamos desde music hall y música india a la música contemporánea que salía desde la academia, aunque sin sobrepasar los márgenes de lo digerible para el gran público.
Habían explorado todos los medios técnicos que les ofrecía el estudio de grabación. Este ya no era un espacio en el que registrar la música, sino un laboratorio tecnológico con el que lograr nuevas formas de expresión musical. Ahora era un instrumento en sí mismo. El avance de la tecnología facilitaba dicho propósito, pero más importante se reveló la inventiva y las soluciones creativas a los 'problemas' e ideas que se iban presentando. Seguramente Being for the Benefit of Mr. Kite! sea una de las composiciones que mejor ejemplifica lo apuntado anteriormente.


Lennon escribió esta canción a partir de un cartel publicitario de 1843 que informaba sobre la próxima celebración de un espectáculo circense. El músico pidió a George Martin que ideara la manera de reproducir el ambiente del circo en la canción, para lo que el productor recuperaría viejas cintas que tenían grabada la sonoridad de antiguos órganos de vapor y que estaban conservadas en los archivos de Abbey Road. Jugando con la idea de aleatoriedad que desde la academia habían empleado compositores como John Cage, Karlheinz Stockhausen o Pierre Boulez, tanto para concebir como para interpretar sus obras, George Martin trocearía las cintas, las lanzaría al aire y las montaría según las iba recogiendo.
Otro ejemplo de esta creatividad lo podemos encontrar en la maravillosa y sempiterna A Day In The Life, donde dos composiciones completamente diferenciadas, creadas por John Lennon y Paul McCartney, se yuxtaponen y enlazan jugando con una gran orquesta, la aleatoriedad y la disonancia.


Martin pediría a los músicos que empezaran a tocar desde la nota más baja de su instrumento para subir en la escala musical de forma progresiva hasta alcanzar la nota más alta a la que pudieran llegar, partiendo de la más absoluta libertad e independencia en la interpretación. ¿El resultado? una pieza magistral y sobrecogedora que se erige, junto con Strawberry Fields Forever, en uno de los temas más exquisitos y aplaudidos de los concebidos por el cuarteto fabuloso.
A parte de efectos de cinta y arreglos orquestales, Los Beatles integraron multitud de instrumentos que impregnaban de color el álbum. Desde diferentes artefactos de tecla como el clave, el armonio, el órgano o el mellotrón hasta campanas tubulares (When I'm Sixty-Four), peines envueltos en papel higiénico (Lovely Rita) e instrumentos indios como el arpa india, la dilruba, el tabla y la tambura, que estuvieron a cargo de los músicos del Asian Music Circle (Within You Without You). Sin olvidarnos de los instrumentos viento, entre los que se cuentan diferentes tipos de armónicas, clarinetes, saxofones, trombones, trompas, etc. (Good Morning Good Morning).


Grabar un álbum de estas características no fue nada fácil. El equipamiento de los estudios Abbey Road se le quedaba pequeño a Los Beatles. Aunque pueda parecer lo contrario, EMI no era una compañía discográfica que invirtiera demasiado en tecnología, pero George Martin y el ingeniero de sonido Geoff Emerick se las arreglaron para suplir cualquier carencia técnica que dificultara el avance de la grabación.
Para que nos hagamos una idea de lo que supuso la creación del disco que nos ocupa y alcanzar a concebirlo como un prodigio tecnológico, es preciso señalar que en la época se grababa con máquinas de cuatro pistas y aunque existían las de ocho, no era una herramienta disponible en Abbey Road. Hasta entonces, por poner un ejemplo, en una pista se podía grabar la batería y el bajo, en otra la guitarra rítmica, en una tercera la guitarra solista y en la subsiguiente, los coros.


