jueves, 14 de junio de 2018

MI PERRO ¿PUEDE ESTAR DEPRIMIDO?


Esta es una pregunta que nos hacemos a menudo cuando observamos a nuestro perro un poco bajo de ánimo o “tristón”, pero ¿realmente los perros pueden manifestar signos de depresión? No es extraño notar alguna vez que se encuentra decaído, sin ganas de jugar, salir a pasear o comer. En esta entrada os hablamos de los factores que pueden afectar a su bienestar psicológico y emocional.


Comportamiento abatido o “triste”

Es difícil, puesto que no existen estudios o estadísticas científicos al respecto, establecer una similitud exacta entre los comportamientos, reacciones y “estados de ánimo” de los perros y de las personas. Sin embargo, es frecuente podido observar en los perros, signos de apatía o falta de interés por su entorno. Algunos perros son muy sensibles a alguna de estas situaciones, que les llevan a mostrar alteraciones en su conducta:

– Falta de atención o interactividad por parte de su propietario, lo que le ocasiona sentirse “rechazado” o poco integrado en el hogar. Los perros son animales eminentemente sociales.

– El aburrimiento, la falta de estímulos mentales para jugar, en su educación y desarrollarse plenamente.

-Permanecer solo en casa o la ausencia de su propietario habitual, sobre todo si está muy apegado a él.


–Ausencia de rutinas y horarios establecidos tanto en sus paseos, comidas y aseo. Los perros son mascotas que aman las rutinas, ya que les proporcionan seguridad y les ayudan a minimizar el estrés.

-Cambios en el hogar: llegada de otro perro u otra mascota, llegada de un bebé, mudanzas, etc, o cualquier circunstancia que pueda afectar a su vida cotidiana o a su “jerarquía”.


-Situaciones o episodios traumáticos.

-Causas físicas: enfermedades o procesos fisiológicos que le dificultan su comportamiento habitual.

-Factores que le producen ansiedad o desasosiego como los ruidos ambientales frecuentes en el hogar, falta de descanso, ausencia de paciencia y serenidad en su manejo y educación, ya que los perros perciben nuestro estado de ánimo, empatizan con él y “lo absorben”.



Ante estos signos, lo primero es llevarlo al veterinario.

-La comunidad veterinaria aconseja que si se observa alguno de estos signos o síntomas, estos pueden estar causados por un problema físico, una dolencia, por lo que lo primero que se debería hacer es realizar una completa revisión para descartar alguna dolencia o trastorno de su organismo. 
   
– La apatía, la falta de interés y curiosidad por jugar, por explorar o por relacionarse con otros perros, por ejemplo.


-Cambios en el apetito: por una falta del mismo o por exceso.

-Cambios en el sueño: tanto por somnolencia excesiva (dormita o duerme más horas de lo normal en él), como por ansiedad o nerviosismo, que le impiden descansar.

-Problemas en el aparato digestivo.

–Conductas extrañas o anómalas: como gemir y llorar frecuentemente, deambular de un lado para otro, comportamientos destructivos, o esconderse.


¿Qué podemos hacer?

Lo primero es tener un diagnóstico clínico emitido por un veterinario, que estudiado el caso concreto y las circunstancias físicas y el entorno de cada perro, puede prescribir un tratamiento con fármacos para minimizar la ansiedad.
Los propietarios podemos hacer mucho para prevenir este tipo de situación, procurando a nuestro perro una vida estable y agradable, atendiendo sus necesidades sociales y de estímulos, dedicándole tiempo al juego, al ejercicio y al deporte, educándole correctamente para que adquiera buenos hábitos desde cachorro, ofreciéndole una nutrición equilibrada y completa, y asegurándonos que reciben cuidados veterinarios e higiénicos. Si por circunstancias especiales se precisa ayuda, es conveniente el asesoramiento de un etólogo o educador canino para mejorar la vida emocional de nuestro compañero.



Publicado en El Blog de Arion