Los perros son más sensibles al calor que las personas. Su
cuerpo no transpira igual que el nuestro. Por eso, la exposición a altas
temperaturas puede ser muy perjudicial. Para evitar accidentes
indeseados, es importante tener en cuenta que:
1- El jadeo puede ser un signo de alarma
Los perros jadean para refrigerarse. A diferencia de las personas,
ellos no tienen glándulas sudoríparas repartidas por toda la piel, así
que la forma más eficiente que tienen de perder calor es mediante el
jadeo.
La temperatura corporal normal de un perro oscila entre los 38°C y
los 39°C. Cuando el animal detecta un exceso de calor, su organismo se
pone en marcha y bombea la sangre caliente hacia la zona de la lengua.
Mediante este proceso, el vapor de agua caliente procedente de los
pulmones se condensa al tocar las mucosas de la boca y la lengua, que
están más frías.
El jadeo es normal después de realizar algún ejercicio, pero cuando
el ritmo se acelera demasiado o bien va acompañado de babas, puede estar
anticipando un peligroso golpe de calor.
2- El golpe de calor es una amenaza mortal
Un golpe de calor es, sencillamente, cuando la capacidad
termorreguladora del organismo del perro es superada por la ganancia de
calor ambiental. Es un peligro muy real durante la época estival y sus
consecuencias son realmente graves. Un golpe de calor puede conducir a
la muerte del animal en pocos minutos.
Las instrucciones básicas para prevenir un golpe de calor son:
- No dejar al perro encerrado en un vehículo bajo el sol: en tan sólo 20 minutos, la temperatura interior del vehículo puede convertirse en insoportable para el organismo del perro y provocar su muerte.
- No dejar nunca a un perro dentro de un transportín expuesto al sol.
- Evitar los paseos, juegos y ejercicio en horas de máximo calor.
- Mantener al perro siempre bien hidratado.
3- Los bozales de lona son peligrosos
Ya hemos visto que el jadeo es el principal mecanismo de
refrigeración en perros. Cualquier bozal que no permita al perro jadear
está totalmente desaconsejado desde un punto de vista veterinario.
Si nuestro perro debe llevar bozal, tendremos que elegir siempre uno
en forma de cesta, que evite que el animal pueda morder pero le permita
abrir la boca y sacar la lengua.
4- Los perros de hocico chato, principales víctimas del calor
Los Boxers, Bulldogs, Carlinos y otras razas braquicéfalas (de hocico
chato) tienen las vías respiratorias acortadas. Eso dificulta, entre
otras cosas, su capacidad de refrigeración corporal. Con este tipo de
perros hay que tener especial cuidado en verano y no exponerlos a
situaciones de riesgo. El sol y el calor son muy malos aliados de estas
razas.
Por su parte, los perros con sobrepeso u obesidad, los perros
ancianos, los cachorros y aquellos que padecen alguna enfermedad son,
también, especialmente sensibles al calor. Necesitan que se les preste
una atención especial.
5- El asfalto caliente es un problema
Las almohadillas de las patas de los perros son muy resistentes pero
también sufren con las altas temperaturas. Obligar a un perro a caminar
sobre asfalto caliente puede llegar a provocarle quemaduras
considerables. Por eso es aconsejable buscar la sombra durante los
paseos y revisar siempre las almohadillas tras las salidas de
larga duración o si notamos que el perro cojea o se lame.
6- Cortar el pelo a un perro No es la mejor solución
El pelaje de un perro no sólo es útil para el frío sino que también
actúa como barrera y protección contra el calor. Por eso, no siempre
cortar el pelo es la mejor opción para que nuestro perro esté fresco. En
determinadas razas, un corte de pelo puede ser perjudicial al dejar al
descubierto la piel sensible del animal, que sufrirá con la radiación
solar. La mejor opción es consultar con un especialista en peluquería
canina que nos oriente sobre cuál es el “look” más práctico para nuestro
perro.