Para integrar nuevos elementos que enriquecieran la composición había que dejar una cinta libre, de manera que una grabación se podía volcar en otra para superponer los sonidos, con la consecuente pérdida de calidad, y así poder borrar la cinta y ser reutilizada para ser volcada nuevamente. Imaginemos ese proceso con dos grabadoras de cuatro pistas (ocho al fin y al cabo) y la abrumadora cantidad de instrumentos y efectos reseñados anteriormente. Amén de otros tantos trucos para jugar con el sonido que venían utilizando en álbumes precedentes como grabar con la cinta a una velocidad reducida para, más tarde, reproducirla a una velocidad normal y elevar el tono, y viceversa. Por lo que no es extraño que la grabación se extendiera durante 129 días. 700 horas en total frente a las 300 que fueron precisas para Revolver y las poco más de doce horas que duró la grabación de Please Please Me, su primer álbum.
Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band presentó al público una obra majestuosa imposible de llevar al directo en aquel momento. Este octavo trabajo discográfico era un objeto autónomo en sí mismo, sin más razón de ser que la de la propia idea de álbum. Hasta esa fecha, salvo contadas excepciones, las bandas podían reproducir sus discos en sus presentaciones en vivo, de la misma manera que los discos pretendían ser un reflejo del directo de los grupos.


Estas dos afirmaciones, aunque aparentemente iguales, no lo son, puesto que no siempre una banda conseguía reproducir en sus discos su sonido en directo. Piénsese en las grabaciones de los conciertos que los fans de Grateful Dead empezaron a registrar desde 1965 ante la imposibilidad de la banda por plastificar la fuerza e inventiva que derrochaban sobre el escenario. Esa autonomía con la que ahora contaba el álbum, en cuanto que objeto artístico, hacía del disco el legítimo medio de expresión del rock. Y no en cualquier formato. El LP tomaba el relevo al single. El álbum ya no era una mera colección de canciones desprovistas de la importancia que la industria confería al comercial single. Ahora existía un concepto alrededor del cual giraba todo proyecto musical que se preciase.


Sgt. Pepper no era un trabajo del todo conceptual. Aunque a priori se muestra como la grabación de un concierto de la banda del Sargento Pimienta en la que podemos escuchar cómo se afinan los instrumentos al inicio de la primera canción y cómo el público la celebra con aplausos y vítores enlatados, más allá del siguiente corte (With A Little Help With My Friend) y el reprise del primer tema que anticipa la última canción y el final del concierto, este proyecto es una colección más de canciones, algo que John Lennon siempre sostuvo: "Mis aportaciones al álbum no tienen absolutamente nada que ver con la idea del Sgt. Pepper y su grupo [...] Cada canción podría haber figurado en otro álbum".
No obstante, al margen de lo musical, lo que realmente definía el proyecto eran las fotos de Los Beatles uniformados con trajes de banda militar del siglo XIX, la impresión de las letras en la parte de atrás de la carpeta (siendo el primer álbum en el que aparecen), un juego de cartón recortable con bigotes y elementos de la imaginería militar y, por supuesto, su icónica portada.
Como la música, la carátula fue una de las creaciones más ambiciosas del momento. A partir de una idea de Paul McCartney, y por mediación del galerista Robert Fraser, Peter Blake y Jann Haworth, su mujer, concibieron la idea de rodear al grupo de personajes relevantes de la historia en cualquiera de sus ámbitos.



Los artistas plásticos pidieron al grupo que realizaran una lista con las personalidades más importantes para ellos, una tarea que Ringo delegó en el resto de sus compañeros y que los propios Blake y Haworth tuvieron que completar. El famoso collage tuvo una repercusión extraordinaria, siendo innumerables las recreaciones que hasta hoy se han hecho de aquella foto. En 1968, apenas unos meses después de su presentación al mundo, The Mothers of Invention la parodiaban en We're Only in It for the Money, su tercer álbum de estudio.
Como hemos apuntado, Sgt. Pepper no fue un álbum conceptual al uso, pero Los Beatles habían llevado esta idea más lejos de lo que nadie lo había hecho hasta la fecha. El grupo seguía marcando el paso de los nuevos tiempos, tenían legiones de seguidores y su registro no tardó en convertirse en el modelo que inspiraría a otras muchas bandas para concebir sus propios álbumes conceptuales. Sus particularidades y enorme influencia fueron las que llevaron a considerar a este álbum no sólo como un trabajo unificado, sino, erróneamente, como el primero de la historia del rock.
Junto con Freak Out!, de The Mothers of Invention, este elepé supuso el germen de las ambiciosas obras que en los setenta caracterizarían al rock progresivo. Desde entonces, cualquier aspiración conceptual cuidaba los detalles a fondo: las canciones giraban en torno a una idea, se ponía especial atención al orden de las mismas e incluso la cubierta formaba parte de un todo unificado que ayudaba a entender la intención del artista.


