jueves, 5 de noviembre de 2020

CONDUCTA EXPLORADORA EN LOS PERROS


“Exploración: forma de conducta apetitiva por la cual se presuma que el animal obtiene conocimiento acerca de su entorno” (1).

Si bien es cierto que los perros no se sienten atraídos por la oscuridad, el frío y la humedad más de uno, motivado quizás por la curiosidad, ha participado en descubrimientos de grutas y cavernas.
En 1879 el perro de un campesino fue el primero en aventurarse en las cuevas de Altamira y en 1892, otro perro descubrió la gruta de Quéroy.


En 1940 en Périgord, Francia, y en plena guerra, el 12 de setiembre cuatro niños paseaban con un perro por el campo. De pronto el perro desapareció por un agujero oculto en la maleza. Los chicos lo llamaron pero no reapareció. Uno de ellos decidió agrandar el agujero y bajar. Cuando llegó al fondo encontró al perro que le movió alegremente la cola. Se le unieron los otros chicos y uno encendió un fósforo para ver dónde estaban. La luz titilante les ofreció un espectáculo fantasmal: el lugar era una cueva cuyas paredes estaban llenas de manchas rojas y negras que representaban animales. Robot –que así se llamaba el perro- había descubierto la cueva de Lascaux, museo natural del arte prehistórico (2).



La conducta exploratoria puede estar orientada de formas diferentes. A veces aparece orientada hacia objetivos determinados (alimentación, reproducción, territorio) y otras veces, como en el caso del relato anterior, motivada por la curiosidad. Esta forma de conducta apetitiva, que incluye el juego, muestra que se produce un aprendizaje pudiendo ser éste una función primaria de la exploración.




Fuentes:
(1). Harré, R. Y Lamb, R. Diccionario de etología y aprendizaje animal.
(2). Enciclopedia Mis Amigos los Perros. Ed. Planeta Agostini.


Publicado en Mascotas Foyel