El fotógrafo Rob McInnis se dedica a
seleccionar animales de granja y los
convierte en sujetos de retratos majestuosos.
Todo comenzó cuando Rob volvió de una
largo viaje por Sudamérica. Hacer fotos en lugares que sufrían pobreza
extrema le hizo pensar sobre el papel de la fotografía en la sociedad y
en su propia vida: “Pasé un mal rato enfrentándome a mi relación con la
fotografía tras este viaje,” dijo Rob a Bored Panda. “Sentí que era
irresponsable ignorar los aspectos explotadores de la fotografía,
especialmente haciendo obras en una posición tan privilegiada. Descubrí
que fotografiando animales podía criticarme tanto a mi mismo como al
campo fotográfico.”
McInnis dijo que trabajar con animales
no era muy distinto de trabajar con personas. “Estás invadiendo su
espacio, así que necesitas marcar ciertos límites y desarrollar una
confianza,” dijo. “A veces es fácil y otras veces resulta imposible.”
“He conocido a bastantes granjeros
pacientes y colaboradores, e hicimos lo que pudimos con lo que había. Lo
que sí tuve fue la suficiente cantidad de tiempo, que era algo bastante
necesario. A veces para conseguir un retrato adecuado tenía que esperar
una hora, solo para que los animales se calmaran y comenzaran a confiar
en mi.”