Asimismo, este álbum es en gran medida responsable de las distinciones que a día de hoy hacemos entre pop y rock. Los Beatles habían dejado atrás un pasado determinado por canciones convencionales e inocuas (aunque no por ello desprovistas de calidad), de marcado carácter comercial, para mutar en un grupo serio y comprometido con la contracultura y el rock entendido como movimiento underground que tenía cosas importantes que decir, al que ahora, dada la fama del conjunto, daban visibilidad y llevaban a un espacio verdaderamente popular.
La música rock llegaba al gran público y se revelaba como un género con pretensiones artísticas que en los sesenta se hizo un hueco en la radio FM, donde también sonaban grupos como Grateful Dead, Cream y más tarde Led Zeppelin. Por tanto, el rock se definía por oposición a la trivialidad de las sencillas canciones pop, carente de toda ambición y autenticidad, la cual era concebida para el mero entretenimiento de las masas y difundida a través de la radio AM. De igual manera, los singles quedaban dispuestos para los adolescentes poperos, mientras los álbumes eran el producto musical que consumían los que realmente eran aficionados al rock.
Este álbum también jugó un papel de enorme relevancia en la difusión de la psicodelia. Este movimiento, famoso por su estética hippie, se había iniciado en 1966 en San Francisco, desde donde había saltando rápidamente a Londres, aunque no dejaba de ser un fenómeno underground.


El LSD formaba parte de la idea de contracultura. La música mejoraba las sensaciones del viaje lisérgico, y muchos artistas usaron el ácido para componer e intentar acercar al público esa experiencia sin necesidad de tomar drogas. La idea de que la propia música te lleva en un viaje hizo de esta algo conceptual, más ambiciosa, seria y extensa. Y que Los Beatles se mostraran abiertamente comprometidos con la contracultura suponía hacer explícito su consumo de estupefacientes y su intención de adscribirse a un nuevo plano cultural.
Ya no eran los chicos buenos del pop, la alternativa a Los Rolling Stones que habían vendido los medios. Ahora eran artistas y lo manifestaban a través de una obra que llevaba la psicodelia al mainstream, expandía y definía el movimiento hippie y volatilizaba los límites creativos y comerciales del rock.


Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band se convirtió en uno de los álbumes más vendidos de la historia, alcanzó el número 1 en las listas británicas y estadounidenses durante 27 y 15 semanas, respectivamente; e incluso fue galardonado con cuatro Premios Grammy en 1968.
El álbum causó tal impacto entre la idealista comunidad hippie y así lo recoge la Historia del Rock, que Diego A. Manrique coordinó en 1986: "David Crosby se asombra públicamente de que tal alarde de belleza y audacia no sea capaz de detener la guerra de Vietnam". Fueros muchos los grupos que se pusieron rápidamente a la estela de Los Beatles y su Sgt. Pepper. E
ste LP había redefinido la música rock y no tardó en convertirse en el disco de cabecera de genios como Pete Townshend o Roger Waters. E incluso sus canciones llegaron a trascender el ámbito musical para llegar al científico. Es curioso mencionar, como anécdota, que el 24 de noviembre de 1974, mientras Lucy in the Sky with Diamonds sonaba en la radio, el paleontólogo Donald Johanson descubría en Etiopía el esqueleto de Lucy, la famosa Australopithecus afarensis así bautizada a raíz de esta singular coincidencia.


Publicado en El Huffington Post