martes, 16 de julio de 2019

VICTIMAS DE LA MODA "ANTIVACUNAS"


El fenómeno es causante de que algunas enfermedades que se encontraban erradicadas se hayan reavivado.




Las vacunas en los animales de compañía son totalmente eficaces, además de una práctica necesaria
«La grandeza y el progreso moral de una nación se mide por cómo trata ésta a sus animales». Ya lo decía Mahatma Gandhi. Aún queda un largo camino por recorrer para que los animales sean tratados como los seres sintientes que son. Unos meses después de que se aprobase por unanimidad en el Congreso de los Diputados la propuesta de Ciudadanos para añadir una categoría especial en el Código Civil que dejase de reconocer a los animales como seres patrimoniales u objeto de embargo en procedimientos judiciales, el abandono de mascotas o las agresiones físicas que sufren siguen a la orden del día. No sólo estas conductas suponen una forma de maltrato. Privar a una mascota de su derecho a la salud es una falta igual de grave, o más.



El fenómeno «antivacuna», extendido entre la población en los últimos años, con todos los riesgos que ello conlleva, es causante de que muchas enfermedades erradicadas en ciertos países hayan vuelto a reavivarse, por no hablar de las vidas que esta creencia, tan radical como peligrosa, se ha cobrado.
«No cabe ninguna duda de la eficacia y necesidad de las vacunas en animales de compañía», explica Manuel Lázaro, del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid. Hace así referencia a determinadas enfermedades de gravedad o con fuertes secuelas, entre las que destaca la parvovirosis canina o el moquillo. La prioridad de todo cuidador debería ser proteger tanto a su can, de unas condiciones de salud deplorables, como a los que le rodean frente a posibles casos de «zoonosis» –enfermedades que pueden ser contagiadas a humanos–. «En la actualidad, unas 60.000 personas al año siguen falleciendo en el mundo por esta terrible enfermedad por falta de vacunación», comenta el colegiado en lo referente a una patología que hasta mediados del siglo pasado producía miles de muertes en nuestro país: la rabia. 



El error viene de pensar que solamente los animales de países donde ésta se encuentra potencialmente activa necesitan protegerse. Muchos viajeros que visitan en compañía de sus mascotas el norte de África, e incluso otros lugares de Europa, pueden convertirlas, sin darse cuenta, en portadoras del virus. De ahí, la importancia de su vacunación, pese a su inexistencia en el territorio. Es más, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el contagio es producido en el 99% de los casos por perros domésticos y los más afectados son los menores de 15 años.



Para el veterinario Juan Manuel Manzano no sería necesaria una revacunación anual para prevenir según qué enfermedades. El experto recomienda no vacunar a las mascotas si éstas no padecen algún tipo de patología más allá de cuando son cachorros o ya son bastante adultos, como mecanismo de refuerzo. En cambio, recalca que hay que tener en cuenta una serie de factores a la hora de tomar decisiones sobre las vacunas a las que someter a su perro, debido al consciente riesgo que puede suponer para la salud del animal. Manzano aconseja: «¿vacunar a un animal adulto sin ningún tipo de patología? No». Acentúa que esto no desestima la necesidad de proteger a la mascota en un periodo base de su vida en el que es fundamental un cuadro de vacunas completo que permita el desarrollo de un sistema inmunológico efectivo para evitar así complicaciones en el futuro.



Repara en que, en cierto modo, la vacunación de animales se ha extrapolado en exceso a todo posible patógeno que pueda ser causante de que nuestra mascota enferme debido al ánimo de lucro de muchos veterinarios. «Se ha transformado en un negocio de una magnitud inimaginable. Existe el llamado «límite de inmunidad» en cada animal que hace inservible cualquier tipo de defensa añadida una vez éste sea alcanzado. Por lo que repetir ciertas dosis no aumentaría la protección», sentencia.



Publicado en La Razón