jueves, 21 de septiembre de 2017

LA BERREA DE LOS CIERVOS; POR CARLOS DE HITA

 
Llega el otoño, ha caído algo de agua, las noches refrescan y el celo no puede esperar. La berrea de los ciervos se manifiesta con toda rotundidad contra el fondo negro de la noche, cuando la vista no sirve y el oído lo cuenta todo. Los bramidos de los venados, muy fuertes ahora que están empezando, retumban en la oscuridad. El sonido reverbera contra las rocas, contra las laderas pendientes de una vaguada.



La tensión sube. Un ejemplar, con la voz bronca de un gigante -posiblemente un macho con ancestros centroeuropeos, de una raza mayor que la ibérica-, rompe las hostilidades, y ahora son los testarazos, los choques de cuerna contra cuerna, los sonidos que restallan contra las rocas.
El otoño acaba de empezar. La berrea lo confirma.



Publicado en Carlos de Hita