Historia alternativa
En 2011, tras cinco años de investigación, Jan Bondeson publicó Greyfriars Bobby: The Most Faithful Dog in the World, la biografía más completa de Bobby hasta la fecha. En ella se echa por tierra la historia tradicional para ofrecer una versión diferente.
Como antecedente, en la Europa del siglo XIX hay documentados más de 60 "perros de cementerio". Eran perros alimentados por algunos visitantes y cuidadores del cementerio para conseguir que hiciesen de éste, su hogar. La gente pensaba: «Oh, pobre perro, esperando junto a la tumba de su amo». Así que ellos los mantenían alimentados para, de esta manera, tenerlos como compañía y, asimismo, como una buena historia que contar. En el caso de Bobby, se trataba de un perro que vagaba por los alrededores del hospital Heriot, llegando a convertirse en un estorbo para el jardinero del hospital que lo llevó al cementerio. James Brown, el conservador del cementerio, encontró compañía en Bobby y comenzó a alimentarlo para mantenerlo cerca. A algunos visitantes que vieron a Bobby les gustó pensar que permanecía con lealtad junto a la tumba de su amo, así que fueron aconsejando a Brown para construir la «historia» de Bobby. Después de que un artículo acerca de la historia de Bobby apareciera en el Scotsman los índices de visitas al cementerio aumentaron en 100 veces con personas llegadas de toda Inglaterra y Escocia. Esto se convirtió en una situación lucrativa para James Brown y la comunidad local.
Bondeson cree que el Bobby original murió entre mayo y junio de 1867 y que fue reemplazado por un perro más joven, porque las imágenes existentes muestran un claro cambio de aspecto. El primero era un mestizo con aspecto cansado mientras que el segundo era un Skye Terrier de aspecto jovial que corría por los alrededores y que, se cuenta, peleaba con otros perros. Esto también explicaría la longevidad de Bobby, 16 años, frente a los 10-12 años que suelen vivir habitualmente los 'Skye Terrier.
En la primera historia aparecida acerca de Bobby se creía que su dueño había sido un pastor, enterrado en el cementerio. Más tarde, un erudito llamado Forbes Macgregor, que escribió una biografía de Greyfriars Bobby, pensó que el amo fue John Gray, un policía local enterrado allí en 1858. Bondeson cree que tampoco tiene mucho sentido que perteneciera a un pastor, que normalmente no usaría un terrier para el pastoreo de ovejas, ni tampoco que un pequeño terrier se utilizase como perro policía.
Con el paso de los años fue tema de conversación entre los habitantes de Edimburgo que conocían los hechos, hubo artículos en periódicos que ponían en duda la historia e incluso, cuando Bobby vivía, algunos concejales dudaron de su historia llegando a debatirla en el ayuntamiento de Edimburgo. Sin embargo, la romántica leyenda de Bobby estaba tan arraigada y era tan querida que cualquier revisionismo a lo largo de los años pasó casi desapercibido. Jan Bondeson declaró: "Nunca será posible desacreditar la historia de Greyfriars Bobby – él es una leyenda viviente, el perro más fiel del mundo, y más grande que todos nosotros".