jueves, 19 de abril de 2018

PERROS DE GUARDA Y DEFENSA, POR SERGIO GRODSINSKY


Un texto del conocido cinófilo y adiestrador Sergio Fabián Grodsinsky, a la sazón expresidente de la Asociación de Instructores Caninos de Argentina y autor de multitud de ensayos en torno al mundo del perro.

La conducta y las aptitudes del perro de guarda y del de defensa son muy distintas, pero erróneamente los destinamos a idénticas funciones. En este artículo el autor define las características de ambos grupos y advierte acerca del riesgo de emplear las razas como si los roles fuesen intercambiables.

Un error común, cometido incluso por no pocos adiestradores, consiste en confundir los perros de guardia con los facultados para la defensa: Falsa sinonimia funcional, pues la estructura, actitud y resolución son diferentes y de ningún modo los roles a cumplir permiten el uso de cualquier raza.



Ello se debe a que la excelencia de función responde, fundamentalmente, a la memoria genética de la raza o variedad, es decir, a la aptitud específica vinculada al atavismo y a la gimnasia histórica, más firme e imperante que las conductas adquiridas (troquelado) cuyo comportamiento "traduce" pulsiones sin la precisión de lo propio, intrínseco y original.


Entre los perros de guardia cabe citar al Bulldog, Dogo Alemán (conocido como Gran Danés), Fila Brasilero, Mastines Tibetano, Mastiff, Bulmastiff, Napolitano, Del Pirineo, Español, Pastor Húngaro, Dogo de Burdeos y, según algunos autores, el Dálmata y el Basenji. Las razas más difundidas para la defensa son el Pastor Alemán, Dobermann, Boxer, Pastor Belga de Groenendael, Schnauzer Gigante, Airedale Terrier y Rottweiler, y menos tradicionales, si bien óptimos en eficacia, Pastor Belga de Malinois, American Pitbull Terrier, y su variante oficial, American Staffordshire Terrier, Akita Inu y Sampson American Bulldog.

Rottweiler

Los perros de guardia


Se trata de perros escasamente sociables, muy desconfiados, que en la defensa asumen el papel pasivo (por reacción, más que acción). Protectores del territorio, antes que de las personas. Dentro del espacio a su guarda, los ejemplares de este grupo se muestran recelosos, inclusive para con la familia del dueño, pero nunca agreden sin advertencia previa. Al advertir la presencia de un intruso, buscan alejarle del territorio a su cuidado (la huida los conforma) y, como tienen resto, preferirán no morder. En la función de custodiar bienes son óptimos e insobornables.

 Mastín Napolitano

Los perros de guarda se distinguen por su temperamento vivaz -aunque serios-; no es necesario que posean un gran temple, pero sí condiciones para la vigilancia, más agresividad que combatividad, y autonomía de resolución, pues han de cubrir servicios a solas, sin un hombre conduciéndoles u ordenando el proceder en la emergencia.

 Mastiff

Una creencia corriente -tan manida como de equívoca consecuencia- es la de que, para cumplir bien su labor, el perro de guardia debe estar totalmente aislado, sin ningún contacto con el mundo exterior, encerrado durante el día en un canil o atado a la cadena y liberado a la noche. Yerro gravísimo: El perro aislado, marginal -cualquiera fuese su raza o sexo-, se convierte en un individuo neurótico, angustiado, que agrede por temor y en detrimento de obrar con inteligencia, medida y efectividad.

 Mastín Español

El Cave Canem inscripto en aquel mosaico de Pompeya, previniendo al extraño que sería mordido de trasponer los límites de la casa, alude al típico perro de guardia de la época, un mastín pugnace, a juzgar por el dibujo del cartel (el de un moloso negro, con orejas recortadas en triángulo, provisto de carlanca -collar de clavos- y sujeto a una cadena de eslabones rectangulares).

 

Los perros de defensa


A diferencia de los perros de guardia, el can apto para la función defensiva (y eventualmente le ataque) se distingue por su actitud generosa y sus lazos de extrema amistad con el hombre, al que tienen por indiscutible líder de jauría.

 Staffordshire Terrier

Vale pues una observación: Los caninos constituyen una especie social por antonomasia, pero en tanto los de guardia lo son menos, circunstancialmente, los de defensa conforman el grupo de socialización forzosa o casi (tendencia habitual e instintiva) de ahí el reconocimiento jerárquico y su sentido del orden que dichos cachorros reciben en la impronta (conducta aprendida entre las tres y siete semanas de vida, y que muchos ethólogos remiten al mismo nacimiento).

 Pastor Belga de Malinois

En estos perros, pues, la defensa asume un rol activo, propensión que los capacita a afrontar cualquier amenaza hacia el humano amigo o, inversamente, a combatir contra perros y humanos "de otra jauría".

Su disponibilidad a convivir o a subordinarse al hombre, a estar junto o en medio de la gente, puede sorprender al neófito. La jauría atávica, reforzada por la impronta, es la explicación. Y que, de ser necesario, confronte con el ajeno (a la familia, a ésta como jauría), queda explicado en el mismo axioma de protección grupal. Incluso el perro podría volverse en contra de quién, con anterioridad, estaba familiarizado y unido a él...porque, en toda jauría, el grado de líder no es inamovible, ni se hereda, debe demostrarse de continúo, y las vacilaciones o las órdenes contradictorias del humano dominante suelen desencadenar luchas por el poder, por el ejercicio del mando (sólo no ocurrirán tratándose de un pésimo perro, miedoso y, obviamente, poco confiable para la defensa de la familia-jauría).

 American Staffordshire Terrier

De lo expuesto se desprende que la dote más importante en los perros de defensa sea el equilibrio psíquico. Animales locos, mordedores, no sirven; como perjudica a la policía y a la sociedad el mantener en la institución los llamados "gatillos fáciles".

Dobermann

El Dobermann, raza sobre la cual recaen numerosas fantasías, resulta en realidad un perro de defensa muy equilibrado (aunque de rápidas reacciones y siempre vigilante). Más aún, etólogos reconocidos nos dicen que, "respecto a lo que fue hace tres décadas, el Dobermann perdió carácter, es hasta demasiado manso; funciona con los ladrones por el mito de lo que era, y porque, al perder su potencial pero conservar los propósitos de crianza, se hizo ladrador incorregible y constante vigía". Adiestrado, empero, continúa prestando interesantísima utilidad: por su inteligencia, rapidez de aprendizaje y fidelidad a la familia (jauría a la que pertenece).

 Boxer

En suma, un buen perro de defensa reunirá las siguientes cualidades: serenidad y capacidad de asimilación -para soportar eventuales daños o castigos durante su accionar-; poseer buen oído, olfato, presteza, acometimiento, postura atenta e intuición -a fin de no alertar al dueño innecesariamente o a causa de estímulos distantes, creando un estado de tensión en aquellos a quienes custodia-; ser dócil, sociable y no demasiado agresivo -para acompañar al amo en las diversas circunstancias- y, por cierto, fiel y animoso al cumplimiento de las tareas que se le encomienda. Un perro-herramienta, además de camarada de afecto y destino.