Te juzga
¿Discutes con tu pareja delante del perro? Quizás quieras
replanteartelo la próxima vez que ocurra. Según una nueva investigación
publicada en Neuroscience & Biobehavioral Reviews, tanto los perros como los monos capuchinos valoran la forma en la que te comportas con los demás.
El fin del experimento era comprobar si los monos capuchinos son
capaces de valorar el comportamiento de las personas que ayudan a otras.
Con este fin, pusieron a un actor a intentar abrir una caja que
contenía un juguete dentro, mientras otra persona miraba el esfuerzo de
su compañero o, por el contrario, se decidía a ayudarle en la tarea.
Después, los actores ofrecían comida a los monos y aquí fue donde llegó
la sorpresa. Si ambos se habían ayudado a abrir la caja, el mono no
mostraba predilección por uno de los dos actores. En cambio, si una de
las personas no había colaborado en la tarea, el mono prefería a la
persona que había trabajado para conseguir el juguete.
Además de esta, se realizaron otras pruebas que después se
extrapolaron a los perros. Todas obtuvieron el mismo resultado: tu perro
valora cómo te comportas con el resto de humanos, así que toma buena
nota para la próxima vez.
Tu perro te manipula
Según un estudio publicado recientemente en Animal Cognition,
los perros son increíblemente astutos y no dudan en manipularnos para
conseguir sus fines, ya sea una salchicha, un masaje en la tripa o
cualquier cosa que sea objeto de su deseo.
Los investigadores de la Universidad de Zurich (Suiza) han bautizado
esta técnica como "engaño táctico". Marianne Heberlein, la investigadora
principal, decidió llevar a cabo la investigación cuando se dio cuenta
de que su perro se asomaba a la ventana y fingía mirar algo realmente
interesante con el único fin de engañar al otro perro y que este
renunciase a su siesta. Según explicó a New Scientist, "este tipo de cosas ocurre muy frecuentemente, pero aún no se ha estudiado bien".
Sin embargo, la investigadora estaba deseando saber si tienen este
comportamiento con los seres humanos, por lo que "emparejaron" a estos
animales con dos seres humanos (conocidos o no). Cada humano tenía un
comportamiento con el perro: uno compartía la golosina con él y otro se
la quedaba.
Cuando los perros aprendieron qué persona asignada era "cooperativa" y "competitiva", debían de guiar a la persona hacia tres cajas. Una de ellas contenía la comida favorita del perro, otra no tan favorita y, la tercera, estaba vacía.
Los perros aprendieron rápidamente la técnica. Cuando llevaban a la
persona que no compartía la comida con ellos, les guiaban hasta la caja
vacía. En cambio, cuando les acompañaba la persona que sí compartía el
manjar, les guiaban hasta la caja con su comida favorita.
Según explicó Heberlein: "Los perros mostraron una flexibilidad
impresionante en su comportamiento. No se limitaron a una regla
estricta, sino que pensaron en las diferentes opciones que tenían".
Publicado en Quo
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